Volver a verla

1503 Words
Con los brazos cruzados Isabella observó a detalle cada uno de los ángulos que tomaban de su madre en rayos x, y ninguno era alentador ya que en su mayoría eran en su pecho, evita mirar a los médicos a su alrededor quiénes se limitan a mirar hacia la pantalla en la que estaban las imágenes y a ella de manera aleatoria, pero discretamente lo que lo hacía aún más preocupante. Cuando los análisis por fin terminaron Isabella volvió a tomar la mano de su madre y acariciar su cabello mientras esperaba que los médicos le dijeran algo sobre lo que habían visto, pero ellos no dijeron nada, solo se vieron una vez más entre ellos como quien tiene una papa caliente en las manos y asintieron con pesar. –señorita Laurent. –se acercó el mismo médico el que le había saludado cómo apretón de manos –creo que es momento en el que hablemos sobre medidas extraordinaria respecto a su madre –dijo evitando mirarla a los ojos y eso bastó para que Isabella supiera lo que significa. se supone que debía poder resistir todo esto, pensé que sí, creí que lo haría, creí que sería lo suficientemente fuerte para soportar todo lo que viniera desde el primer día, creí que para cuando todo esto terminará y en caso de no terminar bien estaría preparada, porque habría pasado tanto tiempo y tantas cosas que me haría preferir eso, pero eso no pasó y ahora estoy aquí con todas las ideas confundidas, los planes frenados en seco, la sonrisas en pausa, la respiración pesada y el corazón latiendo tan fuerte que me duele el pecho apenas y puedo respirar, sabía qué cosas como estas pasarían. Es lo que siempre esperas que pase cuando te dicen que tu madre tiene cáncer y que podría morir en cualquier momento, luego lo piensas cuando la veas perder su cabello, vomitar solamente por tomar agua e incluso si no la toma, es lo que piensas cuando ves a tu madre calva y con una colosal cicatriz tras su cabeza, pero no estoy preparada para esto no estoy preparada para que alguien me diga que no van a hacer nada más por ella, no estoy preparada para que alguien me diga qué las máquinas harán lo que ella no puede hacer, para después decirme que ni siquiera esas máquinas deberían estar ahí conectadas a ella, no estoy preparada, no lo estoy, nunca lo estuve y ahora sé que jamás lo voy a estar. Isabella negó con la cabeza, miro al médico y pudo ver cada segundo como sus facciones cambiaron, era claro que él podía ver en ella como su corazón se había roto, mientras ella retrocedían hacia la puerta. –lo lamento –dijo chocando con el filo de la puerta algo torpe, lo que llamó la atención de todos los médicos alrededor. –pero... tengo que hacer algo. –dijo y salió corriendo del pasillo, del área pediátrica, del hospital y no se detuvo ni siquiera al llegar a la calle. Ella solo continuó corriendo, quería huir tanto como podía de esa noticia tan fatal que no quería oír. Todo a su alrededor parecía desmoronarse y ella no podía parar de correr, no mientras las lágrimas salían desmesuradamente de sus ojos creando una delgada y exagerada cascada en sus mejillas, y no se detuvo sino hasta que un auto frenó a raya no tan a tiempo para evitar tocar su pierna, pero si lo suficiente como para no que ya no fuera arrollada, y aún así ella se dejó caer en el suelo, su cuerpo estaba cansado, ella estaba agotada, estaba cansada de correr porque sabía que no importaba cuánto lo hiciera, no podía huir del hecho de que su madre estaba demasiado enferma como para que los doctores hicieran algo más por ella. –¿se encuentra bien señorita? –salió rápidamente el conductor del auto. Isabella no dijo nada, solo pudo levantar la mirada y ver al hombre que estaba a punto de atropellarla con su auto, pero no puedo ver a su acompañante, aunque estés en la vida. –¡Joder! –exclamó el acompañante del hombre que estuvo a punto de atropellar a Isabella es la chica de Jetro. –papá. –se bajó enseguida en el auto. –¿Qué pasó?, ¿ella está bien? –pregúnta mirando a la muchacha que evita mirarlo. –No pasa nada yo estoy. –bien dijo y se levantó con dificultad. Isabella no lo había notado, pero había corrido tanto y tan lejos que había cruzado incluso los límites de la ciudad, llegando a estar a las afueras, donde casi no había personas o algo más que un espeso bosque. –La vi caerse, no creo que esté bien –dijo Enzo mientras escribía rápidamente en su teléfono, me avisaba a Jetro por texto sobre la muchacha y todo lo que había pasado. Isabel había pasado tantos días en una habitación sin comer y sin dormir, llorando a mares por lo que podría significar la pérdida de su madre que se veía demacrada, era casi como estar enfermo y ahora que había roto en llanto durante todo el tiempo que estuvo corriendo, así a ver su semblante bastante alarmante, sobre todo para Jack y Enzo que creían que su semblante pálido era porque se había asustado al casi ser atropellada por ellos. –Déjame llamar una ambulancia, tenemos que asegurarnos que esté bien. –dijo Enzo para ganar tiempo disimular el porque tenía teléfono en la mano. –no hace falta, estoy bien y ya me voy. –dijo Isabella levantándose rápidamente, pero estaba demasiado débil y cansada, su cuerpo no estaba más y colapsó en los brazos de Enzo. –¡no puede ser! –exclamó preocupado dejando caer su teléfono al suelo van a atrapar a tiempo a Isabella en cuanto se desmayó. –creo que si la atropellé. –dijo Jack sumamente asustado abriendo la puerta para que su hijo entrara con ella en brazos y llevarla al hospital más cercano. –le dije a Jetro lo que pasó. –dijo de manera impulsiva, en realidad no lo pienso mucho. –¿Jetro?, ¿qué tiene que ver Jetro en este momento? –preguntó ya con un poco desconcertado, además de asustado por la situación de la chica. –tal vez me equivoqué cosa que lo dudo pero creo que la chica es algo importante para él. –dijo y el rugido del auto yo terminada la conversación por ese momento. Jetro había pasado la tarde reflexionando sobre todo lo que había pasado últimamente y después de tanto darle vueltas al asunto, había llegado a la conclusión de que era momento de ir con su hermana y asegurarse de que sepa que la amaba, y que mejor manera que estar presente en su preboda, y fue justo en ese momento en el que recibió el mensaje de Jetro. En cuanto ve el mensaje tomó las llaves de su auto y salió corriendo al ascensor, presiona tantas veces el botón que se abrió y volvió a repetir lo mismo para cerrar sus puertas y bajar. al llegar a estacionamiento soy yo rápidamente a su auto e hizo chillar las llantas por la que salió de allí. Jack aceleró y llegó en pocos minutos al hospital más cercano a uno de los hospitales de su familia ya que requerían discreción para evitar la prensa y cualquier noticia amarillista al respecto. Enzo con Isabella en los brazos entró al hospital, justo a tiempo para ser recibida por médicos, quienes ya lo esperaban, además de Jetro quién llegó justo unos segundos antes –¿qué fue lo que le pasó? –preguntó al unísono Jetro y el médico que la recibió. –corría a mitad de la calle sin rumbo alguno y la estuve a punto de atropellar, y sé que no la toqué, pero se desmayó y la trajimos enseguida, no se ve para nada bien. –dijo y Enzo asintió confirmando la historia de su padre ante los médicos y Jetro. Los médicos que la recibieron la regresaron exhaustivamente para asegurarse de que no tuviera fracturas y afortunadamente para Jack ella no tenía ninguna Así que para saber cuál es la razón por la que se había desmayado le hicieron análisis de sangre pero tardaría un par de minutos mientras tanto Jack, Enzo y Jetro esperaban para saber qué había pasado. –¿De dónde conoces a la muchacha? –preguntó algo intrigado Jack, por lo que su hijo y Jetro se miraron entre sí. –ella... –Jetro no sabía cómo decirle a su tío que la conocía, y todo lo que había pasado, puesto que aún sentía enojo, pero afortunadamente para él, llegó el médico en el momento exacto para interrumpir su conversación. –la joven ha despertado. –dijo Jack no perdió el tiempo, él quería asegurarse de que la chica estaba bien, realmente se había preocupada por ella.
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