‘Está bien, nada que un poco de agua salada no pueda arreglar’. ‘Igual que mamá, todos piensan que el agua salada lo cura todo. Acabo de ver más agua salada de la que puedas soñar. Es dura y es mala y nunca se detiene cuando tiene un trabajo que hacer’. ‘Quizá por eso le gusta a mamá’. Sacudió la mano para quitarse el hormigueo y alargó la mano para quitarme un poco de musgo del pelo. ‘Tal vez, hermanito. Tal vez’. Rasca. Estalla. Silba. Rasca. Estalla. Silba. Rasca. Estalla. Silba. Rasca. Estalla. Silba. Rasca. Estalla. Silba. Rasca. Estalla. Silba. Eso fue seis. Tuve que parar hasta el mediodía. Miré mis pequeños troncos flotando en el agua. Pateé mis piernas sobre el borde y me pregunté si alguna vez llegaron a la orilla o simplemente se deshicieron al sol. Cada vez que volvía a l