La alarma de mi despertador suena a las 5:30 am, pero para mí pesar ya he estado despierta desde las 4:00 am, porque la ansiedad de tener que trabajar hoy con Noah Montés es demasiado grande.
¿Cómo se actúa frente a empleados con los que tuviste un desliz? ¿Será que una vez tome confianza en este tiempo de prueba dirá a voz viva que fue mi primer hombre? ¿Su esposa sospechará que tuvo una amante y me irá a reclamar a la oficina? ¿Por qué tenía todos estos códigos morales? Pataleo en mi cama y por primera vez en mucho tiempo deseo no ir a trabajar.
Sin embargo, la vida sigue y soy una gerente. Por lo que lavo mi cara, cepillo mis dientes y preparo mi desayuno, que será un Porridge avena y fruta. Al abrir la nevera para sacar las fresas y arándanos veo huevos y salchichas, me provoca también por primera vez en mucho comer algo grasoso pero me contengo.
Prosigo a realizar mi hora diaria de entrenamiento en el pequeño gimnasio que tengo en mi casa y ya para las 8:00 am estoy llegando a la empresa. No sin antes pedir a Gata que me ignora, que cuide la casa.
Mi empresa está ubicada en un punto céntrico de la ciudad, pero mi casa también, por lo que llego rápido. Al entrar en el edificio saludo a Teresa la recepcionista, subo al ascensor y lo primero que observo es a una Gabriela detallándome de pies a cabeza, tiene una carpeta en su mano. ¿Me estaba esperando o qué?
─ Buenos días Gabriela ¿algo que desees comunicarme? – le digo saliendo del ascensor.
─ La pregunta la redirijo a ti, ¿vienes a un funeral o qué? – me responde en una sonrisa mala pasando por mi lado a sostener el botón del ascensor para que permanezca abierto.
─ ¿Vestir de n***o implica que voy a un velorio?
─ No pero esos lentes, y los botones hasta el cuello más el abrigo – entra y se echa aire con la camisa suave de algodón que tiene – son calurosos para pleno verano ¿no crees?
Y cierra las puertas del ascensor en una sonrisa mala. Gabriela y yo no nos llevamos mal, es solo que tenemos un gran defecto, somos sumamente competitivas. Siempre estamos compitiendo a pesar de que no deberíamos porque ella está en un departamento, y piso diferente al mío, pero lo hacemos. Ahora que la competencia entre estos tres candidatos comenzará y ella se lo ha tomado como personal, hará lo posible para que los otros dos, menos Noah Montés ganen.
Antes de saber quién era él, habíamos hecho un complot Gabriel y yo, apadrinaríamos a Noah si lograba cumplir las expectativas. Pero ya yo no sé qué deba hacer. Porque hacer eso implica estar trabajando con él, y quiero tener el menor contacto con éste.
He ahí mi look del día. Al que llame, “Alejaos de mi hombres casados” y consistía en un pantalón n***o holgado a la altura de los tobillos, una camisa manga larga de botones que llegaban a mi cuello y estaba decorada con un gran lazo n***o. Mis lentes para ocultar las emociones propias de una zorra robamaridos, y hasta un cabello recogido en un intento de cola de caballo, ciertamente me hacían ver como para un funeral.
Hoy no satanás, hoy no. Llegó a mi oficina, coloco el abrigo en el respaldar y la cartera en el escritorio y me dedico a realizar algunos pendientes. Hasta que Gabriel interrumpe en mi espacio.
─ ¿Quién se te murió Olivia? Mi sentido pésame – dice apenado.
─ Todos amanecieron chistosos hoy ¿no?
─ Y tú atemorizante, por lo menos si te quitases los lentes de sol serías un 10% menos aterradora – comenta en risas sentando frente a mí.
Gabriel, a diferencia de Gabriela que siempre se viste impecable de forma corporativa, se viste como si fuera un universitario, jeans y camisetas, en compañía de tenis. Y cuando la situación se pone sería tiene una chaqueta negra en la oficina. Creo que no la lava siquiera, es todo un personaje. No es extraño que él sea el gerente preferido de la compañía, las encuestas así lo dicen, y sí, los empleados hacen encuestan. No oficiales y cuestionables.
Gabriela en cada oportunidad queda de última en esta clase de encuestas, lo que la mortifica y dice que ella tiene asuntos más importantes que competir contra un cuarentón que no sabe vestirse. Para mí que Gabriel y Gabriela tienen algo, pero es o platónico o secreto. Creo que se complementarían bien, entre tanta apariencia de que se odian, yo sé que ambos se quieren.
─ Hoy es el primer día de los tres nuevos, por lo que espero encarecidamente que dejes el acoso que tienes contra el bebé Noah – me recomienda.
─ Yo no acose a Montés, deja de exagerar – me enfoco en organizar archivos en mi computador – Además no veo del porqué llamarle bebé, tengo entendido que tiene 27 años.
No le había prestado atención a la foto o la edad o perfil personal que se encontraba en una de las tantas páginas de la solicitud de Noah con anterioridad, me era irrelevante, buscábamos una idea innovadora, no a un empleado fijo. Después de todo, el ganador se iría a desarrollar su idea a Hong Kong. Sin embargo, al enterarme de quién era una de las primeras cosas que busque fue su edad, 27, por lo menos no tenia 20.
─ ¿Montés? ¿Desde cuándo tratas con tanta seriedad a un pobre muchacho nuevo? Si eres la gerente más amable de la empresa, así como yo soy el cool y Gabriela la indeseable.
No puedo evitar que se me salga una sonrisa. Y Gabriel sonríe conmigo.
─ Lo siento si unas cuantas palabras y negarme a que esa entrevista se dirigiese a lo personal, te resultaron ofensivas o intimidantes para ese candidato Gabriel. No tengo nada en contra de él ¿por qué habría de tenerlo? ¿o soy del tipo acosador? – me defiendo con naturalidad. Solo que sí tenía algo en contra de él.
Gabriel parece entender mis palabras y se levanta de la silla.
─ Hoy son de Maléfica por ser nuevo ingreso, y mañana los tres míos. No tendrán nada que ver contigo hasta dentro de las próximas semanas por lo que cuando eso pase… procura deshacerte de los lentes, son dignos de un Adams.
Y se va con sus chistes. Yo me quito los lentes y me calmo porque por esta semana no tendrá nada que ver con ese Noah Montés.