Anuncios premeditados.

1507 Words
El lleva sus manos a su rostro y cae sentado en el pequeño sofá, frustrado. Sabía que sus planes de quedarse allí solo, había fallado. A su padre no podía decirle que no. _ No creo que sea buena idea papá. _ Baja las manos e intenta negociar. _ ¿No lo ves? ¡No estoy bien! Y ya sabes cómo es mamá _ Su padre se acerca a él y se sienta a su lado. _ ¿Es… una mujer? _ le pregunta con discreción. Lorant vuelve a cubrir su rostro con sus manos y asienta. _ Bien. _ Marcel aprieta sus labios haciendo pequeños movimientos con la cabeza y uniendo sus manos. _ Eres joven hijo. Lo superarás. _ La quiero a ella papá.! ¡No quiero superarlo! _ Exclama angustiado. _ Tendrás que hacerlo hijo. Tendrás que hacerlo. _ Responde mirando al vacío. Su hijo a su lado emite un quejido adolorido ante sus palabras y recuesta la cabeza al espaldar del asiento, mirando hacia arriba. _ No sé cómo hacerlo. No sé... cómo podré superarlo. Le amo demasiado. Siento que… me falta el aire solo de pensar que tal vez no vuelva a verla nunca más papá. _ Marcel suspira profundo y baja la mirada. _ Si...es ese amor que… marcará tu vida, nunca la olvidaras. Pero con el tiempo, te acostumbraras a vivir sin ella. A no verla. Irás a la cama con otras, pensando en ella. Vivirás con otra, y harás tu vida junto a otra, pensando en.… ¿! cómo sería si fuera ella!? La recordarás como… alguien que pasó por tu vida y, dejó un vacío que buscas llenar con otras personas o con otras cosas. Pero sigue allí. Te preguntarás, si ella siente lo mismo que tú, es… es algo que, desearás saber. Es como si creyeses que, sabiéndolo sentirías algo de alivio ante la frustración de haberla perdido, o por el simple hecho de no haber sido olvidado, como alguien sin importancia, siendo que todavía ella, está viva en tu corazón. _ Hablas como si lo hubieses vivido también. _ Entonces se vuelve y lo mira. _ También fui joven hijo. Y tengo un pasado. _ Le sonríe, a pesar de la triste expresión en su rostro. _ Y, puedo preguntar, ¿por qué terminaron? _ Lorant vuelve a incorporarse. _ Eso es lo peor de todo esto. No lo se. Desapareció sin dejar rastro. _ ¿Cómo puede ser eso? _ Pregunta su padre escéptico _ No sabía nada de ella. _ Aprieta sus manos y las retuerce frustrado. _ No sabía dónde vivía, ni quién era su familia. Nunca le pedí su número, solo… solo sabía dónde trabajaba. Y la recogía allí cada vez y, la llevaba a… a un hotel. Estaba en la universidad. Pero no hablábamos. Nunca… nunca nos hicimos preguntas. En la escuela me dijeron que se había ido, pero no sabían a dónde. En su trabajo me dijeron lo mismo. “La vida es demasiado caprichosa a veces. O tal vez siempre.” Pensaba Marcell mientras miraba junto a su hijo, como se ponía en marcha el auto donde se marchaba la mujer de la que le habló aquella vez. Solo que ahora entendía, por qué su hijo había mantenido esa relación a escondidas. La chica es morena. La historia volvía a repetirse. Pero lo peor de esta versión, es que, al parecer, las cuentas de sus propios errores tenían que ser pagadas ahora, con su hijo. La chica apareció nada más y nada menos que con Norman. Este bebe de su copa y niega despacio cerrando los ojos, sin poder creer que las cosas estén sucediendo de esta manera. _ Entiendo ahora por qué mantuviste esa relación a escondidas en el pasado. _ Trató de persuadirlo. _ Te digo ahora que, fue mejor así. _ Lorant cierra los ojos, sintiendo cierto dolor por lo que acababa de escuchar. No esperaba el apoyo de nadie. Pero tener certeza de que estaba en lo correcto, era peor de lo que pensó. Estaba solo en esto. Siempre lo estuvo y lo estará, pero no le importaba. _ Y creo que debe seguir así. _ Continuó su padre. _Desatarás un infierno con tu madre, eso lo sabes. Te has comprometido y, … ahora ella es… es la chica de Norman. _ Sus últimas palabras salen en un susurro. Con cierto deje de preocupación. Como si de los motivos que le mencionó, este tuviera un peso mayor para él. Lorant sonríe irónico y mira desafiante a su padre. _ El problema es padre que, el tiempo no la borró de mi mente, ni tampoco de mi corazón, como me aseguraste aquella vez. _ Lo hará Lorant. Créeme que lo hará. Solo tienes que ser fuerte. _ se vuelve y lo mira, aún con la irónica sonrisa que reflejaba su rostro. _ Desde luego. _ Le susurró indiferente y se marchó, dejándolo con una expresión preocupada, observando cómo se alejaba. _ Se que no lo harás hijo. Lo se. _ Habló a sí mismo. _ Se desatará un infierno. Y más de uno saldrá lastimado con todo esto. Lorant sabía que sí había tenido sexo con Dana. Estaba embriagado por tanto alcohol que había ingerido esa noche. Pero eran más sus acciones las que no pudo controlar, que su mente. Solo bastó un poco de concentración y ahondar en esta para recordar lo que había pasado. De por sí, ella es una mujer hermosa. Pero por algún motivo desconocido para él, y que tampoco encontraba necesario indagar en ello, nunca sintió atracción por ella. Simplemente no le gustaba como mujer. La quería como lo que era, su amiga. Le había comentado a ella en su momento, que estaba enamorado. Pero por más que insistió, nunca le rebeló de quién se trataba. _ ¿Crees que vale la pena estar así por alguien que no está aquí contigo? _ Recordaba que le decía aquella noche. _ ¿No crees que, si se fue, es porque no siente lo mismo que tú? No te ama Lorant. Yo estoy aquí. Y no voy a irme. _ Decía mientras lo besaba y lo tocaba. _ No Dana. No… lo hagas. _ Trataba de separarse, pero ella insistía. _ Somos amigos. _ Claro. Y es por eso por lo que estoy aquí. Porque soy tu amiga. Y voy a ayudarte a olvidar a esa misteriosa mujer. _ Decía a medida que se iba quitando muy despacio y seductora la ropa, pieza por pieza, seduciéndolo. Luego comenzó a desnudarlo a él, y a besarlo y a acariciarlo hasta volverlo loco de deseo. Y cuando él, ya no pudo soportarlo más y la deseaba a morir, ella se apartó retándolo. _ ¿Me quieres? ¿Quieres todo esto Lorant? _ Le preguntaba seductora y provocativa. Él no podía casi sostenerse, pero intentaba alcanzarla. _ Sí. _ Dime que me deseas. _ Te… deseo. _ Respondía a cada cosa que ella le pedía, mientras se tambaleaba por el estado de su embriagues. _ Podríamos hacer un trato. Yo te ayudo y a ti y tú me ayudas a mí. _ Qué... trato? _ Cásate conmigo Lorant. _ Se acercó y volvió a atormentarlo con sus besos y sus caricias, para luego soltarlo una vez más, cuando él quería tocarla. _ Pídeme que sea tu esposa primero. _ Sí. ¿Quieres… ser mi… esposa? _ Entonces se dejó alcanzar al fin, permitiendo que él la tirara en la cama y entrara dentro de ella. Al día siguiente cuando despertó con ella en la cama y acariciándolo otra vez, no se dejó seducir esta vez. Saltó de la cama y le pidió que saliera. Él no era idiota. Lo había entendido antes, cuando al salir a desayunar la vio con su madre hablando en complicidad. Sabía que tramaban algo. Incluso cuando, mientras estaban en la mesa, ella muy alegre les comunica a todos la noticia. _ ¿No le vas a decir a tus padres amor? _ El entrecierra los ojos, confundido, sin entender a qué se refería. Ella puso cara de que entendía que él se sentía avergonzado, y continuó. _ Anoche… Lorant me dijo que… quería casarse conmigo. Marcel abre los ojos asombrados. Y para cuando Lorant iba a defenderse, alegando que había creído que se trataba de un juego de seducción, su madre comienza a dar aplausos de la alegría, cortando la intención que tenía este de contradecir el repentino y premeditado anuncio de su amiga. _ Me haces muy feliz hijo. _ Dice comenzando a llorar. Lorant, naturalmente se asombra de la reacción de su madre y en vez de negarlo, se dedica a consolarla. Ya luego se encargaría de arreglarlo. Solo que no esperaba, que al hacerlo esta le comunicara que estaba enferma, y que no quería morir sin verlo pasar por el altar. Que no le había dicho nada a su padre, y que prefería que se quedara sin saberlo, hasta que ella misma se lo dijera, en su momento.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD