–¿De qué hablas?. —preguntó un Alejandro muy alterado. –¿crees que toda mi vida fue color de rosa?, ¿crees que mi relación con tu madre fue dulces y arcoiris? —bufó fue intentando contener su ira. –Estás loco, ¿has hablado siquiera con tu madre sobre lo que crees que pasamos como matrimonio? tú no tienes ni idea de lo que hablas y créeme no lo fue, y hoy somos fuertes porque fuimos maduros y sensatos, muy contrario a lo que tú estás haciendo ahora.
–¿y por qué lo haría?, es tú relación y a diferencia de ti, a mí no me interesa hablar de la vida de los demás, simplemente intento hacer de la mía un poco más cómoda y feliz, de la tortuosa sobre protección tuya y de mi madre. –dijo molesto, pero a su vez se siente un poco culpable por haber involucrado en este berrinche a su madre.
–Hola. –aparece a un poco de distancia una muy animada y feliz Alaia junto con James y Enzo. –ustedes dos son justamente a las personas que esperaba encontrar y me alegra haberlos encontrado juntos, así solo tendré que decirlo una vez. –dice muy sonriente, y ignorando por completo lo que acaba de pasar entre su padre y su hermano.
–Alaia, yo no... –intenta negarse Jetro, pero la mirada fulminante de su padre lo calla enseguida.
–Todos iremos, hombres, mujeres o pollos fritos, todos iremos. –dice Mackenzie muy animada con la idea de la despedida de solteras al cruzar por la puerta con su hermana. –Hola tío Ale. –dice con una gran sonrisa, muy entusiasmada, algo poco común en ella. –Hola Jetro. –mira como si lo acusara furiosamente de algo y fuese definitivamente culpable. –vas a ir a la despedida de chicos. –ésto, lejos de una pregunta sonó más como a una amenaza si lo hiciera, fue bastante notorio para los chicos tanto como para Alejandro, pero nadie dijo nada.
–Por supuesto que estaremos allí, Alaia lo sabe, solo debe decirle a mamá en cuanto se desocupe. –dice Jetro y Alaia asiente como una gran sonrisa.
–¿Por qué tan serios? –pregunta un entusiasmada parece que realmente ella camina entre nubes y flores de algodón. –Por cierto, ¿dónde está mamá? –pregunta mirando a su alrededor, es claro que no está a la vista.
La mirada entre Mackenzie y Jetro empieza a ser un poco notoria para un par del grupo o por lo menos Enzo y James ya lo han notado, incluso se toman el tiempo de comunicárselo entre ellos tan solo con la mirada.
–Tu madre está en la habitación de huéspedes y está un poco ocupada, ella está con... –Alejandro quiere decirle exactamente lo que piensa y si por él fuera, le hubiera dicho directamente a su hija que su madre estaba con una recién aparecida, aspirante ha prometida de su hermana, pero Jetro otro salió el rescate una vez más únicamente para su beneficio.
–Alaia... –dice al ver que su padre se para sus labios para hablar, sabe que lo que sea que él diga no va a hacer nada bueno o por lo menos algo positivo para Isabella, así que no tuvo más opción que hacer él que un día en el primer paso y negarle ese poder a su padre. –sé que no les he dicho nada... –baja la mirada al piso intentando mitigar un poco la tensión del lugar, pero inevitablemente su mirada aunque fue fugaz se lo dedicó a Mackenzie. –pero estoy saliendo con alguien y de hecho hoy vino a casa conmigo. –dijo y los ojos de todos los chicos Se abrieron de par en par como platos, ninguno de los presentes esperaba tal confesión ya que ya entró no parecía realmente interesado en nadie. Antes de que su hermana, su hermano y sus amigos estallaran en preguntas de emoción o decepción, continúo. –pero no se sentía muy bien, así que está en la habitación de huéspedes con mamá... –mira a su padre y este negó con la cabeza, no le había parecido para nada agradable que su hijo tomar el rumbo de como quería contar su historia.
–¿Tienes novia? –se emocionó como niña en juguetería su hermana, empezó a dar pequeños brincos de felicidad y corrió abrazar a su hermano. –¡felicidades!, quiero conocerla, quiero conocerla enseguida, vamos, vamos a conocerla. –no tomar el brazo y espera ansiosa que la guíe pero al ver que esto tarda más de un par de segundos y empieza a tirar de su brazo en dirección a la habitación de huéspedes.
–Yo... –interrumpe Mackenzie la sonrisas y entusiasmo de Alaia. –yo... yo olvidé que tengo... tengo cosas que... sabes... que.... volveré después, ok...?, Yo... ya me voy... –balbuceó muy nervioso y su mirada se veía triste. –olvidé... tengo... tengo cosas que hacer... sabes y será mejor que yo me vaya. –dice y al retroceder choca con uno de los adornos en la casa, algo costoso y antiguo que fue un regalo de matrimonio de Alejandro, lo que la hizo sentir muy avergonzada.
–¿Mackenzie te sientes bien? –preguntó su hermana preocupada, nunca lo había visto tan nerviosa y triste al mismo tiempo, se veía torpe, ella no solía ser torpe.
Jetro corrió hacia ella sin siquiera pensarlo.
–¿Te hiciste daño?, ¿te sientes bien?. ¿Qué pasó?, ¿te lastimaste? –la invadió de preguntas mientras la revisaba visualmente por todos lados, esto se vio extremadamente protector, lo cual tampoco era usual en Jetro más que con su hermana.
Mackenzie retrocedió y no permitió que él la tocara, negaba con la cabeza y sonreía, pero se notaba mucho que estaba a punto de llorar.
–Sí, estoy bien. –levantó la mirada firme, aunque ella contendía la respiración nadie lo notó. –los veré esta noche, prometo no faltar o lo intentaré. –dijo y salió corriendo de la casa nuevamente ni siquiera le dio tiempo de despedirse de nadie, lo cual fue bastante obvio para Alejandro que entre ella y Jetro había algo.
Y si bien no sabía que era, le preocupaba, ahora más que enojado estaba preocupado que su hijo estuviera pasando una situación similar a la que él pasaba con Renata y Evelyn, pero le preocupa aún más que Mackenzie ocupara el lugar de Renata en la vida de su hijo, ya que era la hija de su mejor amigo.
–¡Tengo una cuñada¡, ¡tengo una cuñada! –repite su hermana sin parar como una niña pequeña muy entusiasmada.
–¿es bonita? –preguntó Maddie algo curiosa.
A ella como a Enzo y James les llamaba mucho la atención conocer a la nueva integrante del grupo y novia de Jetro, ya que imaginaban a alguien igual de fría, tal vez aburrida o como alguien estéticamente bonita, pero frívola sin corazón.
Jetro sintió, pero se veía confundido, o triste, era difícil de descifrar.
–Bueno –suspiró aliviado James mirando a su alrededor. –entonces... vamos a conocer a mi cuñada. –Se encogió de hombros, estaba ligeramente entusiasmado también, ya que si él tenía novia y era formal, eso significaba que su hermano estaba fuera del mercado y no se atrevería a seguir queriendo coquetear con la chica que a él le gustaba.
–En este momento es mejor que esperemos. –dijo Alejandro con mucha seriedad, pero al ver a su hija sonrió con sutileza. Alaia y Evelyn eran las únicas mujeres que conseguían hacer sonreír a Alejandro, aún si estaba furioso.
–Papá, tiene razón. –dijo muy a su pesar entre dientes Jetro. –es mejor que esperemos a que se sienta mejor, la revisión médico de la familia y puedan salir. –dijo esperando poder tener a un tiempo para hablar con Isabella y explicarle bajo qué situación serían presentada la familia.
–pero yo quiero conocerla. –dijo Alaia haciendo pucheros como si fuera un niño pequeño, pese a ser una mujer adulta e independiente de veinticinco años.
–Esperaremos en el jardín en lo que mi madre habla con ella. –dijo y su hermana hizo una especie de berrinche algo dulce para Enzo, pero al final accedieron todos a salir de la casa, y esperar en el jardín a que a Isabella saliera, pues eso significaría que se sentía mejor.
–En un minutos estaré con ustedes, antes quiero hablar algo con papá. –dijo Jetro al ver que su hermana no se desprendía de su brazo, y contenía esa emoción aún esperando a su cuñada.
–Por cierto, papá, mis tíos van a venir, nos reuniremos esta noche para ultimar un par de detalles... –dijo y Alejandro asintió mientras su hija caminaba la salida.
Una vez que todos salieron por fin al jardín quedando únicamente Alejandro y Jetro, la atención se volvió a formar como una nube oscura alrededor de ellos.
–Jetro, sé que tú crees que estoy en tu contra y te aseguro que no es así, pero necesito que tú entiendas que no estás haciendo las cosas bien... –intentó ceder un poco y ser un poco más razonable por el bienestar de sus hijos y la armonía de la boda, pero él no contaba con que Jetro no quería ceder.
–¿Eso es todo lo que tienes que decir? –preguntó a la defensiva.
–¿Cómo es que no entiendes? –estalló nuevamente Alejandro, no podía entender como su hijo era tan cerrado al hablar con él.
–lo único que entiendo es que tú no quieres entender, que la persona que está con mi madre en este momento en la habitación de huéspedes, va a ser mi esposa te guste o no, es mi decisión y debes aprender a vivir con ello. –dijo dejándolo prácticamente con la palabra en la boca, pues sabía que su papá, con su hermana en casa no se atrevería a gritar, ni a causar un escándalo, él tenía eso a su favor.