Realmente Maximiliano no podía creer que fuera a rogarle a una mujer y más a obedecerle sus palabras, pensaba para sí mismo… Ambos eran un manojo de sentimientos Él le abre la puerta de su automóvil y Regresan a casa en un silencio para nada incómodo, al ver la hora ambos decidieron que era mejor dejar la conversación para mañana, cuando ambos estén descansados. Ambos decidieron reunirse en un restaurante al día siguiente para poner ordenar sus ideas sobre su matrimonio. Hablar sobre los límites y los términos, ambos asintieron y ella sin pensarlo dos veces se acerca a él y besa su mejilla. Ambos sabían perfectamente que ellos se casaron por un compromiso y no por amor, pero tenían que calmar sus diferencias y tratar de conciliar en la relación, al menos intentar por empezar a ser a