Capítulo 4

1826 Words
Llegué al hotel después de tomar un taxi, lo hice con bastante tiempo de anticipación, así que había una gran posibilidad de que pudiera ver a Benedict antes de que iniciará su rueda de prensa, eso pensé antes de llegar a la puerta de empleados, pero cuando el guardia me permitió el paso descubrí que estaba muy lejos de lograr estar a solas con Benedict. Me di cuenta de que después de lo que Olivia me había hecho, la seguridad de Benedict se había intensificado considerablemente. Vi al menos a seis hombres vestidos de n***o y vigilando el área como si se tratara de la mismísima reina de Inglaterra. Supuse que no sería fácil burlar a esos hombres, en especial porque, el área de los camerinos, donde intuí por obvias razones que, ahí se debía encontrar Benedict, estaba cercada por una línea de terciopelo rojo tal y como si se tratara de una zona vip de algún lugar lujoso. No cualquiera podía pasar y eso sí parecía ser un problema para mí, aunque claro no estaba en mis planes rendirme tan fácilmente. Respire hondo, aunque eso me recordó la fragilidad de mi cuerpo, no me sentía muy cómoda sin mi collarín alrededor de mi cuello, puesto que aún dudaba de mi propia fuerza como si mi cuerpo en realidad fuese de gelatina, pero cuando el aire salió poco a poco de mis fosas nasales, comencé a caminar en aquella dirección. —Buenas tardes—le dije a uno de los animales de gran tamaño que cuidaban del acceso a los camerinos. Uno de ellos, el que estaba más cerca de mí, se volvió para mirarme, aunque con las gafas oscuras que llevaba por encima de los ojos no supe interpretar la expresión de su rostro. —Disculpe, pero no puede pasar—se puso frente a mí para impedirme el paso. Con muchos nervios, saque el mismo carnet que había mostrado afuera y lo eleve en el aire para que esos hombres permanecieran tranquilos, pero lo único que conseguí fue que negaran con la cabeza. —El sitio está reservado, nadie puede pasar—explicó. —No se preocupe, tengo un carnet de acceso—dije esperando que me permitieran el paso. —Disculpe señorita, pero no es no—insistió—puede esperar por allá mientras termina la conferencia de prensa. Señaló el mismo pasillo por el que había pasado después de cruzar la puerta, apenas eran un par de metros, pero aparentemente no era la única que iba a tener que esperar, ahí esperaban más personas, sabia que no eran empleados, pero también tenían pendientes en el hotel. —Pero…—logré decir, no obstante enseguida me arrepentí, el hombre me dirigió una mirada mordaz como si estuviera a punto de echarme a patadas si me atrevía a decir una palabra más. Fruncí el ceño y caminé justo al sitio que me había indicado el hombre. Me apoyé sobre el muro y suspiré. Era obvio que el hombre no me dejaría pasar, al menos no mientras Benedict estuviera ahí adentro y para cuando me permitieran el acceso ya sería demasiado tarde. Necesitaba encontrar otra entrada. —¿Señorita Connor?—escuché una voz familiar y al alzar la mirada me encontré con alguien a quien no esperaba ver ahí, pero quizás era mi pase para ver a Benedict. —Vincent—dije feliz de verlo, pero él no parecía sentir lo mismo por mí. —¿Q-que…—se detuvo y miró hacia el pasillo, eso apenas duró un segundo así que luego se volvió hacia mí— hace aquí? Creí que estaba convaleciente en cama. —Y-yo— me tembló la voz, así que tragué saliva e intenté seguir con la mentira que me había armado en la cabeza para cuando llegara a casa y tuviera que explicarle a Tracy mi paradero— aún estoy de permiso, únicamente vine verificar una reservación del salón que está a mi nombre de mi jefe. —¿Estando de permiso? —preguntó Vincent desconcertado y es que si alguien me hubiese dicho lo mismo sabiendo lo grave que fue el accidente, yo también hubiese dudado de la veracidad de mis palabras. —Hago esto solo como un favor, de hecho, pensé que solo tardaría un par de minutos, ya he hecho esto antes muchas otras veces, iba de camino a mi cita con el médico. —Oh—dijo Vincent—si es así, creo que puedo ayudarle con eso. Me sonrió e hizo un ademán para que lo siguiera hacia el interior del lugar. —Pensé que el lugar estaba apartado—fingí no saber que en realidad era por Benedict que me habían impedido el paso. —No se preocupe por eso, solo haga lo que tiene que hacer—expresó con una expresión amable y relajada, era como aquellos días en que habíamos convivido en el departamento de su jefe. Asentí con una sonrisa en los labios y caminé a su lado hasta llegar al grupo de hombres que me habían obligado a esperar. Con Vincent a mi lado, aquellas bestias gigantes no dijeron ni un solo “Pio” —¿Qué haces aquí—me atreví a preguntar al pasar la seguridad. Vincent comenzó a toser un par de veces y luego se aclaró la garganta. —Cómo usted, yo también estoy aquí como un tipo de favor—se limitó a explicar, pensé que de no ser directa, él, al igual que Alexander, no me diría absolutamente nada sobre la situación de Benedict. —¿Cómo se encuentra Benedict? —dije de una vez por todas, pero tal y como lo esperaba, Vincent se quedó en silencio al menos los primeros segundos. —Bastante ocupado—respondió dejándome con la misma duda que Alexander. —Él siempre ha sido una persona bastante ocupada—afirme— pero creí que al menos se dignaria a visitarme en el hospital. Vincent no respondió, entonces lo miré de reojo, parecía que había tensado la mandíbula ante mi queja. —No soy quien para responder a eso, señorita Connor—expresó forzando una sonrisa. —No te preocupes—sonreí— no te culpo por ello, sé bien cómo es Benedict. Seguimos caminando hasta encontrar un par de peldaños que llevaban a otro pasillo que dirigía hacia una de las oficinas del hotel. —Bueno, me temo que sólo puedo acompañarla hasta este lugar, señorita Connor—expresó deteniéndose justo sobre las escaleras— tengo cosas que hacer, pero fue un gusto ver que ya se encuentra mucho mejor. —Muchas gracias por tu ayuda, Vincent—dije esbozando una sonrisa y en respuesta él únicamente asintió. Él dio media vuelta y comenzó a caminar en otra dirección, de hecho se fue hacia el salón en el que supuse sería la rueda de prensa. Cuando Vincent desapareció de mi rango de visión, seguí sus pasos hasta mezclarme entre la gente que aguardaba en el pasillo, la mayoría eran reporteros y periodistas o al menos eso sospeche gracias al equipo que llevaban en manos. Luego de cinco minutos, abrieron las puertas del salón, era bastante amplio y contaba con un escenario y con su propio podium. Los reporteros que llevaban cámaras y micrófonos se apresuraron a colocar sus equipos para tener el mejor audio y video de Benedict, otros buscaron el mejor asiento para poder grabarlo desde sus teléfonos móviles. Mientras que yo busque un lugar alejado, donde pudiera pasar desapercibida, mi idea era hablar con él, pero aún tenía dudas y claro, con toda la seguridad que lo cubría, era casi imposible acercarse a él o fingir que estaba ahí por mera casualidad. Luego de un par de minutos, una joven empleada del hotel tomó la palabra y explicó que no se podrían hacer preguntas. Los asistentes permanecieron en silencio cuando la joven presentó a Benedict. Él entró mostrándose bastante serio y hasta podría decir molesto, pero aun así se veía tan atractivo como lo recordaba y de hecho, a pesar de que su aspecto era ligeramente diferente, me recordó mucho a esa primera vez que nos vimos, desde el inicio pensé que él era increíblemente atractivo, aunque su mal genio lo arruino todo. ¿Quien diría que iba a enamorarme de un hombre tan testarudo y arrogante como él? Llevaba puesto un traje azul, con una corbata amarilla y una camisa blanca, además de un par de zapatos de color café. Al llegar al podium, inhalo aire inflando el pecho para después dejar salir el aire y ponerse a leer un par de hojas que llevaba en las manos. En un principio habló sobre el éxito que había tenido el último producto que su empresa había sacado en las últimas semanas. Dio un reporte resumido de lo que había hecho en su carrera como CEO de la empresa, lo cuál los dejó un tanto desconcertados igual que a mí. —Mi prestigio como CEO y mi talento en el mercado, me dan la oportunidad de buscar un camino diferente para mi y mi familia—expresó sin dejar de mirar las hojas que tenía enfrente— por lo que he decidido renunciar a mi puesto, no por que tenga diferencias con los inversionistas o mi equipo de trabajo, sino porque deseo pasar tiempo con mi esposa, quien en este momento se encuentra convaleciente. Hemos decidido por su salud, mudarnos a New York donde será atendida por los mejores médicos en su área, de esa forma podré estar a su lado y al mismo tiempo buscar mi camino del otro lado del mundo a su lado. Aunque la empleada había dicho que no se permitirían hacer preguntas, muchos quisieron averiguar qué le había ocurrido a la esposa de Benedict, sin saber que en realidad esa persona era yo y estaba a tan solo un par de filas de ellos. En el alboroto, vi salir a una mujer que iba vestida de blanco con un vestido bastante justo y escoltado, su cabello era rubio, pero no era natural, de hecho era claro que se lo había teñido recientemente, tal vez en las últimas horas, ya que al moverse me di cuenta de que tenía un par de manchas amarillas sobre los hombros. A simple vista parecía ser bastante elegante, a pesar de las manchas del vestido, incluso podría jurar que se asemejaba a la imagen que la señora Reese había creado para la esposa de Benedict y esa idea me hizo sospechar algo. Al mirarla nuevamente, esta vez un poco más cerca, me percate de la complexión de su cuerpo, su estatura y su figura. La sangre se me heló al reconocerla. Sabía quién era, pero esta vez lucía diferente, no se veía como la maniática que se había vuelto loca en la puerta de Benedict, ni tampoco la misma que me había arrojado fuera del camino, pero yo sabía que esa mujer era Olivia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD