Isabella.

1306 Words
He imaginado por años este momento, por lo menos la misma cantidad de años en la que tuve tuvo sentido mi vida, y pude entender todo el daño que le causó a mi madre o mejor dicho todo el daño que le causaron, ya que sé que no solo fue él, fue ella, fueron los dos quiénes creyendo que vivirían un gran amor traicionando a mi madre, y creyendo que podrían deshacerse de mí, tomó a los tres hijos de esa mujer como suyos ocupando mi lugar, ahora estoy aquí frente a los dos, ¿será que pueden reconocerme?, ¿será que saben quién soy?, si no lo saben, espero que estén preparados porque yo lo estoy, estoy preparada para hacer de su vida un infierno. –Me vas a decir que esa mujer está embarazada, ¿ahora?. –dice Alejandro molesto, caminando de un lado al otro como un león enjaulado. –¿Qué?, ¡no!. –se alarmó con la sola idea de embarazar a una menor de edad. –¡claro que no! –musitó Jetro viendo a su padre, está tan preocupado por Isabella que ni siquiera tiene tiempo para enojarse con su padre. –no se sentía bien desde antes de venir aquí, no se veía bien, yo debí saberlo, debí y darme cuenta, estaba muy callada y no lo sé... –empieza a divagar muy asustado, algo no muy común en él. –Ustedes dos, por favor cálmense. –interviene Evelyn, ambos empiezan a ponerla nerviosa. –Necesitan calmarse, el doctor viene para acá y ella va a estar bien, ya no pueden estar peleándose de esa manera todo el tiempo. –los regañó sutilmente. –Haya pasado o no, lo que sea, ya lo hecho, hecho está. –Dice viendo a su esposo que no deja de recriminar cosas a su hijo, como si el hubiese sido perfecto. –La chica vino aquí y será parte de esta familia. –¡Tú! –señala a su esposo. –la vas a tratar bien, de la misma manera que has tratado a todas las personas que han venido a esta casa, porque es la prometida de nuestro hijo, y tú... –señala a su hijo. –no vas a pelear con tu padre, basta de eso, aquí no quiero más peleas, por favor! –dice efusiva y tajante tratando de esparcir un poco de perfume en la habitación, esperando que sea el olor lo que despierte Isabela, y si no es algo grave claramente es algo que puede pasar. Lo que todos los presentes ignoran es que Isabela ya está despierta, puesto que su desmayo le ha durado muy poco, pero ha decidido mantener sus ojos cerrados al no decidir todavía cómo reaccionar al estar frente a su padre, y a la mujer que arruinó la vida de su madre. Tienes que calmarte, tienes que calmarte, tienes que calmarte. –se repite a sí mismo en su cabeza una y otra vez, esperando que su corazón deje de latir como caballo desbocado, esperando que nadie haya notado que sus manos tiemblan bajo la manta y esperando que no aparezca tan pronto el médico, puesto que se daría cuenta que está despierta y totalmente consciente desde hace ya varios minutos. –Isabela, por favor despierta... –susurra Jetro al acercarse a ella, está asustado por ella y se siente mal por no haberse dado cuenta que no se sentía bien, se siente egoísta por solo pensar en él. Jetro intentó tomar su mano, por lo que empezó a hurgar bajo la manta con la que su madre la habia cubierto, esto le hizo imposible a Isabella mantener su mentira de que aún estaba desmayada, por lo que fingió despertar y tuvo que sacar sus manos bajo la manta y Jetro se levantó, lo ultimo que queria era que ella lo viera vulnerable, y ésto sí lo noto su padre. –¿Qué pasó?. ¿Qué fue... ¿qué fue lo que pasó? –balbuceó fingiendo estar aturdida, trata de mirar a todos lados en caso de querer salir corriendo, no quería verse atrapada, pero su barrido visual solo sirvió para darse cuenta lo elegante, espacioso y bonito que era todo por dentro. Odio que me guste tanto el lugar, odio sentirme cómoda en esta cama, odio sentirme bien, porque es mi madre quien debería estar en esta casa, quien debería sentirse cómoda y no pasar necesidad, y odio más que él esté ahí mirándome como si no me conociera, y se ve molesto. Es claro que sabe quién soy yo, una cuando trata de fingir que no. —¿Te sientes mejor?. –se acerca Evelyn muy amable, enseguida al ver que ha despertado. Todo lo contrario a Alejandro, quien se mantiene con los brazos cruzados frente a ella. –Al parecer te desmayaste, no sabemos bien si fueron los nervios o si te sientes mal, pero quiero decirte bienvenida. –sonríe amable. Es cálida e hipócrita, cree que con su estúpida sonrisa falsa va convencerme de que es buena persona, sé que una zorra, una maldita zorra que me quitó la vida que debí tener. Isabella retrae su mano y disimula como acomodarse en la cama, lo último que quiere es tener contacto con Evelyn, la sola idea de tenerla cerca la molesta demasiado era imposible que disimulara tan bien, sin embargo el único que lo notó fue Alejandro. –Iré a recibir al doctor. –dice Alejandro dándose media vuelta y saliendo de la habitación, ni siquiera quería tomarse el tiempo de hablar con la joven, ni darle ningún tipo de bienvenida, ni de esperanza en la familia, estaba demasiado molesto con su hijo por la manera en la que hacía las cosas, pero sabia que un enfrentamiento con su hijo en éste momento solo lo metería en problemas con su esposa. –sí, claro que lo harás. –murmuró Jetro, lo sabías, conoce también a su padre que sabía lo que haría, así que fue tras él para confrontarlo. –¿Qué es lo que haces? –dijo tan pronto se alejaron de la habitación. –He traído a mi prometida y tú huyes de ella, ¿qué es lo que sucede contigo? –se detiene, pero su padre no, sabe que aún lo podría escuchar su esposa. –¿Por qué me detestas tanto? –dice siguiéndolo hasta la entrada. –Jetro por favor, claro que no te detesto. –Se detiene y se gira a él. –es ésto, lo que estás haciendo lo que me molesta, sé que mi opinión no te importa e absoluto, pero estás haciendo las cosas mal y tal parece que no te importa. –se lamentó. –Vas a cambiar tu vida con un matrimonio en el que no quieres estar y eso es bastante claro, pareces preocupado por la muchacha, pero en cuanto ella despierta eres incapaz siquiera de acercarte. –¿Qué sucede contigo?. –o confronta desde s preocupación como alguien que casi hace algo similar. Su padre tenía razón y esto no hacía nada más que enfurecer mucho a Jetro, es claro que su padre lo conoce tan bien que sabe que algo no está bien, pero él se niega a aceptarlo, él quiere creer que es lo suficientemente adulto como para hacer las cosas bien, y que no necesitaba del consejo de su padre. –No todos somos como tú y mi mamá, no todos andamos por la vida tomados de la mano y esperando que todo salga bien con una gran sonrisa, y viendo arcoiris de colores, y corazones en todos lados, eso no me hace mala persona, ni hace que lo que sienta por ella sea falso. –dice señalando en dirección a la habitación en la que está Isabela con su madre.
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