Rojo sangre (parte 4)

2284 Words
Miró tímidamente de soslayo a Hans. Él por su parte, parecía no darse cuenta de nada en absoluto. Parecía más preocupado por lo que ocurría en sus pantalones que por la incomodidad que ella sentía. «¡Qué pelotuda que soy!¡La pvta madre!¿En dónde m13rda me vine a meter?¡La pvta madre que me parió!» Se reprochó escondiendo medio rostro detrás de su mochila. No había premeditado la posibilidad de que las cosas salieran muy mal. Error suyo y error muy grave si tenía en cuenta el tipo de persona que ese hombre era en realidad. Escuchó como él exhalaba un suspiro de resignación y percibió por el rabillo del ojo como estiraba la mano para tomar la botella que había dejado sobre la guantera del auto. —¿No te has decidido todavía, qué buscas con esta noche, verdad?— escuchó de sus labios indagar, se lo oía distante, pero no parecía molesto — Realmente, creo que no te conviene estar conmigo y que no debí haber venido, Break. Lo siento... Al oírlo admitir aquello que tenía ese espantoso sabor a planes fracasados, Break, levantó la cabeza para echarle una mirada de disgusto. Odiaba cuando le decían cosas como esas. Odiaba que lo hicieran, pues, era plenamente consiente que, al oirlas, ella se ofuscaria e intentaría llevarle la contraria. Aunque sabía que él estaba en lo cierto. «¿Cómo me dicen a mí?¡ La Gata Flora! La que si se lo dan, grita y si se lo quitan llora... ¿Quién chotas me entiende?» Se reconoció poniendo mentalmente sus ojos en blanco. Así era ella y no sabía porqué, pero tampoco se preocupaba en lo más mínimo de averiguarlo. Amohinando los labios y frunciendo el ceño en una expresión de profundo fastidio, le quitó la botella de las manos, para luego agregar en lo que se la llevaba a la boca. —¿Por qué él drama, chabón? No sabía que eras actor de novela de Canal Trece...— aguijoneó con ese tipo de actitud que solo usaba para distraer a su oponente — ¿Qué pasó?¿Te arrepentiste o qué? Solo no tengo ganas de coger acá en medio de la calle y quiero disfrutar un poco más la noche. No me cabe eso de ir directo al grano. Es aburrido ¿Sabés? Aparte de que me gustás, también me gusta hablar con vos y joder un rato ¿Está mal que quiera eso antes de dejarte los huevos secos a sentones? O ¿es que, acaso, vos solo tenías en mente ir directo al asunto? Posta, chabón. Yo creía que eras más inteligente... Dicho eso, se llevó la botella a la boca, bebiendo un largo y amargo trago de su contenido. Sentía los ojos verdes de ese hombre clavados en ella. Era plenamente consiente que a él no le había agregado ni un poco aquellas acusaciones. Por un momento, sintió algo de miedo. Quizás no debía haber dicho esas cosas. «Uy... Las que me mando, ni yo me las creo. Bueno, che, si no aparezco mañana por la casa, me buscan en algún descampado. Que seguro me encuentran durmiendo la siestita cvlo pa' rriba...» Ironizó ese miedo que se le había presentado al pensar fugazmente en esa tétrica cifra de mujeres que, mes a mes, engrosaban la tasa de f3micidios de su país ¿Quién podría estar seguro que, en esa oportunidad, no le tocaba a ella formar parte de esa lista? Vio como él le quitaba la botella de las manos y bebia otro buen sorbo de fernet. Un hilito de líquido ambarinos bajó delicado por la comisura de su boca. Él realmente parecía ajeno a todos esos nervios que ella tenía. Lo vio limpiarse la boca con el dorso de la mano, para luego soltar una carcajada sardónica. —¡Ja, ja, ja! Si te lo propones, puedes ser una muy buena comediante, Break...— reconoció Hans extendiendo la botella en su dirección — ... Por eso me agradas y, como ya te dije, te mereces que te sea sincero. Conmigo, nunca se sabe que esperar y, sí, Break... Te veo demasiado asustada como para hacer la vista gorda y seguirte el juego... Realmente parecía estar haciendo el esfuerzo de dejarla decidir. Realmente parecía ser sincero con ese tema. Break miró la botella que él le extendía. Realmente parecía estar preocupado por advertirle del peligroso lugar en el que se estaba metiendo... «...O solo sabe cómo jugar para que yo haga lo que él quiera... Todos hacen lo mismo, te chamuyan con esas palabras y te hacen creer que la que decidió todo fuiste vos. Para que, cuando las cosas salgan mal, no puedas culparlos...» Se dijo mirando la botella con cierta desconfianza. Era verdad, ya lo había pasado antes con su expareja. No quería pasarlo otra vez. Sabía que lo mejor era irse de ahí, volverse al departamento de su amigo que estaba cuidando. Sabía que lo mejor era terminar con todo ese asunto. Pero ¿Quería realmente hacerlo? Levantó la cabeza, encontrándose con los ojos verdes de Hans que la observaban expectantes. Él estaba esperando una respuesta, que ella no sabía dar. —¿Quieres decir que si te pinta el loco me harás cualquier cosa, verdad?— fue la pregunta que se escapó de su mente, sonando mucho más desilusionada de lo que le hubiese gustado —¿Quieres decir que puedes hacerme daño? Trás su máscara de desinterés, Hans sentía cierto remordimiento por haberle dicho las cosas de esa forma tan ruda. Remordimiento, también, por haber aceptado la invitación. Detrás de su máscara de desinterés, veía tangible el daño que ya estaba haciendo al intentar advertirle del daño que él era capaz de hacer. «A fin de cuentas, siempre es así. Si evito las cosas, estas me explotan en la cara. Si las dejo fluir, también... » Pensó con amargura, recordando las inmumerables veces en las que había lastimado a los demás. Quizás , debería dejar de pensar tanto en esas cosas y comenzar a vivir lo que él quisiera. A fin de cuentas, a la gente normal parecía irle mejor que a él siendo unos verdaderos hijos de pvta. Pero, no podía evitar ser así y menos con Break. Ella tenía una linda sonrisa. Una sonrisa tan hermosa que sentía miedo de romperla. Suspiró resignado, sabía que todo eso no era otra cosa que un j0dido Adiós. Un adiós que, al y al cabo, tarde o temprano iba a ocurrir. Sin embargo, al menos, le hubiese gustado que esa despedida fuera menos amarga. «¡Ja! Hay ocasiones en las que hasta tú mismo deberías reconocer lo idiota que eres, drugo mío...¿Qué te costaba mantener el grashno agujero cerrado y contener tus palabras estúpidas? A fin de cuentas ¿Quién te dijo que ella no estaba buscando justamente lo mismo de esta noche? ¡Qué perro asco me das, Hans!¡Eres un j0dido imbécil sin remedio!» Machacó la voz de su mente, esa maldita p3rra que no hacía otra cosa que estorbar en su vida. Pero, por mucho que la odiase, tenía que reconocer que, esa condenada y mal nacida voz, siempre tenía la razón. En vista de que ella no había agarrado la botella, volvió a darle otro trago, notando que el contenido de la misma, ya casi se acababa. —Oye, Break... ¿Acaso crees que de ser así, te lo diría? ¡Me sorprende que seas tan ingenua, niña!— reconoció arqueando con incredulidad la ceja a la vez que dejaba la botella encima de la guantera del auto— escucha bien... Es poco probable que sea como dices. La verdad, nunca he sido de esa forma... ¡Es más! ¡Hasta me da asco de solo pensarlo! Aunque por fuera parecía completamente ajeno a las circunstancias, por dentro, cada palabra que salía de su boca, costaba lo mismo que un j0dido parto gemelar. Aunque estaba más que seguro que nunca sabría como se sentiría aquella experiencia completamente femenina. Pero, ese no era el punto. El punto de sus palabras, eran hacer el esfuerzo por darse a entender, aunque fuera un poco. El punto de sus palabras era que ella no creyera ideas equivocadas sobre él. — Solo soy demasiado impredecible en una fiesta. Puede que eso no te agrade mucho. No quisiera que me odies luego por haber golpeado a alguien o por haberme ido con otras personas... O... Por lo que sea que puedo llegar a hacer. Por eso te estoy advirtiendo, porque te veo demasiado...— insistió sin dejar de mirarla a la cara, notando como las facciones de Break cambiaban en gran parte y pasaba del miedo a la intriga—... Asustada conmigo y, eso que esto que ves ahora... No es ni la mitad de lo que soy Lo reconocía, su pequeño problema lo llevaba a ser más impulsivo de lo que deseaba. No pensaba contarle con exactitud todos los inconvenientes que había tenido a largo de su vida por culpa de esa característica suya. Sin embargo, al menos, quería que supiera lo mínimo y necesario de eso. Él jamás le haría daño, pero si le traería muchos problemas estar con él. —¿Quieres pasar la noche? ¡Te puedo dar el gusto! ¿Piensas negarte una buen f0llon? Pues, bueno...— se interrumpió haciendo una mueca de resignación en lo que se encogía de hombros con descaro — ... Mucha gracia no me va a hacer. No te ofendas, por favor, Break¡Tienes un cvlo perfecto para mis gustos! Soy sincero, ganas no faltan... ¡Sin embargo! Tendré que respetar tus decisiones... Y, así, había llegado al punto donde quería llegar: Por nada en el mundo él jamás sería el tipo de hombre que insinuaba ella. Al contrario, si bien, en su personalidad se destacaba el clásico aspecto de agente del caos, libertino y dado a la pr0miscua ambigüedad de las noches de excesos ¡Jamás sería capaz de obligarla a algo que ella realmente no quería! Pues él, como todo agente del caos, sabía de propia experiencia, lo ingrato que era todo ese asunto. —La idea es convencerte y que la pasemos bien ¿Qué más da? Pero, soy consiente que no sé controlar algunas cosas cuando salgo a ese tipo de ambientes. Por eso es que los evito hoy en día. «Como también evito las relaciones serías. Como también evito hacer amigos nuevos. Como también te estuve evitando a ti, hasta que la muy imbécil de mi prima se c4gó en todos esos cuidados y me obligó a ayudarla a comunicarse contigo... aunque admito que la pasé de pvta madre aquel día conociéndote un poco más, sin tener que frenar mis impulsos de querer hablarte.» Podría haberle confesado. Al fin y al cabo, para él, ya estaba todo dicho: Esa noche, pasase lo que pasase, era una despedida definitiva. Sin embargo, no se atrevió a hacerlo. Todavía quería creer que eso no ocurriria. Una parte suya, la más vulnerable, insistía en que no era necesario hacerlo. Se obligó a sonreír de lado, disfrazando todos esos pensamientos con su eterna actitud de indiferencia. En ese momento, él, no era Hans. En ese momento, el hombre que observaba a esa extraña muchacha de cabello verde y llamativo aparato auricular que pendía sobre la oreja como si hubiese salido de algún universo alterno de ciencia ficción, era Breaks. Quien todavía insistía en buscar a la pobre víctima de aquella noche que tendría el ingrato honor de ser su "Point". —Creeme Break, es más probable que me odies por irme a otro lado sin decírtelo primero a que te vi0le...— reconoció volviendo a tomar la botella de fernet y haciendo una pausa para beber lo último que quedaba de su contenido, para luego agregar en lo que se encogía de hombros — .... En fin ¿Qué más da? Espero que lo entiendas... Y... Ahora te pregunto ¿Qué quieres hacer tú a sabiendas de estás cosas mías? Dime Break ¿Te devuelvo a tu casa o seguimos con el plan original de pasar un buen y j0dido Breaks Point juntos? Tú eliges, Break. De eso, quiero que estés segura. Tú eliges qué haremos esta noche. Dicho esto, Break, vio como él concluía sus frases con un guiño de su ojo derecho. Ella miró hacia abajo, en un costado donde todavía quedaban un par de bebidas más, petacas de licor y whiskys elegidos al azar. Tomó una, la de sabor a chocolate y la abrió a la vez que sopesaba la respuesta que realmente quería darle. Se llevó el pico de esta a la boca, sintiendo como el líquido la embriagaba con el dulce sabor del chocolate. —Vamos, conozco un lugar donde podemos estar solos...— concluyó sin poder creerse lo que estaba haciendo —... Vamos, Cristal... Estemos un rato a solas, dame lo que yo quiero y después vemos qué pasa ¿Eh? Hans sonrió satisfecho, para luego reírse por aquella impulsiva respuesta que llegó a sus oídos. La tomó por la cintura, para atraerla a él, besándola de esa forma ansiosa que solo los impulsivos podian llegar a tener. Luego, le tomó la mano en la que todavía llevaba la petaca, instandola a que la llevase a su boca para beber el líquido de sus propias manos. —¿Sabes algo, niña? Estás más loca que yo... — recriminó mordisqueando su cuello y dejando en su piel pequeños moretones que ella recibía con sumo agrado —... Pero, eso es justamente lo que más me excita de ti, Break. Vamos a donde quieras... Tú mandas, nena...
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