CAPÍTULO TRECE Lo único bueno de tener una hermana antisocial y mal humorada era que, por lo general, siempre estaba en casa cuando no estaba trabajando. Chloe se basó en este supuesto y decidió ir al apartamento de Danielle. Eran las seis de la tarde y se encontraba frente a su puerta principal. Llamó a la puerta y esperó en silencio durante varios segundos. Justo cuando estaba a punto de llamar de nuevo, oyó el más mínimo movimiento al otro lado de la puerta. —¿Quién está ahí? —preguntó Danielle desde su apartamento. —Es Chloe. Escuchó a Danielle quitar el seguro. Luego la puerta se abrió rápidamente. Danielle la dejó pasar y Chloe se percató de lo rápido que había cerrado la puerta detrás de ellas. Estuvo a punto de preguntarle cuál era la prisa, pero decidió no hacerlo. Era mejor s