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Amor y Lealtad

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intro-logo
Blurb

Rebeca es una joven que queda embarazada de un apuesto hombre (Joel) este la abandona antes de enterarse. Desesperada viaja a otra ciudad tratando de encontrarlo. Sin saber que sería su peor pesadilla. Conoce un nuevo amor quien la ayuda a costa de lo que sea incluso de su empresa a defenderse. Se viven intensas situaciones. Rebeca huye por su vida. Lorenzo se enfrenta a todos para encontrarla.

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El inicio
No puedo creer que esto me está sucediendo, por fin mi día de suerte ha llegado. Desperté antes que el ruido molesto del despertador sonara. Corrí a mi armario en busca de mi mejor atuendo. Comencé a probarme varios atuendos, mi madre quien escucho mi escandalo desde su habitación vino a ver que estaba sucediendo. — ¡mama, No te burles de mí! Más bien ayúdame a escoger algo para lucir esplendida debo estar en el aeropuerto en una hora. Ella solo se burlaba de mí al verme desesperada y con la cama llena de ropa tirada. No podía perder más el tiempo, tome mi bolso, encendí el auto y conduje hasta el lugar donde tendría la cita de mis sueños. El un apuesto hombre que conocí en una red social con el que llevaba conversando un par de años. El día estaba espectacular, un sol radiante, por un momento sentí que el corazón se me iba a salir del pecho, por fin conocería al amor de mi vida —eso era lo que pensaba— mis padres nunca estuvieron de acuerdo con esta relación, pero no me importo. Nada me iba a dañar mi momento. No sé si estaba muy recargada con los accesorios, pero si se que mis piernas se veían hermosas, antes de bajar del auto, unte crema sobre ellas para que se vieran mas atractivas. Mire mi reloj y solo faltaban unos minutos para la hora de llegada del vuelo. Mi teléfono comenzó a sonar, al mirar era mi madre. Ya me imaginaba lo que quería decirme. Evite contestarle la llamada y decidí enviarle un mensaje de texto para que supiera que estaba bien y que no podía atenderle. Aunque con esto sabia lo furica que se podría, tanto era que me la imaginaba hablando con mi padre sobre mí y mi novio. La sensación de saber que pronto iba a conocer a la persona con la que he tendido noches largas de video llamadas, infinidades de mensajes me hace por poco desmayar, Movía una y otra vez mis pies, de pronto se escuche un parlante anunciar la llegada del vuelo. Pasaron varios minutos hasta que aquel abrazo tan esperado se dio. El un hombre apuesto, en persona mejor que por cámara. Lo lleve a casa a conocer a mis padres, Aunque ellos no estaban de acuerdo con la relación. Su cara al llegar lo decía todo, sentía pena por él. No entendía porque no darle una oportunidad, al fin y al cabo personas malas existen en todas partes, todo no podía ser como ellos pensaban. El estaría en la ciudad un par de meses, su viaje coincidía con actividades relacionadas con la empresa para la que trabajaba. Por lo que decidí aprovechar al máximo ese tiempo que estaría en la ciudad. Esto sin imaginar que una mañana desperté y el ya no estaba en la habitación. Esto me pareció raro, solíamos dormir hasta tarde los fines de semana. Sobre la mesa vi una hoja de papel, la tome rápidamente, en ella me decía que regresaría a su ciudad por urgencia familiar junto a esta nota un fajo de dinero. Desesperada tome el teléfono para llamarle, pero no obtuve ninguna respuesta. — ¡no puede ser que esto me esté sucediendo! —pensé una y otra vez. No podía quedarme con esa, por lo que corrí a mi auto, el tráfico bloqueaba mi paso, toque una y otra vez la bocina hasta que por fin llegue al aeropuerto. Tan diferente en esta oportunidad a la vez que fui ilusionada al mismo lugar a buscarlo, no me fije ni como estaba vestida, solo recuerdo las pantuflas, pues se me salían cada vez que intentaba correr más rápido. El vuelo con destino a su ciudad había salido diez minutos antes, ya nada podía hacer. Me ensere en mi habitación a llorar desconsoladamente. Esa misma noche mi padre organizo una cena, para conversar conmigo. Esto era algo raro, no solía hacer este tipo de cosas a menudo. Imagine que quería llamarme la atención por no contestarle la llamada en días anteriores. Aunque estaba destrozada debía asistir, lo menos que quería en ese momento era que me vieran de esa forma. Me costó mucho reconocerlo pero ellos tenían razón. No debí demostrarle tan rápido lo que sentía por el. Pero bueno ya eso paso, lo importante ahora era reunirme con mis padres y que no se dieran cuenta de lo que acababa de suceder. Esa noche entendí muchas cosas para mi vida, una gran lección. La noche siguiente regrese a casa sin imaginar que sería por poco tiempo, pues una prueba de embarazo positiva, le daría un giro de más de 90 grados a mi vida. Al enterarse de esto me echaron de casa. Me sentí culpable, pero ellos tenían la razón fui una loca egocentrista. Con el dinero que Joel me había dejado, viaje hasta su ciudad con el fin de encontrarlo, Era como buscar una aguja en un pajar, no tenía ninguna información de él, ni tan siquiera el nombre de la empresa para la que trabajaba. Tanta era mis ganas de encontrarlo y bofetearlo por lo que me había hecho que fui a varios centros empresariales tratando de encontrarlo, pero no tuve ninguna respuesta. Viví en un albergue por un par de años. Una verdadera supervivencia, saque fuerzas de cada lado que podía. vendí dulces y comidas preparadas en el alberge en distintos lugares de la ciudad, así fue como conocí a Martha, Un ángel caído del cielo, me recomendó con su hermana y al poco tiempo ya estaba trabajando con ella en su casa en trabajos del hogar mientras atendía a mi hija. Estaba muy contenta, al fin estaba encontrando la luz en el laberinto que estuve metida, Una mañana estaba limpiando los pasillos mientras mi hija se divertía en el jardín. note la llegada de un auto de donde se bajó un hombre, en ese momento me imagine que sería el Señor Lorenzo, pues ya había escuchado que estaba pronto a llegar, estaba fuera de la ciudad en viajes de negocios, el al ver a la niña en el jardín le llamo la atención. — ¡Buenas tardes! ¿Quién eres? —dijo Lorenzo al verla — ¡Buenas tardes señor! Lorenzo al mirar a Rebeca le sorprendió el color de sus ojos aguamarina y su piel blanca. — ¡Soy Rebeca! La señora Raquel me contrato para trabajar en su casa. — ¡no sabía que iba a contratar a otra persona! Pero está bien… Al terminar de caminar por el largo pasillo volteo a mirar nuevamente a Rebeca y se adentró a la casa. Rebeca se sorprendió, pues Lorenzo era un hombre muy apuesto de seguro tendría mucho dinero, pensó. Lo que Rebeca no se imaginaba, era que estaba más cerca de Joel de lo que imaginaba, pues Lorenzo y Joel eran socios. Los problemas en casa, no tardaron en llegar, pues Lorenzo notaba que a diferencia de su hermana Martha, Rebeca no está pendiente de bajar los gastos, por el contrario le encanta gastar, en restaurantes, ropa y cuanto articulo le gustara para su casa. Esa tarde mientras estaban en la oficina la encontró mirando una página de internet en la computadora. — ¿Qué haces? Pensé estabas trabajando en el inventario que se necesita para el urbanismo. — ¡si mi amor estoy en eso! Ven siéntate un momento aquí conmigo. Mira estos cuerpos de estas mujeres. Yo quisiera operarme la cintura. ¿Qué dices? — ¿otra cirugía más? Pero si ya te operaste los senos. ¡No estoy de acuerdo con eso! Para mi estas bien así. Por favor cierra eso y ponte con el inventario que es lo que necesito que hagas ahora. — — ¡Esta bien lo hare! Solo te estaba comentando algo que quiero hacerme. ¡No te molestes! Al Salir de conversar con Raquel, camino y entro molesto hasta donde estaba Joel. — ¿te sucede algo hermano? —preguntó Joel. —Es Raquel. Hoy llegue a la casa y había contratado otra chica para las tareas de la casa. Entre a su oficina para saber si tenía listo los inventarios y ¿a que no sabes lo que la encontré haciendo?... Mirando una página de cirugías estéticas y me dijo que quería arreglarse la cintura. ¿Puedes creerlo? Tan diferente que es tu esposa. Que no gasta y está pendiente de tus intereses. Joel se sonrió al escucharlo. — ¡ella siempre ha sido así y lo sabes! Por lo menos desde que la conozco y así te casaste con ella. — ¡si tienes razón! Pero lo estoy tolerando menos. Quizás tanto trabajo y que ella no vea el esfuerzo que hago para salir adelante, su apoyo no lo siento. Sino la manera de ver en que gasta el dinero. — ¡háblalo con ella! Ya sabes cómo son las mujeres para querer verse bien. A parte Raquel te lleva unos años y quizás quiera retocarse para verse más joven para ti. Martha porque a diferencia de Raquel la he controlado desde un principio, cuando comenzamos quería también estar en lo mismo. Hasta que hable con ella y le dije que lo que buscaba era una mujer para crecer juntos no una que pensara solo en ella. —Eso hare, para tratar de hacerla entender que no necesita ninguna otra cirugía y que deje de gastar tanto el dinero en tonterías. Esa tarde en el camino a casa Lorenzo iba un poco callado, pensando como comenzar una conversación con su esposa sin que esta se molestara, sino que entendiera lo que quería decirle. — ¡te sucede algo? No has hablado mucho desde que salimos de la empresa. — ¡mi amor no te hace falta ninguna cirugía! Para mí estas perfecta como estas. Quiero más apoyo de tu parte en las cosas de la oficina. Tengo muchas cosas en mente que quiero lograr y quiero que me ayudes a lograrlas. Para esto necesito bajar un poco los gastos, ya que necesito invertir en unos proyectos que tengo en puerta y expandir la constructora a otras ciudades. No tomes lo que te digo a mal pero en ocasiones siento que gastas el dinero en cosas innecesarias y eso es lo menos que quiero ahora. —me quiero operar, siento que estoy muy gorda y quiero tener una mejor apariencia. Soy la esposa de uno de los dueños y por ende también es una buena inversión que puedes hacer en mí. Te prometo que no gastare en nada más. — ¡está bien Raquel! Veo que nada te va a quitar esa idea de la cabeza. Al escuchar lo que su esposo dijo, se lanzó sobre el abrazándolo y besándolo varias veces. — ¡gracias mi amor! Ya veraz que te va a gustar más como voy a estar después de esa operación. Y me dedicare a ayudarte y apoyarte en todo lo que necesites mi amor. Al llegar a casa Raquel llego contenta, su sonrisa era inmensa. — ¡alondra por favor, coloca una botella de vino en el refrigerador! Voy a bañarme con mi esposo y regresamos en unos minutos para la cena. — ¡Si señora! Con gusto lo hare. —por favor no hagas ese tipo de comentario, a nadie le interesa nuestra intimidad. — ¡Mi amor ya! Te molestas por todo, el trabajo te tiene muy estresado. ¡Relájate! Mientras tanto Alondra, quien se había comenzado a llevar bien con Rebeca. Eran casi de la misma edad. Fue a la habitación donde se encontraba durmiendo a su hija para avisarle que los señores de la casa habían llegado. Para que saliera a ayudarles con la cena así no tenga problemas al momento que pregunten por ella. — ¡gracias Alondra por avisarme! Justo ya la niña se acaba de quedar dormida. ¡Vamos les ayudo! Al llegar a la cocina Maribel, quien fue la primera empleada doméstica contratada por los dueños de la casa y quien se creía la dueña, estaba pendiente de todo para regañar. — ¿y dónde estabas tú? Que hasta ahora apareces. — ¡ella estaba en su habitación durmiendo a su hija! —contesto Alondra — ¡no estoy hablando contigo Alondra! Hablo con ella ¿o acaso tú eres su abogada para contestar por ella? —Disculpe Señora Maribel por no avisarle a usted. Mi hija tenia sueño y fui a la habitación a dormirla. En una próxima oportunidad le aviso a usted. —ya no se queden paradas allí y vengan a ayudar. Alondra por favor ve a enseñar a Rebeca como se prepara la mesa para que lo pueda hacer sola a partir de mañana. Y vienen por la comida cuando los señores estén en la mesa. Alondra y Rebeca fueron rápido por los cubiertos y platos y caminaron al comedor. En el camino Alondra le iba diciendo a Rebeca que no le hiciera caso a Maribel. —tengo un año trabajando en esta casa y desde que llegue se cree la dueña dando órdenes y regañando. ¡Yo creo que le hace falta un novio! —expreso Alondra. —gracias por decírmelo, pensé que era solo conmigo. En ocasiones la he capturado mirándome de mala manera, como si me conociera de toda la vida y me tuviese rabia. —ella es así, ¡haz lo que te dio y no le hagas caso! Comenzaron a ordenar la mesa y Alondra le explicaba cómo debía hacer las cosas, de pronto llegaron al comedor Raquel y Lorenzo. —Hola Rebeca cuéntame… ¿Cómo te has sentido? —pregunto Raquel mientras tomaba asiento. — ¡muy bien señora, muchas gracias por la oportunidad! —Alondra, por favor ve a buscar a mi hijo a su habitación para que venga a comer con nosotros. Y por cierto ¿dónde está tu niña? Rebeca noto que Joel la observaba mucho lo que la hizo poner un poco nerviosa. Tanto fue así que se le cayó de las manos uno de los cubiertos al piso —mi niña está durmiendo— contesto, mientras recogía el cubierto. Se retiró a la cocina y regreso a los minutos con Alondra y la comida. Y se retiraron. En el camino de regreso a la cocina iban conversando. — ¡oye! ¿Te fijaste que el señor Lorenzo te estaba observando mucho? —Si me he dado cuenta, eso me pone nerviosa, no quiero perder mi trabajo. —el señor Lorenzo no es mala persona, Raquel es la que a veces actúa mal, es muy posesiva y le gusta derrochar el dinero, aquí han tenido varias discusiones. A veces pienso que ella no lo quiere y solo está con él por el dinero. Pero bueno ya te darás cuenta con el tiempo. Lo que si te digo es que tengas cuidado con Maribel. En ella si no debes confiar mucho. —Gracias Alondra, no sabía que en esta casa además de un buen empleo iba a encontrar una buena persona como tú. — ¡y cuidado no encuentras otra cosa! —contesto entre risas. A lo que Rebeca la golpeo suavemente por la espalda en señal de burla. A la mañana siguiente Rebeca se encontraba limpiando los muebles de la casa. Pero de pronto algo la hizo voltear, era Lorenzo quien estaba recostado de la pared observando lo que estaba haciendo. —Buenos días Señor Lorenzo, ¡me asusto! No sabía que estaba allí parado. —Buenos días Rebeca, por favor no me digas señor que suena muy viejo, por cómo te veo supongo que somos contemporáneos en edad. ¿Qué edad tienes? — ¡disculpe! tengo veinticinco años. —yo tengo veintiocho años, ya vez que somos casi de la misma edad. Así que llámame solo por mi nombre. Por cierto tienes unos ojos muy bonitos. ¿Eres de esta ciudad? — ¡no soy de Illinois! Vivía con mis padres allá hasta que me vine a esta ciudad. De hecho estaba estudiando en la universidad y la abandone. —Lamento escuchar eso. ¿Qué estabas estudiando? Imagino abandonaste por tu hija. — Estudiaba Ingeniería civil. En realidad abandone mis estudios porque me enamore de un hombre que me abandono, al poco tiempo descubrí que estaba embarazada mis padres me echaron de casa y bueno aquí estoy. — ¡Siento mucho escuchar eso! Lo importante es que no te dejaste caer y estas tratando de salir adelante. —si bueno, nunca me imaginé trabajar en esta área, pero es lo que me toco. Espero algún día retomar mis estudios y tener un mejor empleo. — ¡me alegra escuchar eso! Cuando te vi supuse, pensé que no eras de esta ciudad por tus rasgos y esos ojos que tienes y también pensé que no eras una chica de estar en este tipo de trabajo y ahora que me detuve a conversar contigo veo que tuve razón. —Muchas gracias. Debo irme a limpiar los pasillos antes que mi hija se despierte. —Ve tranquila, cualquier cosa que necesites me avisas. Lorenzo camino hasta el comedor donde se sentó a tomar un café. Raquel solía quedarse en la cama hasta tarde. Allí converso un rato con Alondra y Maribel quienes preparaban el desayuno. Se levantó para ir a la oficina que tenía dispuesta en su casa. Mientras caminaba escucho cuando la niña de Rebeca lloraba. Siguió el llanto hasta que la encontró parada en la puerta de la habitación. Sin pensarlo la tomó en sus brazos. En ese momento dejo de llorar. Salió al jardín donde se encontraba Rebeca. — ¡mira a quien me encontré! —Muchas gracias por traerla hasta aquí —dijo Rebeca mientras tomaba en sus brazos a su hija. Al levantar la mirada vio a Maribel parada en una de las ventanas de la casa observando lo que estaba haciendo. Desde ese punto pudo mirar su cara de molestia. —Me tengo que ir, debo continuar limpiando —le dijo Rebeca a Lorenzo asustada al ver la cara de Maribel. Lorenzo se quedó mirando fijamente a Rebeca hasta que no la vio más. Al levantar su mirada vio a Maribel en la ventana que al darse cuenta que Lorenzo la estaba observando se retiró rápidamente. Él tenía conocimiento que ella había sido el motivo para que otras chicas dejaran de trabajar por lo que no dudo que quizás lo podría hacer también con ella. A diferencia de las otras mujeres que habían trabajado en la casa había algo en rebeca que le llamaba la atención. Decidió subir hasta la ventana desde donde estaba Maribel para encontrarla y conversar con ella él porque estaba mirándolos de esa manera. Al llegar al lugar no se encontraba. Decidió ir a la cocina pero cuando estaba a unos pasos de llegar escucho una voz hablar alto por lo que decidió caminar más lento para tratar de escuchar algo. Para su sorpresa era Maribel quien estaba regañando a Rebeca, quien estaba afectada llorando junto a su hija en brazos — ¿qué sucede? —pregunto Lorenzo al entrar. Maribel intento disimular mintiendo al decir que lloraba porque extrañaba a sus padres. — ¿es cierto eso Rebeca? —pregunto Lorenzo. Inmediatamente Lo interrumpió exclamando que si era por eso. Rebeca contesto que sí. Con cara de duda volvió a preguntarle y temerosa volvió a contestarle. —por favor Rebeca ve a tu habitación a lavarte la cara. Déjame un momento a solas con Maribel. Inmediatamente se puso de pie y se retiró del lugar. Una vez la vio salir por la puerta le pidió que se sentara. —Quiero que sepas que está no es una plática que me guste. ¡No creo nada que allá estado llorando por sus padres! eso para empezar. Sé que te dedicas a maltratar y crear situaciones para la que las empleadas se retiren y piensas hacer lo mismo con Rebeca. No sé porque Raquel te cubre tanto pero lo voy a averiguar. Dedícate a trabajar y no estar pendiente de lo que hacen los demás te recuerdo que el dueño de esta casa soy yo. No te quiero volver a ver vigilando de lo contrario la próxima en salir vas a ser tu —expreso molesto. —¡Disculpe, estaba limpiando la habitación y al abrir la ventana lo vi! — Inmediatamente Lorenzo la interrumpe diciendo: "no necesito que me expliques, se bien lo que trata de hacer. Por favor póngase a trabajar". Llegó hasta su habitación donde aún Raquel estaba acostada viendo la televisión. —Mi amor ¿qué haces despierto tan temprano? ven acuéstate aquí conmigo. Lorenzo accedió y se acostó junto a ella, Los pocos minutos y luego de pensarlo varias veces se arriesgó a preguntarle ¿por qué Maribel ha permanecido tanto tiempo trabajando en la casa teniendo tantos desaciertos? —Mi amor ya eso te lo he explicado, para mí ella es de la familia, confío mucho en ella, entiendo que no sea de tu agrado, pero intenta acercarte a ella para que veas cómo es en realidad —contesto calmada. —siento que hay algo más detrás de todo esto. Algo que no me quieres decir. Sabes que en ocasiones toma decisiones sin consultarnos, el trato que tiene con el resto de los empleados es humillante, vengo de la cocina, cuando entre vi y escuché como trataba a la empleada nueva. ¡Eso no está bien, le llamé la atención! También recuerdo aquella vez que vinieron los socios de Panamá y el comportamiento que tuvo contigo, algo no está bien, sé que no quieres decirlo —contesto — ¡tranquilo todo está bien, son ideas tuyas! no pienses cosas que no son. Ella está aquí porque da respeto y cumple con su trabajo. Lorenzo no quedo muy convencido con la respuesta que le dio su mujer. Para no volver tensa la conversación optó por cambiar el tema. —invite a Joel y su esposa está noche a cenar con nosotros, por favor recuérdale a Maribel para que organice y tenga la cena lista para la hora indicada. Vamos a ver un partido de fútbol y tomar unas cervezas no sé si te quieras unir a nosotros después de la cena o ustedes tendrán algo planeado. — ¡por supuesto que los acompañamos! no te preocupes por eso, hablo en un ratico con el personal de la casa para que tengan todo listo. A la media hora Raquel se levantó de la cama y fue hasta la cocina. Allí encontró a Rebeca picando algunas hortalizas al verla le pregunto por Maribel, está le respondió que acaba de ir a su habitación, aprovecho para contarle la cena que tienen para la noche y que por favor tratara en lo posible de dormir a la niña temprano para que no esté en o s pasillos de la casa con alguna bulla. — ¡no se preocupe así será! —contesto Rebeca. Al llegar a la habitación de Maribel, está se encontraba sentada en la cama revisando unas cartas que sacaba de dentro de una caja de madera. — ¿qué haces? fui a la cocina a buscarte y me dijeron que estabas aquí. ¿Te sucede algo? —¿te parece que me sucede algo? no sé cuánto tiempo más voy a callar las cosas, tengo ganas de explotar desde hace muchos años. Hace una hora el señor Lorenzo amenazo con despedirme, dice que lo estoy vigilando. Y la verdad es que si lo hago. Está niña nueva se le quiere meter por los ojos. Sé muy bien el tipo de mujeres que son. Los vi juntos en el jardín y los observé un rato desde la habitación de arriba, pero ambos me vieron. Y el señor me vino a reclamar porque sentía que lo estaba vigilando. Raquel al escuchar todo aquello, se pudo a reír una y otra vez. — ¿estás loca? cómo crees que mi marido se va a fijar en una mujer como esa. Que no sabe ni donde está parada. ¡Por favor! necesito te pongas a trabajar para tener todo preparado para cuando mi hermana llegué con su esposo. —¡continúa riéndote! después no digas que no te lo advertí. Raquel salió de la habitación riéndose. Pensó en qué tal vez a Maribel le estaba pegando tantos años encerrada y le hacía falta unas vacaciones. Lorenzo al escucharla reírse con tantas ganas le pregunto el porqué de su risa. — ¡Maribel está loca, creo que le hacen falta unos días de vacaciones para despejar la mente! —pues, deberías dárselos. Así no la veo en unos días —contesto Lorenzo en tono de burla. Al llegar la noche todo marchaba muy bien, la mesa arreglada tal como se quería, pero Rebeca no imaginaba que con el sonar del timbre su vida cambiaría. — ¡ve a abrir! ¿No escuchas que está llamando al timbre?, debe ser Martha y su esposo, ¡muévete ya! Inmediatamente Rebeca camino lo más que pudo hasta la puerta de la casa, miro por el agujero de la madera y vio que era la señora Lorena junto a un señor. Sin pensarlo dos veces abrió la puerta, la señora la saludo con mucha alegría de verla y estrecho su mano, aprovecho para presentarle a su esposo quien al levantar la mirada lo reconoció de inmediato. Rebeca se puso pálida, escuchaba a lo lejos cuando le hablaron. El la miro con cara de sorpresa y molestia, mientras ella con mezcla de emociones. —Si era casado, por eso se largó. ¡No puede ser! quizás está acostumbrado hacer este tipo de cosas y ella no lo sabe. Pasaron tantas cosas por su cabeza. Que llegar a la cocina no recuerda si le dio la mano o no. Ya no quería ni hablar con él, quería irse esa misma noche del lugar. —¿que te sucede, porque estás así? —Pregunto Alondra en la cocina —¡no puedo estar aquí, debo irme de este lugar cuanto antes! —¿cómo que te vas? ¡estás loca! no puedes irte así. ¿te hicieron algo? dime para poder ayudarte. —¡no puedo contarte! Discúlpame. Voy a mi habitación. Si pregunta la señora Raquel por mi le dices que me enferme que no puedo servir la comida está noche. ¡Por favor has que te crea para que no vaya Buscarme! —¡esta bien! ¡está bien! no entiendo nada Rebeca, pero ¡está bien, lo haré! Pasaron pocos minutos cuando Maribel preguntaba por ella, mientras Joel en la mesa no sabía cómo había ido a parar Rebeca a este lugar. Debía hacer algo, no podía dejar ser descubierto y que su esposa se enterará. Paso parte de la cena con la mirada perdida. Decidió levantarse a fumar con la excusa de encontrarla. Camino hasta la cocina al no encontrarla allí intento disimular. —Maribel, la muchacha que nos abrió la puerta cuando llegamos ¿dónde está? —pregunto sin miedo. Está le contesto que se fue a acostar porque se sentía mal, y curiosa le pregunto ¿por qué la buscaba? Joel le respondió en modo cortante. —se parece a una prima y quería saber si era ella— Al salir de la cocina caminó despacio por los pasillos del lugar, con la intención de encontrarla y evitando ser descubierto. Llegó hasta la puerta de una habitación en la que pensó estaba, sin dudarlo intento abrirla pero estaba bajo llave, Alondra quien estaba preocupada por su amiga decidió ir a buscarla, Justo cuando Joel intentaba meter un cubierto por la cerradura de la puerta Llego Alondra. — ¿Qué sucede? —pregunto Alondra sorprendida. El al verse descubierto, trato de disimular pero era evidente lo que estaba haciendo. Sin pensarlo dos veces el agarro por el cuello y pego contra la pared mientras la amenazaba con pedirle que no dijera nada de lo contrario se iba a quedar sin empleo, la soltó y regreso a la mesa, agitado, destapo de inmediato una cerveza, tomándosela de un trago. Martha quien lo observaba le pregunto de inmediato, si estaba todo bien. El a duras penas abrió la boca para decirle que estaba cansado y quería irse rápido a casa.

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