Los dos van caminando tensos esperando que su mentira funcione. El corazón de Marcus salta de gozo al oírla hablar con posesividad de que él es su hombre. Una sonrisa se nota en su rostro. Ella por su lado está tensa y emocionada por haber hecho aquel desenfreno, que aún no sabe por qué actúo con ese arrebato y se siente eufórica por pelear a ese hombre. Un hombre que ni siquiera conoce. —Lo siento— dice ella mientras caminan abrazados—. Pensé que era lo más correcto. ¿Todavía está ella ahí? Marcus gira un poco la cabeza y aún está la mujer mirándolos enfadada. —Sí, aún no se marcha— suspiro profundo. A pesar de lo que pasaron se siente muy cómodo con ella — gracias, jefa— le dijo— no sabía qué hacer. Ella no se quiere dar por venida — y aunque no era mentira se sentía