Solo un día

1402 Words
Llevó inconsciente sus manos al volante, teniendo presente aun en su mente, el momento y los sentimientos que lo invadieron en aquel primer beso, como si no hubiese pasado ya mucho tiempo. Apretó fuerte. Tan fuerte, que sintió doler los nudillos de sus dedos. Solo entonces cayó en cuenta de lo estúpido que estaba siendo. Pero la iluminación en su móvil, informando de otra llamada, capto su atención, impidiéndole analizar a profundidad sus actos incomprensibles. Quiso ignorarlo una vez más, pero decidió mirar y terminó respondiendo. _ ¿Lorant? _ Era su padre _ ¿Papá? _ Responde con reserva _ ¿Estás bien hijo? _ Preguntó inmediatamente al escuchar la voz de su hijo. Lo había visto irse, pero no sabía a dónde ni por qué no respondía las múltiples llamadas de su madre y su ahora prometida. _ Sí. Lo estoy. _ Dice con seguridad. _Tu madre y tu prometida te han llamado varias veces. Están preocupadas. Ya sabes, te fuiste sin dar alguna explicación y no respondes a sus llamadas. _ Eso es porque no quiero hablar con ellas ahora. _ Dijo tajante. _ Solo diles que no se preocupen. Que estoy bien y que necesito estar solo. Estoy seguro de que lo entenderán. _ Ya les dije. _ Responde Marcel obstinado. _ Y créeme, no me sienta nada bien mentir. _ Lorant se siente avergonzado. _ Lo siento. _ Susurra bajo. _ Pero gracias papá. _ Le dice agradecido. _ No voy a preguntar dónde estás o que estás haciendo, porque creo saber las respuestas. Pero como tu padre, te pido que seas por mucho, más prudente y, que creo que, es un error ir tras ella. Esto va a traer malas consecuencias. Piensa en las personas que pueden salir perjudicadas... _ Papá..._ _ ¡Escucha! _ Marcel insiste preocupado. _ Solo mira cómo te marchaste. ¿No te parece irresponsable e inmaduro, salir así sin avisar, y además no responder a las llamadas? _ Se que he sido irresponsable. _ Le interrumpe empecinado. _ Que no es correcto lo que hice. Pero, si hubiese dicho algo a alguna de ellas, jamás habría podido salir de allí, papá. ¡Conoces lo persuasiva que puede ser tu mujer! _ Se vuelve para mirar al sentir que Jeromé se movió detrás de él, y baja el tono para no despertarlo del todo_ Además, _ Respira profundo y recuesta la cabeza al asiento, mirando hacia aquella casa. _ llevaba mucho tiempo esperando esto papá. La busqué por mucho tiempo y lo sabes. Ahora aparece y, ¿tengo que actuar como si no me importara? ¿Qué es un error dices? _ Sonríe irónicamente. _ Bien. Aun así, necesito verla. Hablar con ella y, ..._ Toma aire _ la verdad es que no sé qué me espera o qué va a suceder, en qué va a terminar todo esto, no lo se. _ Hace una pequeña pausa. _ Pero una cosa sé: tengo que hacerlo. Quiero hacerlo. _ Dice determinado. _ Así que, sin importar qué, sufriré las consecuencias _ ¿Y… Norman? _ Se hace un corto e incómodo silencio _ Él parece muy enamorado. ¿No te preocupan sus sentimientos? _ continuó Marcell. _ Sí. Me importa Norman. Siento un aprecio especial por él. Pero tengo una historia con ella papá. Una que, todavía no ha terminado para mí. Las palabras de su padre ni su preocupación por Norman lograron persuadirlo. Y aunque se reprochó el hecho de su absurda acción sin sentido, de salir impulsivamente, sin dar explicación alguna, sin darse tiempo para pensar en las posibles consecuencias, y arrastrando con él además a un hombre que apenas ni conocía, estaba seguro de lo que hacía. También tenía claro, por qué estaba todavía allí, toda la noche frente a su casa, y recordando aquellos días. Había tenido experiencias con mujeres desde muy temprana edad. Por tanto, pudo comprobar por su inocencia ante aquel primer beso que se dieron, que Camila, era bastante inexperta en la materia. También recordó que, a pesar de la pasión del beso que se dieron, aquella noche, tampoco sucedió nada y que se había ido enojado. Y no era que le había desagradado su inexperiencia. En cambio, despertó más su inexplicable atracción por ella; se había ido enojado aquella noche, y decidido a no volver porque, a pesar de estar de acuerdo con aquel extraño trato, ¿no bastaba acaso, las noches que lo había dejado plantado, para entender que lo estaba rechazando? ¿Por qué volvía una y otra vez, olvidando cada desplante, si era evidente que ella no quería nada con él? Después de aquel beso, quiso llevarla a otro lugar, que no fuera en medio de la calle. Pero por primera vez en su vida, no sabía cómo abordar el tema con una mujer. Muy despacio y sin desearlo, se fua apartando. Cuando al fin pudo separarse, los ojos de ella, desilusionados e impregnados de deseo, no dejaban de mirar ansiosos los labios de él. Lorant se sintió complacido ante aquella mirada cargada de pasión, lo que consideró un regalo después de tantas noches de tortura, y sonríe satisfecho por haberlo logrado al fin, con ella. Era normal que eso le sucediera. Era el efecto que causaba en las mujeres. Hasta que la vio a ella, que ni siquiera se fijó en él. Sabía que eso de que “te llame la atención las mujeres que no se fijan en ti”, es un jodido cliché que él odiaba, y que no era tampoco la primera vez que no llamaba la atención de otras mujeres. Pero no había sentido esa sensación extraña en el estómago con ninguna otra. Ni siquiera era por eso. Ella es en verdad diferente y hermosa. Sus hermosos ojos amarrillos, que expresaban siempre seguridad y confianza, ahora lo miraban como si suplicaran por más. Y eso lo hacía sentirse seguro de que al fin iba a tenerla como deseaba, y terminaría con esa obsesión que había desarrollado por ella. _ Bien yo...creo que es...hora de irme. _ balbucea ella de repente, mirando ahora a los lados, asustada, como para comprobar que no había nadie más cerca. _ ¿Irte? ¿Quieres irte ya? _Dijo asombrado por su cambio repentino. _ Yo… no deseas quedarte... y que vallamos a… otro lugar… _ Lo siento. Tengo que irme ya. _ Dijo firme y desidia. Como si hubiese borrado de un tirón el efecto del beso que se habían dado hacia apenas un par de segundos. - Sí. Bien. Yo no quiero que te vayas, pero… supongo que…_ tienes que hacerlo. _ Sus palabras entrecortadas hacían referencia de la desilusión que sentía. _ ¿¡Y... también supongo que tampoco puedo...llevarte!? _ No es necesario. _ Volvió a mirarla atento al escuchar que esas palabras salieron como un susurro, cargadas aún de pasión. Tuvo esperanzas pero, ella se vuelve, mientras él intentaba descubrir si había entendido bien, y qué debía decir ahora, para que se quedara un poco más con él. El susto en su estómago cuando la vio dar un paso alejándose de él, le avisó que debía hacer algo ya, si quería que se quedara. _ Camila. _Sí. _Me gustaría volver a besarte. _ Lo que realmente sentía, fue lo que pudo decir. Ella se vuelve para mirarlo. _ ¿Solo eso quieres? _ Él se acerca acortando la distancia entre ellos. _ Realmente no. Y lo sabes. Pero...será lo que tú decidas. _ Solo un día. _ Dijo rápido, dejándolo confundido. _ ¿Un día? _ Pregunta confundido. _ Una vez. Será solo una vez y nada más. _ Lorant seguía sin entender. _ Será un trato. Un trato de una vez. Y después de ese día, no me buscaras más. _ Aquel trato le parecía perfecto. Al menos no iba a ser una de esas que, lo fastidiaban a menudo. Pero por alguna razón, le molestaba esa decisión de ella. _ Como tu decidas. Será solo un día. _ Repitió aquellas palabras despacio, sin dejar de mirarla a los ojos y, tratando de digerir lo que estaba sucediendo. Ahora tenía dudas de si realmente le gustaba a esta mujer. ¿Que había sido de la pasión de ese beso hacía unos pocos minutos atrás? _ De acuerdo. _ Ella le ofrece una mano. El toma y contrae su rostro sorprendido, y enojado. _ Tenemos un trato.
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