Killiam
Sí. — le respondo con sinceridad y ella abre la boca para decir algo, pero se calla y se levanta.
Su reacción me sorprende.
Toma su cartera y cuando veo su intención me levanto de inmediato y me paro frente suyo para frenarla no iba a dejarla ir una vez que ya la tenía en mis manos.
No te puedes ir ahora, Olivia. — ella se queda mirándome mientras se aferraba a su cartera.
Me acerco más y más, tanto así que podía sentir su dulce aroma llenar mis fosas nasales.
Tengo que confesarte que no he podido dejar de pensar en ti desde que te vi en esa reunión, no he podido quitarte de mi mente.
Esto jamás me ha ocurrido con ninguna mujer, yo no me obsesiono con mujeres, yo solo las uso después de conseguir lo que deseo de ellas, les doy un regalo caro y las dejo ir. Posteriormente, jamás vuelvo a pensar en ellas, no pienso en ellas, no me preocupo por ellas.
Y jamás he dejado mi trabajo por una mujer, menos mi hora de almuerzo, la única hora del día en donde puedo estar tranquilo, jamás lo haría por una mujer, pero tú me tienes obsesionado. Termino de hablarle y aclararle acercándome más ella.
. — perdón, pero debo informarle que las obsesiones no son buenas, señor Romanov, su fama con las mujeres y su trato hacia ellas es de dominio público y eso es algo que jamás aceptaré en mi vida.
Discúlpeme, señorita Sandell, pero jamás he tratado mal a una mujer, nunca, solo dejo en claro que me interesan para una sola cosa, ellas saben que si entran en mi cama nunca habrá nada más que solo sexo.
Ya después que traten de querer conseguir algo más no está en mí, pero tú has roto mis esquemas y ninguna mujer me había impresionado tanto como tu Olivia…
Me atrevo a acariciar su mejilla y al contacto ella cierra sus bellos ojos por un momento, debo reconocer que esta sensación me removió algo dentro de mí.
. —lo siento Sr. Romanov no seré una más en su cama. — dice decidida.
Quiere irse, pero la atrapo no la dejo ir.
. — tú no podrás ser jamás solo una mujer más en mi cama Olivia, no voy a excusarme, sé que tengo una reputación, por eso, tengo que dejarte en claro algo…
. — me gustas como ninguna otra mujer jamás me ha gustado… lo que he conocido de ti me tiene alucinando.
. —tu fuerza, lo que trasmites solo con tu presencia.
. —tu determinación a salir adelante sola, sin tener que depender de un nombre, menos de un hombre.
. —el amor que le tienes a tu padre y a tus cercanos
Esto ante mis ojos te hace rara como una gatita en este mundo lleno de panteras…
Debo decirte que cuando quiero algo lo tengo Olivia y te quiero a ti y nada me hará cambiar de opinión con respecto a eso.
La tomo del cuello suavemente, beso sus labios unos suaves y cálidos que me invitan a seguir saboreándolos.
Se tensa en mis brazos y trata de alejarse, pero la aprisiono contra mi cuerpo, pero sigue luchando y con nuestros labios aún juntos hasta que se rinde y cae en este juego… Me deja tomarla de la cintura, abre su boca lentamente, dejándome probar el dulce sabor de su cavidad y su lengua.
Hacía años no besaba a una mujer, y debo decir que se sintió tan bien, su sabor dulce y cálidos labios y que decir de su cuerpo que se siente perfecto y encaja a la perfección con el mío.
Nos separamos para poder respirar, ella sigue con sus ojos cerrados que la hacen parecer un ángel. Pero solo dura un momento, ya que los abre, me mira y hace lo que jamás en mi vida alguien se ha atrevido y me abofetea.
Que se ha creído señor, que soy una de sus mujeres que puede besar cuando se le dé la regalada gana y más sin mi permiso SEÑOR. — esto lo dice con un enojo que hace que su nariz se arruga de una manera tierna. — no se confunda conmigo
Debo reconocer que su cachetada me enfureció, por lo que la tomo nuevamente y la beso desenfrenadamente, ella se resiste, pero luego va cediendo poco a poco entre mis besos, definitivamente es deliciosa
Cuando nos separamos su cara está sonrojada a pesar de ser un poco morena, se le nota, ella nuevamente levanta la mano con la intención de abofetearme, pero la paro en el aire, para que no llegue a mi cara, la apego a mi cuerpo.
. — por favor no te resistas a esto, me deseas tanto como yo a ti.
. —ja, ja, ja no voy a terminar en su cama, jamás le daré mi cuerpo solo por ser su nuevo capricho.
Le informo que Mi cuerpo es solo para un hombre y ese será mi esposo. — me dice, sería con voz fuerte, casi caigo en su escusa barata y me quiero reír, pero me doy cuenta de que habla en serio, muy en serio
. — como una chica de 22 años, profesional y hermosa como tú….
No, no, no hay manera de que aún seas……… virgen.
Puede creer lo que quiera, señor, pero si algo me enseño mi madre es que mi cuerpo es un regalo y no se lo daré a cualquiera, y mucho menos a un hombre como a usted.
Solo te quiero enseñar lo que es el placer, un placer que me muero por darte, nunca podrás pensar en otro hombre que no sea yo. Susurro a su oído.
. — eso no pasará, jamás podrá quebrantar mi voluntad. —dice mirándome a los ojos de manera firme.
. —si pasara mi querida Olivia, así tenga que romper contigo todas mis reglas…— digo en su oído ya de frente.
Estoy a solo centímetros de volver a besarla nuevamente, cuando tocan mi puerta.
. — disculpe, señor, pero tiene una reunión en cinco minutos y me dio la orden de avisarle.
. — está bien clarisa, no te preocupes, gracias. — contesto sin dejar de mirar a la mujer que tengo enfrente y sin abrir la puerta
. — esta conversación ya se terminó. —me informa ella caminando hacia la puerta.
. — por supuesto que no, Olivia Sandell… — ella solo niega y suspira antes de salir.