CAPÍTULO CATORCE A la mañana siguiente, se reunió con el agente Greene en la sede del FBI en Baltimore. Estaba enviando un mensaje de texto cuando se cruzó en su camino en el vestíbulo. El agente Greene levantó la mirada y le sonrió antes de meterse el celular en el bolsillo. —Te estaba enviando un mensaje de texto —le dijo—. Tenemos otra escena del crimen. ¿Quieres tomar la delantera? —Sí —dijo antes de entregarle una taza de café—. Lo de la otra mañana no volverá a pasar. Tienes mi palabra. —¿Fuiste a ver a Skinner como te aconsejé? —Sí. Me ayudó mucho. —Qué bueno. ¿Quieres conducir tú? Fue un pequeño gesto, pero significó mucho para Chloe. Fue una muestra de confianza, una forma de Greene de mostrarle que no temía dejarla estar el control por un rato. Chloe condujo a una pequeña