Jack sentía la ira hervir en su interior. Había esperado que Tessa cumpliera con su parte del trato, que asumiera su papel de esposa sumisa sin problemas, pero la realidad era muy diferente. Su comportamiento desafiante lo exasperaba más de lo que quería admitir. —Regresa mañana. Te buscaré un puesto —dijo Jack mientras continuaba firmando papeles, su tono seco y sin emoción. —Está bien. Supongo que debo darte las gracias —respondió Tessa antes de salir, sin molestarse en disimular el sarcasmo en su voz. Jack la observó mientras la puerta se cerraba tras ella, pero antes de que pudiera procesar sus propios sentimientos, la puerta se abrió nuevamente. —Acabo de ver a tu esposa, Jack. Se veía bastante seria —comentó Franko, su amigo, al entrar en la oficina. Jack se frotó la sien con