Triste y vulnerable

1390 Words
Cuando lo vio otra vez allí, ella se detuvo a cierta distancia asombrada. No lo esperaba, pero en el fondo de su corazón, le agradó verlo. Por un momento volvió a fantasear con ser cortejada por el chico más deseado del momento. Luego se enojó con ella misma y, también con él. Esto tenía que ser algún truco de él y sus amigos. Odiaba que la tomaran por idiota. Él se separó del auto y se acercó despacio, al ver que no se acercaba. _ ¡Hola Camila! Te estaba esperando. Ella lo mira asombrada y mueve la cabeza incrédula. Sonríe con el rostro contraído, extrañada por su forma tan descarada de hablarle, como si esperarla, fuera normal. _ ¿En serio? _ Le preguntó obstinada, y molesta_ ¿De qué va todo esto? _ Ayer no trabajaste. Y hoy, no te vi en la escuela, así que..._ pasó un trago nervioso sin dejar de mirarla. _ Quería saber si estabas bien. _ Ella pone grandes los ojos y se ríe. _ ¿Es en serio? ¿Quieres... quieres que crea que te preocupas por mí? _ Decía burlona apuntándose a ella misma con su dedo índice, mientras se reía. _ Bueno, tal vez no quieras creerlo, pero, lo hago. _ Ella deja de reírse. Lleva la mano con la que se apuntaba al asa de la mochila que llevaba, y la aprieta con fuerza, a medida que su semblante se torna serio. _ ¿Sabes qué? _Aparta su mirada por un momento, para luego volver a posar sus ojos muy enojados en los de él. Lame sus labios para remojarlos sin entender, que él adoraba cada uno de esos gestos que ella hacía. _ Si me vieras bien, sabrías que NO SOY IDIOTA. _ Lorant nota por el tono de su voz que estaba enojada, que ella pensaba que se trataba de un juego y, trata de convencerla de lo contrario. _ No creo que seas idiota. Escucha yo... _ ¿Sabes qué? No. No quiero seguir escuchando. _ Lo interrumpe decidida a seguir, pero él vuelve a detenerla. _ ¿Puedo llevarte a tu casa si deseas? _ Le dice desesperado aferrándose a su brazo _ No. _ Dice alejándose de él exageradamente para que no la tocara. _ Gracias, pero, no lo necesito. _ ¿Pasa algo? ¿Está todo bien Camila? _ Momento en que uno de los colegas de ella, que estaba también de salida, percibe que había algo raro entre esos dos. Lorant, que no lo esperaba, baja la cabeza, frustrado y apretó el puente en su nariz enojado por la interrupción. Pero Camila, lo había interpretado de otra manera. Creyó que no quería que lo reconocieran, que no lo vieran con ella, como en la escuela. _ Sí. Está todo bien. _ Ella suelta un suspiro, aliviada, y su colega mira desconfiado a Lorant, que había llevado sus manos a los bolsillos de su pantalón, pero seguía con la cabeza gacha. _ ¿Quieres que te lleve a la estación? _ Le preguntó su colega con cautela. _ Sí. Me parece buena idea. Gracias. _ Y se marcha rápidamente del lugar con su colega. Pudo escuchar el portazo de Lorant, al subir a su auto enojado, y cerró los ojos evitando las miradas curiosas y las preguntas de su colega, poniéndose sus audífonos. Era así cada día después de aquella noche. En la escuela. él no se acercaba a ella, ni la miraba, pensaba ella, cuando estaba con sus amigos. Pero en las noches, estaba parado en la calle, fuera del restaurante donde ella trabajaba, recostado a su auto, esperándola. No era que a ella no le gustara. Simplemente sabía que un hombre como él jamás se fijaría en ella. Conocía sus límites. Y no creía que estuviese a la altura. Tenía miedo de que se tratara de algún tipo de apuestas y que sus amigos salieran en cualquier momento de su escondite, con un video gravado de ella, haciendo el ridículo y, luego lo colgarían en las redes para que todo el mundo se burlara de ella. había visto demasiadas películas del género, y las odiaba. Así que se cuidaría de formar parte. Pero se sentía bien cuando lo veía cada vez esperando por ella, sin importar los desplantes que le hacía cada vez. Y claro, pronto había comenzado a dar riendas sueltas a sus fantasías. Ya no las detenía, si no que, se daba el lujo en ellas, de darle una posibilidad, a esa oportunidad que le estaba ofreciendo la vida, de estar con un hombre como Lorant. En ellas se veía yendo con él de la mano y a todas mirándola con invidia, mientras él la miraba apasionadamente y la besaba confesándole su amor en los pasillos de la universidad. Pero sabía que eso no sucedería. Y tampoco es que ella era de esas chicas atrevidas y descaradas que se acostaban así no más con los chicos y ya. ¡Ya tenía diecinueve por Dios! Y no había tenido nunca un novio. Pero sentía. Tenía deseos de besar y de que la besaran. No sabía qué era gustarle a un chico. Con los concejos de su madre, se la pasaba huyendo de eso. Esto era lo que más cerca tenía de gustarle a un chico. “Los concejos de mi madre.” Pensó. Él había vuelto a buscarla sin importar sus desplantes. Y sabía que él lo que quería era divertirse con ella, como lo hacía con todas. _"Tal vez podríamos divertirnos los dos. _ Pensaba ella. _ Una vez. Solo una vez y luego basta. ¡No creo que por una vez vaya a romperme el corazón! Obtengo lo que quiero también y luego adiós. Creo que podría hacer eso. No. Deja de ser tan tonta Camila. No te atreverás a hacerlo. Eres valiente pero no para tanto. Sí también lo creo. No soy tan valiente.” Hablaba con ella misma. Pero se necesitaba más que un poco de valentía para resistirse aquella noche, cuando lo encontró esperándola una vez más, recostado a su auto. Triste y vulnerable, diciéndole que se iba por una semana y que ya la extrañaba, a pesar de que ella no le creía. _ Tú en verdad no desistes. _ Espetó tan pronto se acercó a él, que no se movió del auto, sino que se limitó a sonreír y a mirarla, con semblante triste. Ella no entendía bien del amor, nunca lo había experimentado. Lo único que sabía era lo que leía, lo que veía en las películas y los consejos que su mamá le daba. Pero le parecía que él la estaba mirando, como esos hombres en las películas y en los libros, miraban a la chica que le gustaban. De pronto, se sintió extraña, cohibida bajo aquella dulce mirada. _ Quería verte. Me voy de viaje por una semana de trabajo. _ Apartó su mirada y hundió sus hombros _ Creo que esto será bueno para los dos. He pensado no molestarte más. _ Seguía recostado al auto, con los pies cruzados y las manos en los bolsillos. Vuelve a mirarla, negando con la cabeza, confundido. _ Pero, esto es más fuerte que yo. Así que vine. _ Sonríe. _ Aquí estoy, aunque no quería molestarte. _ Aparta nuevamente la mirada, apenado, mientras saboreaba sus labios. _ Haré todo por no volver a molestarte. Pero necesitaba verte antes de irme. _ Terminó con un susurro que parecía un quejido cargado de dolor. _ Bien. _Aceptó ella. Lo miró por un momento porque ya no tenía el valor de sostener su mirada _ Entonces, _ Juntó sus manos y las estrujaba nerviosa. _ ¡Qué… tengas… buen viaje supongo! _ Lorant resopla y sonríe ante la frialdad de ella y pasa la mano por su cabeza. _ ¿¡Adiós!? – Lo miró interrogante, con los ojos entrecerrados y la cabeza inclinada, como si no estuviera segura de si este era el momento de despedirse. Lo tomó como un SÌ, al ver que él no decía nada y que se apartaba del auto al fin. Ella se vuelve para irse sintiéndose de repente triste. E iba a empezar a cuestionarse si había hecho mal en no haber aprovechado esta oportunidad, ahora que ya era tarde, cuando de repente él comienza a hablar.
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