La mañana siguiente, Tessa despertó lentamente, sintiendo una punzada de dolor en la cabeza. A medida que la luz del amanecer se filtraba tenuemente a través de las cortinas blancas y moradas, se dio cuenta de un peso sobre su pecho. Al abrir los ojos, su respiración se detuvo al ver a Jack durmiendo a su lado, su torso desnudo parcialmente cubierto por las sábanas. El pánico la invadió cuando miró su propio cuerpo y se dio cuenta de que estaba completamente desnuda. —¿Qué me hiciste, Jack? —gritó con desesperación, su voz rompiendo el silencio de la mañana. Jack despertó, algo aturdido por el grito de Tessa. La observó sin decir una palabra, manteniendo una expresión tranquila mientras se incorporaba en la cama. —Te pregunté qué me hiciste —repitió Tessa, esta vez con una mezcla