—Wow… sí… se nota… está durito. —Movió el dedo formando pequeños círculos sobre el clítoris—. ¿Y no se te irrita? Digo… con el roce de la ropa interior. —No, no… de hecho no me trae muchos problemas. Solo tengo que tener cuidado al usar calzas muy ajustadas, ahí sí podría notarse. —Sí, claro… me imagino, y no es una imagen digna de una dama. No deberías salir a la calle con el clítoris marcado en la calza. Es de mal gusto. —Siguió moviendo el dedo en círculos—. Es impresionante, nunca había visto un clítoris así… —acercó más su cara, como si quisiera analizarlo a nivel microscópico. Se puso tan cerca que Sara pudo sentir el aliento de Cristina contra su sexo—. Tenés la ropa interior húmeda… “Y como para no… tengo tremendo dildo invadiéndome el culo”, dijo la voz de la consciencia de Sa