─Amo que Jetro haya vuelto a lo que le gusta después de hacer las pases contigo, no sabes la paz que eso me da. ─dice Evelyn mientras camina de la mano de su esposo.
─A mi también. ─la abraza. —ah decir verdad no pensé que lo haría. —dice aliviado.
─aún veinticinco años después de matrimonio, puedes llegar a sorprenderme. ─dice con una sonrisa coqueta. –creí que si te dejaba ir al departamento de nuestro hijo causarías muchos problemas, lo admito y lamento decir que si lo pensé. Nunca debí dudar de ti mi amor, lo lamento. –dijo apenada.
El teléfono de Alejandro empieza a sonar y este le he hecho un vistazo, y al descubrir que es su hermano quién llama lo ignora por un momento, le gusta disfrutar plenamente los momentos con su esposa, y más cuando no lo habían hecho en un largo tiempo.
─hace veinticinco años creía que eras desesperante caprichosa y perfectamente hermosa. ─suspiró aferrándose a su mano –y me alegra decir que te amo tal y como eres, aún si tengo que volver a descubrir cada parte de ti una y otra vez. –sonrío complacido.
─¿recuerdas lo que pasa de esta playa hace más de veintiocho años? ─pregunta mirando a su alrededor.
Alejandro sonrío, no puedo evitar recordar que en esa misma playa o de dónde la conoció por primera vez, incluso hicieron el amor.
–amo recordar que siempre discutíamos por todo, aún lo haces y te amo por ello. –besó su mejilla.
El teléfono vuelve a sonar una vez más y Alejandro hermano puede evitar tiene que contestar, después de todos sus hermanos está llamando tan insistentemente es mejor contestar.
–sea quién sea debe ser urgente si insiste en llamar, deberías contestar –dice Evelyn algo preocupada.
–Antón seguramente es solo curiosidad de saber cuándo regresaremos y cómo estás o algo así dijo rezando la importancia
–¿y si se trata de nuestro hijo James?, te recuerdo que él pasa todo el tiempo con su tío, trabajan juntos, ¿y le pasó algo?, o si pasó algo en casa y no lo sabemos, deberías contestar –insiste deteniéndose obligándolo a tomar la vuelta el teléfono para contestar.
–si fuera tan urgente el ya habría vuelto a llamar, él no lo ha hecho –dijo y estaba por guardar el teléfono de vuelta en el bolsillo, pero una vez más el teléfono volví a sonar dándole la razón a su esposa.
–¿qué es lo que quieres?, por favor, estoy tratando de disfrutar unas vacaciones con mi hermosa esposa, lo que sea que tengas que decir puede esperar.
–En realidad estaba llamando a mi cuñada, pero su teléfono está apagado por qué no para de mandarme a buzón, así que tenía que llamarte –dice, y ésto sorprendió a ambos, pero Alejandro no dudó en darle el teléfono a Evelyn.
–¿qué fue lo que pasó?, ¿averiguaste algo? –preguntó, y fue un carraspeo lo que lo conformó.
–¿recuerdas eso que dijiste que sentiste cuando la viste y escuchaste su nombre? Bueno, pues empiezo a tenerte miedo, tenías algo de razón –dijo y esto lejos de emocionar por el hecho de tener razón, a Evelyn la asustó, ella no quería tener razón.
–¿De qué hablas?. No entiendo, ¿qué fue lo que... qué investigaste? –empezó a balbucear nerviosa, Alejandro aún no entendía y empezar a preocuparse por su esposa, ya que ella sí se veía asustada y parecía entender todo.
–¿Qué es lo que pasa?, ¿de qué hablan?, quiero entender, explíqueme. –dijo ya que su hermano estaba en altavoz.
–le pedí a tu hermano que investigue a la muchacha con la que Jetro iba a casarse, no quería que le hicieras tú porque si él se enteraba iba a continuar peleando contigo y no quería eso, pero soy su madre, por supuesto que me preocupa tanto como a ti su bienestar o las personas que se acercan a nosotros, antes no le entendía, pero ahora sí y lo único que quiero es proteger a mis hijos. Así que le pedí a tu hermano que investigara a quién trajo Jetro a casa, porque por alguna inexplicable una razón que no sabría explicar bien, cuando escuché su nombre y la vi me sentí muy extraña, fue una especie de escalofrío o algo así...
–y tenías razón –insiste una vez más su cuñado.
–¿en qué?, ¿quién es esa muchacha? –preguntó Alejandro poniendo ahora sí toda su atención en su hermano, era alarmante lo que decía y la manera en que lo tomó era lo hizo aún más preocupante.
–no sé, pensé que algo como esto debería decírselo en persona, así que los he estado llamando para decirles que estoy en la playa, solo quiero saber dónde demonios están para verlos –dijo y tanto Alejandro como Evelyn empezar a buscarlo en la playa, era absurdo, pero era posible. Así era él.
–¿Cómo sabrías en qué playa estamos? –preguntó Alejandro con un tono arrogante.
–porque son tan cursis y tan románticos que el único lugar al que le encantaría ir para volver a recordar ese romance que tenían, era los lugares que ya hemos recorrido y al mantenerme al tanto de sus viajes, sabía que solo faltaba uno, la playa –dijo y Evelyn sonrío, se sentía como aquella niña a la que la abuela descubre comiéndose un pastel de chocolate.
Y solo entonces, entre las pocas personas que estaban en ese momento en la playa Evelyn puedo ver a un inusual hombre con traje en la playa, eso era bastante inusual.
–ya lo vi –dijo y él levantó su mano, en el aire él pudiera verlos, de alguna manera llamar su atención sin importar la distancia.
–y yo a ustedes. –dijo levantando la mano una vez y sentándose bajo una sombrilla afuera de un café, lo último que quería era pisar la arena. Así que se quedaría allí sentado a esperar que ellos salieran.
–Ya estoy demasiado preocupada, dime de una vez por todas, ¿qué fue lo que averiguaste? –preguntó al borde de la locura en cuanto eso se levantó para saludarla con un beso en la mejilla como acostumbraba.
– míralo por ti mismo –extendió un sobre manila con varias hojas en él.
Una mezcla caótica de emociones recorrió el cuerpo de haciéndola erizar y sentir unas enormes ganas de vomitar al mismo tiempo, palidece rápidamente y se veía desconcertada a tal punto que asustó a Alejandro.
–¿Qué pasó?, ¿qué sucede? –preguntó tomando con delicadeza las hojas en las manos de su esposa, que aún tenía la mirada perdida en la nada.
Cuando Alejandro revisó las hojas lo entendió, porque él llegó a sentir la misma sensación de escalofríos y vértigo que había sentido su esposa.
Ver el acta de nacimiento, fotografías y demás documentos que certificaban quién era Isabella en realidad fue bastante impactante para los dos, ¿cuántas probabilidades había de que eso fuera posible?. ¿Cómo es que ella sabía sobre ellos, y por qué quería su hijo?
Alejandro rápidamente supo que se había tratado una especie de trampa, ya que él había visto la peor versión de la supuesta mejor amiga de su esposa, sabía que no había manera de que eso fuera una coincidencia, era imposible que lo fuera.
–todo el tiempo que ella estuvo aquí, ¿Qué exactamente lo que yo he buscaba de nosotros? –pregunta Evelyn confundida es una tal que sus lágrimas empiezan a desbordarse por sus mejillas.
–ella no puede querer nada bueno si es como lo era su madre –soltó después de mala gana Alejandro.
–¡Oh por Dios!, no puede ser, eso no puede ser posible. –con la cabeza intentando negarse a sí misma algo que estaba plasmado en papel. –¿Tina murió?
–no deberías sentir pena por una mujer como ella –dijo Alejandro sacando enseguida un pañuelo de su bolsillo y secando las lágrimas de su esposa. –no después de lo que te hizo. –la reprochó a sentir que ella se sentía culpable sin razón alguna, cuando en realidad ella era la víctima todo el tiempo cuando se trataba de su amistad con ella.
–si la muchacha que fue a nuestra casa de la mano de nuestro hijo, es su hija... eso significa que ahora ella está sola en el mundo. –dijo mirando a Alejandro, suplicando para sus adentros que él lo entendiera, y tratará de empatizar un poco con aquella muchacha, y le permitiera ayudarla.
–según su documentación ella es mayor de edad, va a la universidad y la madre de esa delincuente qué fingió a ser tu amiga aún vive así que... –dijo sin la más mínima empatía.
–de hecho... –intervino Anton al darse cuenta que estaba a punto de empezar una pelea entre su hermano y su cuñada, y como siempre él estaría de parte de su cuñada dile que su hermano solía ser muy bruto y testarudo. –según investigación ciertamente la muchacha en este momento está solo en el mundo, su padre no registra por ningún lado, por ende tampoco figura familia paterna, en lo que a familia materna refiere el único familiar vivo es su abuela, pero... –añade antes de que Alejandro vuelva a hablar una vez más y hacer enojar aún más a su esposa. –la señora se encuentra en una casa de reposo, al parecer está allí casi al mismo tiempo que Tina permaneció con cáncer y tiene muy cortos episodios de memoria. Así que eso nos deja con muy pocas posibilidades, en la universidad que existe es pagada pero mantiene la mitad de la beca con excelentes calificaciones, aunque estas últimas semanas no ha asistido a clases, tiene un pequeño departamento en un barrio de alto riesgo delictivo, y según su arrendatario está a un p**o de ser desalojada. –Dijo y se limitó a mantener bajo sus manos un documento más.
–¿qué es eso?, ¿qué es lo que ocultas allí? –dijo Evelyn preocupada por lo que pudiera descubrir, y ciertamente al ver lo que su cuñado quería mantener un poco hermético su asombro fue tal que cubrió su rostro con ambas manos. –¡no puede ser! –exclamó levantándose de la silla –Por favor dime que haremos, algo necesito hacer algo. –sin poder evitar romper en llanto.
Nada había impactado más Evelyn, que descubrir que la pequeña y joven hija de Tina trabajaba en un bar de mala muerte como bailarina exótica, lo que para ella que era algo recatada y no asistía esos lugares era lo mismo que ser prostituta.