–no lo haré. –dejó Jetro al tomarla por el brazo evitando que siga caminando. –quiero que entiendas que no quiero darte una idea equivocada, me tomé atribuciones contigo que no debí, yo lo sé y sé que tú también, así que quiero hacer lo correcto.
–¿De qué hablas?, es absurdo. –dijo Isabella, no podía entender cómo es que Jetro seguía insistiendo en hablar con ella, cuando seguramente al tardarse había hablado con sus padres. –tus padres no son buenas personas y no pienso volver allí. –señaló en dirección a su casa.
Dado que el camino principal a la mansión Jerome tenía solo una calle antes de llegar a la calle principal, fue inevitable para Anton encontrarse a su sobrina a mitad de la calle discutiendo con una chica.
Ni siquiera lo pensó, simplemente se estacionó de costado y bajó enseguida.
–Hola, ¿cómo están? –se acercó e inmediatamente tendió su mano a Isabella, aunque ella evito mirarlo a toda costa, su rostro estaba hecho un desastre invadido por las lágrimas y la furia. –¿Qué sucede? –preguntó mirando a Jetro y a Isabella aleatoriamente.
No puedo creer que esté aquí y en esta situación, yo no debería estar aquí, yo debería estar lejos de aquí, alejada de toda esta estúpida familia que lo único que ha hecho destruir mi vida, debería haber incendiado ese lugar con todos ellos dentro, no puedo estar aquí, no quiero estar aquí. –pensó caminando nuevamente a toda prisa, quería alejarse lo más posible de Jetro y de Anton .
–¡espera! –dijo Jetro siguiéndole nuevamente y Anton no entendía nada.
–no, tú espera. –lo retuvo su tío tomándolo el brazo con fuerza. –¿Qué sucede?, déjame ayudarte, dime en qué puedo ayudarte. –dijo intentando entender lo que había sucedido, pero conociendo a su hermano, tenía una ligera idea.
–Pasa que creo que todo lo que yo conocía, no es así. –dijo mirando a Isabella destruida, caminando muy aprisa alejándose de él, era claro que ya no quería estar con él y odiaba la sola idea sobre todo porque no entendía el por qué.
–¿De qué hablas?, ¿hablaste con tu padre?. ¿Qué pasó...?
–Ve a casa y habla con ellos, seguro ellos tendrán algo más que decirte, tal vez contigo si puedan hablar y te digan lo que claramente no me dijeron a mí. se supone que mi madre iba a hablar con ella un par de minutos y luego simplemente Ella salió llorando de lugar y no quiere hablar conmigo –se lamentó confundido. –Me tengo que ir. –dijo y rápidamente corrió a su auto, a como dé lugar alcanzaría a Isabella e insistiría en dejarla a salvo en su casa.
Poco o nada podía hacer su tío, pues por mucho que él quisiera ayudar a su sobrino era claro que lo que sea que estuviese pasando salida de sus manos, así que hizo lo único que podía hacer para entender un poco todo ese caos, que era ir a casa de su hermano y hablar con él para tratar de ayudar en lo que podía.
Adelantó lo suficiente su auto para que mientras él hablara y ya lo escuchara sin poder huir a ningún lado más. Isabela se veía enojada y dolida y aunque era la primera vez que tenía que lidiar con alguien así, solo pensó que a lo mejor podría hacer lo mismo que hizo la última vez, llevarla a salvo sin hacer preguntas.
–Sube al auto. Te llevaré a casa, no tienes que decir nada ni dar ninguna explicación o hablar siquiera, solo por favor déjame llevarte a casa. –dijo e Isabella continúa para su firma ignorando por completo sus palabras.
Isabela no quería escuchar razones, no quería escuchar absolutamente nada, no quería estar cerca de Jetro, lo único que ella quería era alejarse lo suficiente para olvidar todo esta estupidez, así que sin importar cuánto hablara ella continuó caminando.
Anton llegó rápidamente a la mansión de su hermano y fue directo en búsqueda de él, quería entender un poco lo que había pasado con su sobrino.
–¡Tío! –dijo Alaia y lo abrazó muy feliz. –llegaste justo a tiempo para que papá y mamá nos den algún tipo de idea de lo que acaba de pasar. –dijo confundida poniendo sus manos en su cintura en forma de jarra.
–¿Así? –fingió no saber nada, aún cuando había llegado directamente preguntarle a su hermano lo que acababa de pasar. –¿Qué fue lo que pasó? –preguntó mirando a su hermano y su cuñada, pero ellos no dijeron nada.
–No sé lo que pasa, y nadie me quiere decir nada. –dijo Alaia con algo de disgusto, pero su sonrisa seguía allí. –mi hermano se enojó porque al parecer su novia salió llorando de casa, y creyó que mamá le había dicho algo feo y todos sabemos que eso es imposible, porque mi mamá es un amor y es una gran mujer, pero él estaba furioso y papá también. –miró a su padre como toda una niña consentida.
Esto le sorprendió mucho a Anton, ya que ciertamente él jamás había actuado molesto delante de su hija, sin importar lo mucho que el mundo, la situación o cualquiera cosa lo hubiera enfurecido.
–Bueno… de hecho yo tengo cosas que hablar con tus padres. –dijo y todos abrieron los ojos como platos, estaban curiosos y ávidos de información. Así que para no alarmarlos se apresuró a decir. –sobre asuntos que no incluyen la boda o la despedida de soltero. –resalta al ver que en realidad ese esos dos eran los únicos temas que le llamaba la atención a los chicos y sabía que ninguno de los dos le había dicho nada a su hija o a nadie en realidad respecto a lo que pasaba Jetro.
–pero… ¿si van a venir a la despedida de soltero cierto? –preguntó Maddie enseguida, y casi como si fuese algún tipo de botón automático en todos alrededor todos los chicos entran toda su atención es solo esa pregunta.
–Diana tiene un par de cosas que hacer, pero le prometió a los chicos que estaría con ustedes. Así que creo que sí estaremos en la despedida de solteros, bueno... Yo estaré en la de chicos y pues supongo que ella y las chicas están con ustedes. –dijo animado con una gran sonrisa, como si nada más pasara, la que hizo que Alaia diera por terminado el tema.
–Espero que sí, porque tengo un hermoso vestido que quiero mostrarle a mi prima y ella tiene que darme definitivamente el punto bueno, de lo contrario no lo usaré para la boda. –dijo Maddie muy tierna, haciendo que todos sonrieran. La conocían, sabían que a ella le importaba mucho lo que su prima pensara.
–Bueno chicos, la plática sobre la despedida de soltero tendrá que ser en el jardín, porque tengo cosas que hablar con su papá. –le dijo a los Jerome, y por continuación ellos le llevaron a los demás chicos fuera de la casa, dejando únicamente A Evelyn Alejandro y él Qué era lo que necesitaba para poder hablar.
Todos se adelantaron rápidamente entre risas y sus planes de la despedida de solteros, pero Alejandro se apresuró a apartar a su hija del grupo para hablar con ella un minuto.
–papá... –llego con la cabeza triste.
Ella entendía que su padre era humano y podía enojarse, pero no esperaba que se enojara con su hermano. Contrario a lo que todo el tiempo pensaba Jetro, a su hermana se le importaban y mucho, y se preocupaba no se sentía mal por el hecho de que su padre no lo haya tratado bien o sea haya enojado con él.
–lamento si viste algo que te asustó. –dejo con una voz suave, después de todo le estaba hablando a su niñita. –lo que pasó ahí adentro, yo...
–lo entiendo papá. –dijo tomando aire algo incómoda, después de todo sigue siendo su padre y lo ama aunque hay cosas que no le gustan. –entiendo que tú y mi hermano no siempre se llevan bien, pero le gritaste muy fuerte y no, no sé... supongo que nunca te había visto así...
–y jamás debió pasar, y lo lamento. Espero me puedas perdonar... –dijo avergonzado. No podía creer cómo había perdido los estribos tan rápido frente a su hija, sentía que de alguna manera le había defraudado.
–Yo no tengo que perdonarte nada, eres mi padre y te amo, aunque creo que sí deberías hablar con Jetro, él te quiere mucho, aunque a veces es un poco testarudo te quiere, y estoy segura que tú también. –Le dio un beso en la mejilla y un abrazo tan fuerte como ella podía, y le sonrío. –cuando termines con el tío y te desocupes, te puedes unir con nosotros y planear la despedida de solteros. –dijo mientras se iba y Alejandro se limitó a asentir con una sonrisa.