−Estoy segura… de que esto es un… sueño. −Eso es lo que yo estaba pensando− repuso juro−. ¡Mi cielo, te amo! −Fue como si me llevaras a la gloria− comentó Aldrina en tono soñador−. No sabía que era posible sentirse tan feliz, ni que el amor era… tan maravilloso. Juro la acercó un poco más contra su pecho y sus labios se deslizaron por la suavidad de su piel. −Eso era lo que yo quería que sintieras− dijo−. ¿Soy el primer hombre que te besa? Aldrina se echó a reír. −¡Por supuesto que sí! Yo no conocí a ningún hombre hasta que vine a Saria. −¿Cuándo fue eso?− preguntó Juro. Sin esperar respuesta, continuó: −Tengo tantas cosas que saber de ti, mi adorada mujercita. Sin embargo, lo único que realmente importa es que eres mía y que no podrás escapar nunca de mí. −Nunca voy a querer hace