Tessa continuó caminando hasta entrar en la habitación, justo cuando Jeison salía de la ducha.
Una toalla rodeaba su cintura, su cabello n***o, húmedo y rizado, caía desordenado sobre su frente, y su cuerpo esculpido revelaba a un hombre que evidentemente se cuidaba.
—Tessa, no te escuché llegar —dijo Jeison, sorprendido al verla.
—Apenas recibí tu mensaje, quise venir —respondió ella, sintiendo un leve temor que la hizo dudar.
Jeison, sin pensarlo dos veces, la abrazó con fuerza. Al principio, Tessa intentó resistirse, pero al final se rindió, permitiendo el abrazo de quien aún creía amar.
—No me dejes, Tessa, por favor, no me dejes —suplicó Jeison, arrodillándose ante ella con desesperación.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Tessa, mojando rápidamente sus mejillas.
—No puedo… Entiende que lo nuestro terminó. Si vine hasta aquí, es porque tenemos que despedirnos —dijo con voz quebrada, incapaz de mirarlo a los ojos.
Inesperadamente, el rostro humillado de Jeison se transformó en una expresión de furia contenida.
Se levantó de golpe, dándole la espalda, pero luego se giró bruscamente y la tomó del brazo con fuerza.
—¿Te enamoraste del hombre que estaba en tu jardín? —preguntó, intentando ocultar su rabia.
Tessa no esperaba esa pregunta y se negó, internamente, a admitir la verdad.
—Es una tontería lo que dices. Creo que es mejor que me vaya —dijo, buscando escapar de la situación.
Jeison, en un arranque, la tomó nuevamente del brazo y la lanzó sobre la cama, posicionándose encima de ella.
—¿Qué estás haciendo, Jeison? —preguntó angustiada, luchando por liberarse.
—Solo quiero saber por qué no quieres estar conmigo.
—Ya te lo dije, no podemos estar juntos —replicó Tessa, con firmeza.
Con un esfuerzo final, Tessa lo empujó a un lado, y Jeison no opuso resistencia.
Ella tomó su bolso y se marchó sin mirar atrás.
Subió a su auto y arrancó con rapidez, como si alguien la persiguiera.
Intentaba calmarse, pero cada vez que pensaba en Jeison, sentía que su mundo se volvía un lugar peligroso.
Decidió detenerse en un club nocturno para tomar una copa y serenarse antes de volver a casa.
Se sentó en la barra, ordenó una bebida fuerte, y luego pidió varias más, una tras otra.
—Mi vida es un completo desastre —confesó al camarero mientras él le servía la bebida, aunque él apenas le prestó atención.
Menos de una hora después, Tessa intentó levantarse de la barra y caminar hacia la salida, pero el mareo la venció.
Inesperadamente, unos brazos fuertes la sostuvieron justo cuando estaba a punto de caer al suelo.
—¡Tú! —exclamó Tessa, sorprendida, antes de desmayarse en sus brazos.
Media hora más tarde, Tessa estaba bajo la ducha, con el agua fría cayendo sobre su cuerpo.
Despertó de repente, soltando un grito de sorpresa al sentir el chorro de agua.
Estaba empapada, y la posible borrachera parecía haberse disipado.
—¡Jack! ¡Estás loco! —gritó Tessa, tratando de apartarse del agua, pero Jack no se lo permitió, manteniéndola bajo el chorro con una sonrisa burlona.
—No lo puedo creer, Tessa. Necesitas esta ducha para ver si así se te van las copas que te tomaste —dijo Jack, disfrutando de la situación.
Tessa, furiosa y con el cabello mojado, decidió que no dejaría que Jack se saliera con la suya.
Con un movimiento rápido, intentó arrebatarle el grifo de la ducha, pero Jack era más ágil y lo esquivó, dirigiendo el agua hacia ella.
—¡Dame eso! —exigió Tessa, lanzándose de nuevo hacia él.
Tropezó y se aferró a Jack para no caer, lo que provocó que ambos perdieran el control del grifo, y el agua comenzó a caer también sobre Jack.
—¡Vaya, eso no estaba en el plan! —exclamó Jack, empapado de pies a cabeza, mientras intentaba recuperar el control.
Tessa soltó una carcajada, satisfecha por haberlo mojado también.
—¡Ahora estamos a mano! —dijo, mientras intentaba de nuevo arrebatarle el grifo.
Lo que siguió fue una especie de danza torpe, con ambos luchando por el control de la ducha.
Jack intentaba mantenerla alejada del agua, mientras Tessa, con una sonrisa traviesa, lograba mojarlo cada vez más.
—¡Deja de moverte! —protestó Jack, ahora completamente empapado, mientras Tessa reía a carcajadas.
—¡Nunca! —respondió Tessa, aprovechando un momento de distracción para dirigir un chorro de agua directamente al rostro de Jack.
Él cerró los ojos y sacudió la cabeza como un perro mojado, y cuando los abrió nuevamente, quedó estupefacto.
El vestido de Tessa, completamente empapado, se había adherido a su cuerpo, revelando la silueta de sus pechos y la línea de su ropa interior.
La tela mojada apenas ocultaba sus curvas, y Jack, por un instante, se quedó sin palabras, su mirada fija en la vista inesperada frente a él.
Tessa, notando la mirada de Jack, sintió una mezcla de vergüenza y conciencia, y rápidamente salió de la ducha.
Tomó una toalla para cubrir su cuerpo, su tono ahora mucho más serio.
—¿Por qué me trajiste aquí? Podrías haberme llevado a mi casa… pero claro, seguro que querías aprovecharte de mí —dijo, mirándolo con desconfianza.
Jack, dejando atrás el momento de risas, respondió con un tono serio.
—¿Aprovecharme de ti? Ja, jamás haría eso. Tengo muchas mujeres detrás de mí como para necesitar una excusa para que me lleven a la cárcel —confesó, claramente ofendido por la insinuación.
Tessa se quedó en silencio, observando la expresión de Jack, dándose cuenta de que la broma se había desvanecido.
—¿Y ahora qué? No puedo irme a casa así, mojada —dijo, preocupada.
—No te preocupes, lo resolveré —respondió Jack, saliendo de la habitación para buscar una solución.
Jack tomó su móvil e hizo una corta llamada, se sentó en el sofá hasta que media horas después, alguien llegó con un bolso.
—Aquí hay una nueva ropa para ti, sé que estará a tu medida— Dijo Jack mientras le pasaba el bolso.
Tessa no dudó en tomarlo, ya sentía frío y solo quería tener ropa seca, no pudo evitar asombrarse, la ropa le quedaba perfecta.
Después de eso, salió del departamento, y para otra sorpresa más, su auto estaba estacionado fuera.