Rafael Admito que no era la mejor forma, pero todo iba a ser tan creíble que hasta ella se cagaría del miedo. La camioneta llega y Taylor me mira casi como examinándome para saber que tan leal le soy, yo solo cuento los días para largarme de aquí, estoy harto y necesito algo que no sea todo de lo mismo. Empiezo a escuchar sus gritos, la bajan del portaequipaje, amarrada de pies y manos, con una bolsa en la cabeza, la dejan en el piso y suspiró cuando le quitan la bolsa de la cabeza. — ¿Me dicen como pudieron neutralizarla? – los miró. – Está loca, jamás pude controlarla. — La drogamos. — Vaya cosa jamás se me ocurrió – le doy la espalda y miró a Dixon. – Acabe el trabajo aquí tienes a la zorra, no me importa lo que vayas a hacer con ella, no me importa solo dame el dinero, ya te dij