Vine por el trato

1410 Words
La vio alejarse, dejándolo allí enojado y sin poder comprender lo que acababa de suceder. Se sube al auto, lo enciende y aprieta el acelerador, manejando tan rápido como puede, apretando el volante como si fuese este quien le hubiese hecho enojar. Y eso era lo que él esperaba que sucediera. Era consciente de que una vez era lo que necesitaba para acabar con la obsesión que se le había metido entre cejas por esa mujer. Y prefería creer que el enojo era porque él, por no ofenderla, no hizo primero la propuesta. Aquello heria su orgullo y lo hacía sentir rechazado, como si ella le estuviera haciendo un favor. O al menos era lo que él quería creer. Cuando logró quedarse dormido, estaba seguro de que, aunque había dicho que sí a ese trato, y estaba loco por probarla, no volvería. Ella había logrado que él sobrepasara el límite de los grados de humillación que tenía pronosticado durante toda su vida. Iba a seguir adelante, y se olvidaría de esa mujer, de su obsesión por ella, y de su absurdo trato. Lorant, no era para nada arrogante, a pesar de tener todo. Pudo haber ido a la mejor universidad, porque quitando la buena posición económica que tenía, era un hombre inteligente. Pero había decidido quedarse en la universidad de Frankfurt donde vivía, porque viajaba desde muy joven casi todo el tiempo, por su trabajo como modelo. Esta vez estaba viajando a la semana de la moda en Londres. Y fue esa la primera vez, desde que comenzó en el mundo de la moda, que sentía que no quería participar. Una extraña sensación de estar donde no deseaba lo invadía. Se esforzaba en quitar de su mente el beso aquel, y la insolencia de esa mujer, proponiéndole a él, solo un día. Para lograrlo, bebía desmedido después de cada presentación, y se llevaba a cualquiera mujer que estuviera dispuesta a la habitación. Pero nada de eso servía después que despertaba al siguiente día. El no se interesaba por los medios. Sus cuentas en las redes las había creado y las mantenía actualizadas Sven, su representante. Los medios de la farándula no solo informaban al mundo de las nuevas novedades sobre la moda, sino también de los escándalos que rodeaban a este tipo de eventos, provocados por sus participantes. y él esperaba que todo eso por supuesto, lo viera también esa engreída, para que supiera que él no necesitaba de un trato para estar con la mujer que quisiera. Abrió los ojos y, como cada día, lo primero que pensaba, era en ella. Se sentó de un tiro en el borde la cama. _ ¡Maldita sea! _ No quería aceptar que la extrañaba. Miró a los lados y vio a las dos modelos rusas con las que se había ido en la noche, desnudas y abrazadas mientras dormían. No estaba en su habitación, así que, juntó sus ropas regadas por doquier y, aunque necesitaba ir al baño, decidió no hacerlo. Se vistió y salió. Pidió en la recepción que le llamaran un taxi para ir a su hotel, y mientras esperaba, vio que en la televisión pasaban en ese momento, cuando los periodistas le habían gravado mientras se iba con dos mujeres. En ese momento, por los efectos del alcohol, no le importó, a pesar de las advertencias de Sven. Pero al verlo ahora, se molestó. "Era su vida. Que le importaba eso a nadie". Pensó. De todas formas, no le dio importancia. Tampoco al teléfono que sonaba, porque sabía que era su representante. Los días siguieron con un poco más de lo mismo y, la semana pasó. Sus amigos lo recibieron en la escuela como siempre con mucha alegría. Cada vez que quería volver su mirada para ver si la veía se obligaba a no hacerlo y prestaba atención a lo que se estuviera hablando. Una semana más sin verla. Estaba seguro de que ella no estaba en la escuela, porque, aunque lo intentó, no lo logró. Y por más que la buscaba, nunca la vio. El fin de semana estuvo a punto a ir a esperarla al restaurante, pero había quedado con sus amigos cada noche. Y fue el lunes cuando la vio saliendo de la escuela, mientras él conversaba con amigos en el patio. Llevaba una minifalda roja con estampado de cuadros negros y cintura alta, que ajustaba perfecto su esbelta cintura. La faja ancha, tenía delante seis botones dorados, tres de cada lado. Y ondeaba al movimiento de sus caderas, haciéndola ver más sensual. El se paralizó cuando la vio, y escuchó a sus amigos alagarla. Con sus audífonos como siempre, pasó sin mirarlo, dejando, no sabía él con exactitud, si se trataba de algún tipo de perfume, o la feromona que desprendía de su cuerpo y lo hacía sentir esa atracción por ella. _ Joder. Es guapa y sexi mirándola bien. _ Comentó uno de sus amigos mientras la veía pasar. _ Sí. Pero no me gustan las morenas. _ Dijo otro repulsivo. _ Yo la quisiera, aunque fuera por una noche. _ Lorant no dijo nada. Pero se quedó mirándola embelesado. _ ¡A ti parece que te gusta Lorant! Siempre te quedas mudo cuando ella pasa. _ Todos comienzan a reírse y a burlarse. Y él negó cada vez que le preguntaron si le interesaba la morena. Había pasado más de un mes y ella ya no esperaba que él viniera. Cada vez que Salía del trabajo se hacía la ilusión de que él estuviera allí esperando por ella. Lo veía de lejos en la escuela y sentía que se burlaba de ella con sus amigos, porque cada vez que ella pasaba, se reían. Se sintió estúpida por haber llegado a creer que le gustaba a un hombre como Lorant. Pero tampoco era tan cursi como para enamorarse y soñar con príncipes azules. Así que pronto dejó de ilusionarse, y de esperar que él volviera a buscarla. Pero cuando menos lo esperaba, una de esas noches, allí estaba. Guapo y soberbio como era. Se separa del auto de donde estaba recostado y se paró en medio de la acera. Ella se detiene al verlo y reprende a su corazón, por asustarse a la misma vez que se alegraba. Se miraron por un momento, a cierta distancia, sin decir nada. El baja la cabeza sintiéndose avergonzado con él mismo, por no haber resistido. Ella se acerca y, se detiene antes de llegar a él. _ Pensé que no volverías más. _ Habla ella rompiendo el silencio. El la mira inclinando la cabeza a un lado. _ Tenía miedo de que siguieras rechazándome. Así que sí, había decidido no volver. _ Ella alza las cejas y frunce los labios extrañada. _ Pero lo hiciste. _ Lorant no dejaba de mirarla, como si fuera a abalanzarse sobre ella de un momento a otro, lo que la ponía nerviosa. Entonces él aparta la mirada aceptando con la cabeza y traga. _ Sí. _ ¿Por qué…volviste? _ Vuelve a mirarla de lado y con los ojos entrecerrados. _ Por el trato. _ Camila tuerce los ojos y se rasca la cabeza nerviosa. _ ¿Lo olvidaste? _ Casi. _ Lo mira como sonríe irónico y lame sus labios. Ya pasó mucho tiempo. _ No había una cláusula con tiempo de caducidad. _ El se acerca y ella da un paso atrás. Entonces se detiene y la mira con recelo. _ No me hagas esto Camila. _ ¡Es que no entiendo qué quieres de mí! _ Replica ella irritada _ ¡A ti! _ Grita en el mismo tono irritado. Luego se acerca, y esta vez ella no huye. _ Me gustas. _ Camila cierra los ojos y niega incrédula. _ Estoy esperando que, de un momento a otro salgan tus amigos de un escondite. Creo que te estás burlando… _ Aquella oración quedó inclusa. Lorant tomó su rostro y la besó de repente. Ella intentó separarse, pero este la aprisionó con fuerza para que no pudiera escapar, mientras saboreaba sus labios con deleite. Pronto ella dejó de resistirse y se entregó al placer que despertó en ella aquel beso. Luego la tomó de la mano y la llevó hasta el auto. Abrió la puerta y le indicó que entrara. _ Vayamos a otra parte, por favor. _ Suplicó. Ella se sentó obediente, él rodeó el auto y se la llevó, antes de que ella, pudiera arrepentirse
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