—¡debo hacer algo! —se repetía Lorenzo una y otra vez.
Rápidamente tomo el teléfono, luego de tanto pensar llamo a un par de abogados para que iniciarán el trámite para separar sus negocios del bueno para nada. Sin pensarlo más fue a su habitación, en un bolso metió un par de ropa, su billetera y el papel con la dirección que Alondra le había dado.
Ya cuando se disponía a salir al aeropuerto, recibe una llamada de uno de sus abogados para reunirse en ese momento. por lo que acordaron verse en el aeropuerto.
—¡que tal! ¿Como estas? —dice Lorenzo mientras estrecha la mano de su abogado.
—¡bien! disculpa que te haya pedido para vernos momentáneamente. Te cuento rápido para no quitarte mucho tiempo, entiendo que su estás aquí es porque vas de salida. Vengo de la delegación y me encontré co
