Toda la mañana la pareja se la paso caminando y anotando en los almacenes de Salamina donde vendían las maquinarias de la empresa agrícola EriSánchez. La joven necesitaba tener su temperamento bajo control, para así no reclamarle ni tampoco oír la estúpida excusa de que él se había equivocado y lo que sucedió la noche anterior solo era un error. Así que ella se obligaba a trabajar y a tener su mente subyugada a solo pensar en las máquinas que debía revisar. Eso es lo que realmente importa en esos momentos. —Este también.— pregunto él anotando muy serio cuando llegaron a otro aparador. De vez en vez miraba a la joven que se mantenía seria y algo malhumorada. —Sí, anota también esa referencia— dijo la mujer. Luego saco el teléfono y comenzó hablar ignorándolo completamente y mi