Capítulo 5ALDRINA y Sophie estuvieron en la playa toda la mañana. Luego, después del almuerzo, se tumbaron en la terraza a contemplar el mar. Sophie empezó a hablarle de nuevo sobre su vida y de lo desdichada que había sido. Aldrina estaba segura de que era bueno para ella desahogarse, de modo que la alentó a que le describiera los actos de crueldad que su esposo había cometido con ella. −Supongo que si hubiera podido darle hijos a mi esposo− dijo Sophie−, por fin las cosas habrían sido diferentes. Pero no era culpa mía. Aldrina no dijo nada. Pensaba que ella jamás hubiera podido amar al viejo Rey lo suficiente como para querer darle hijos. «Fui muy afortunada, muy afortunada», se dijo a sí misma en secreto, «de que él haya… muerto». Sabía que no debería pensar de ese modo, sin embarg