—Fue solo para gastarle una broma a Silvio. —Yo no le veo la gracia. Un mordisco en esa zona tan sensible puede hacer mucho daño. —Eso mismo pienso yo. Aunque no me mordió fuerte, me preocupa que pueda haberme lastimado. Quizás Gabriel no captaba la mayoría de las indirectas, pero esa la captó al instante. O bien tomó una decisión propia. Se arrodilló detrás de Sara y separó sus nalgas. Allí fue cuando se encontró con el juguete s****l sobresaliendo apenas del culo. —Ay, me olvidé de avisarte que antes de que llegaras estaba, em… bueno, ya sabés. —Yo tenía razón. A usted le gusta meterse cosas por el culo. —Bueno, está bien. Lo admito… pero no se lo cuentes a nadie. Y no me trates de usted, me hace sentir vieja. —La v****a parece bien —dijo Gabriel, como si ya hubiera olvidado el as