Evelyn

1662 Words
Lo he planeado por meses, he pensado por todo un largo año cómo hacer de su vida un infierno, cómo hacerle suplicar por mi perdón, cómo hacer que se arrastre por el suelo sangrando y llorando, e implorando por un ápice de mi piedad, sin embargo ahora está ahí frente a mí sonriente intentando tomar mi mano todo el tiempo, según ella intenta darme algún tipo de consuelo y yo solo quiero asesinarla, abofetear y arrancar sus cabellos uno por uno con todas mis fuerzas, ni siquiera sé cómo podré seguir con toda esta tontería, esto fue una estupidez, lo fue desde el principio y ahora solamente empeora, creí que al casarme con él idiota ese solucionaría mi vida, solucionaría mis problemas de dinero y podría buscar al infeliz de mi padre y hacer que pague por todo lo que le hizo mi madre y a mí, y ahora resulta que estoy en su maldita casa, en su maldito nido de víboras con su estúpida esposa que no deja de sonreír, y estúpido e ingenuo hijo. –señorita... ¿se siente mejor? –preguntó el médico fijando su mirada en ella de tal manera que la hizo sentir incómoda, pero al final su propósito era ese, hacer que ella pusiera atención en él, puesto que había estado hablando mientras ella parecía estar mentalmente perdida. –lo siento, es solo que... –balbuceo nerviosa, no era miedo era su manera de contener su ira, puesto que lo único en lo que pensaba era cómo lanzarse sobre Evelyn y golpearla hasta hacerla sangrar y llorar. –es solo cansancio. –negó con la cabeza. –he estado estudiando mucho y me encargo de algunas cosas, así que no ha sido muy fácil. –mintió con tanta facilidad que realmente Evelyn sintió compasión por la muchacha y empezaba a creer que Alejandro solo exageraba. –bueno... –se levantó el médico al estar sentado junto a Evelyn sobre la cama. –algo de descompensación, nada alarmante, seguro debe ser falta de alimento o algo, nada significativo, pero para estar seguros me gustaría hacer unos análisis, solo si está de acuerdo. –dijo y enseguida Isabella negó con la cabeza. –no hace falta, la verdad es que....yo solo estoy cansada y olvidé de desayunar, y es todo. –dijo ni siquiera sabía qué mentir, las ideas estaban ausentes en su memoria, por el momento solo tenía su imaginación ocupada con las varias posibilidades de muertes para Evelyn y todos eran satisfactorias para ella y muy dolorosas para Evelyn. –En ese caso, ha sido un placer atenderla. –dijo el médico. –si cambia de opinión, por favor señora, hágamelo saber. –sonrió muy amable al tender la mano de Evelyn. –Por supuesto que sí, muchísimas gracias por venir. –dijo también amable y sonriente mientras lo acompañaba a la puerta. –Miriam lo acompañará hasta el estacionamiento –dijo y asintió Miriam, quien ya estaba en la puerta muy cortésmente lo guió con un ademán por el camino. Tan pronto como se van alejando Miriam y el médico iban conversando puesto que ya se conocían muy bien, era el mismo médico que había atendido a los trillizos toda su vida, se había convertido en el médico de la familia además de Diana, puesto que Diana era ginecóloga y pediatra, pero ya no eran niños. Evelyn regresó a la habitación y el silencio fue algo incómodo, Isabella intentó levantarse puesto que lo único que quería era salir de ahí a toda costa, empezaba a creer que realmente el plan de vengarse tan directamente no era buena idea, le parecía mejor trabajar desde la sombra y no tan expuesta, temía no poder contenerse y asesinar a Evelyn de una sola vez sin pensarlo tanto. –¿Cómo se conocieron? –preguntó curiosa al ver que Isabela estaba sentada sobre la cama con las manos cruzadas mirando al piso. –de hecho fue... fue... –no sabía qué decir, no tenía ni idea de cómo empezar el relato, ella no podía concentrarse en nada que no fuese asesinar a la mujer frente a ella. –Jetro es un buen chico, lo sé soy su madre, es solo que me encantaría entenderlo, él jamás ha traído a nadie a casa y siempre ha sido muy reservado y lo entiendo, eres una buena chica y trato de entender, pero no comparte mucho... –intentó desahogarse un poco del enojo que sentía, puesto que claramente estaba enojada con su hijo por la manera en la que había hecho las cosas, pensó que a lo mejor sus hijos lo harían mejor que ella. –lo sé. –suspiro intentando relajarse, necesitaba hacerlo, no podía tener todo el tiempo ese gesto en su cara de querer asesinar a la anfitriona de la casa, y necesitaba verse sumisa para convencerla de que era muy pequeña y que necesitaban casarla con su hijo. –él ha sido un caballero y solo tengo cosas buenas que decir de él. –dijo recordando la noche que él la salvó de los delincuentes con los que ella se enredó por necesidad, y cuando él golpeó al delincuente, también cuando intentaron forzarla a salir del hospital. Solo me tomó un par de segundos darse cuenta de que si seguía con su mentira prácticamente se casaría con el hijo del hombre que más odiaba y no parecía ser un buen plan, todo empezaba a enredarse en su cabeza, quería vengarse del hombre que odiaba, pero casarse con el hijo no parecía algo agradable sobre todo si eso parecía hacer feliz a su madre, a la mujer que ella odia más que nada en el mundo. –De hecho... yo me tengo que ir y lo lamento. –dijo caminando hacia la puerta. –sé que su hijo quiere presentarme con ustedes y que todo esto sea formal, y la boda, y todo eso, pero la verdad es que yo no no estoy segura, sabe?, yo no sé si quiera algo forzado y su esposo no parece feliz... –dijo casi sin aliento por los nervios y el enojo, estas últimas palabras se sintieron como lija pasando por su garganta muy bruscamente, odiaba la idea de decirle esposo a su padre cuando se refería a la mujer que arruinó la vida de su madre. –No espera, creo que hay un malentendido, la verdad es que entiendo lo que está pasando y claro te entiendo. –se acerca rápidamente Evelyn intentando detenerla, puesto que no quería que se fuera, no después de hablar con ella, porque conocía tan bien a su hijo que sabía lo que él iba a pensar, que a lo mejor ella le dijo o hizo algo para alejarla, lo conocía tan bien que sabía cómo reaccionaría cada cosa real o hipotética que pasaría después de que ella se fuera de esa manera al hablar con ella. –¡no!, no lo entiende. –levantó sus manos para detener A Evelyn, no quería siquiera que ella la tocara, y por miedo a ser invasiva Evelyn se detuvo. –usted no lo entiende. Yo no debería estar aquí en esta casa con él cuando mi madre está muriendo y... yo no debería estar aquí. –balbuceó mientras sus lágrimas empezaban a salir. La puerta se abrió y tanto Alejandro como Jetro estaban allí, pero tal fue la prisa y el alboroto entre Evelyn e Isabella que ninguna de las dos notó la puerta abierta. –Tu madre... no entiendo, ¿tu madre está enferma? –preguntó Evelyn intentando entenderla, se supone que ella debe estar pasando un mal momento y no era el mejor momento, o lugar para pensar en una boda, ahora ya se sentía mal y culpable ya que ya no parecía una mala muchacha. –yo no debería estar aquí, yo debería estar con mi madre y sé que usted no lo entiende y no debería entenderlo, usted está aquí con sus privilegios y eso no importa, sabe...? Yo no quiero estar aquí, yo no... –enmudeció enseguida al voltear y ver a Alejandro y a Jetro estar de pie en la puerta, los dos se veían confundidos,1 pero Jetro se veía conmovido. –no puede ser... –murmuró para sí misma avergonzada y salió corriendo. Alejandro estaba tan confundido que ni siquiera supo que hacer o cómo reaccionar, solo miró a su esposa y ella se encogió de hombros, realmente los dos estaban confundidos con lo que pasaba, pero Jetro corrió tras Isabella. –Espera, solo dame un minuto. ¿Sí?, disculpa yo no sé qué te dijo mi madre, pero... –corre tras ella, intentaba detenerla, pero Isabella no se detiene, no dejaba de correr mientras secaba sus lágrimas. Yo no debería estar aquí, esto fue una estupidez, un mal plan, yo no debería estar aquí, en la casa de la mujer que destruyó la vida de mi madre, ellos no merecen esa felicidad, no merecen nada de esto, ellos merecen morir y dejar de existir porque con su sola existencia acaban conmigo. – pensaba mientras no dejaba de correr. A lo lejos por el grito de Jetro pudieron ver a Isabela corriendo y a Jetro tras ella, era claro lo que pasaba, parecían estar discutiendo así que pese a lo mucho que querían conocerla ninguno de ellos se movió de su lugar, solo voltearon a verse unos a otros igual de confundidos como habían quedado Evelyn y Alejandro. –Supongo que esa es la chica. –dijo Enzo rompiendo el silencio y la tensión. –¿Pero qué fue lo que pasó? –se preguntó James mientras su corazón latía demasiado rápido, la chica que corría frente a su hermano era rubia igual que la chica que a él le gustaba. –bueno, supongo que no salió nada bien. –se lamentó Maddie. –Iré a hablar con mis padres. –dijo Alaia preocupada por su hermano, viendo hacia la casa.
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