Maximiliano. Llego a casa y espero que mi mujer esté en ella y poder ver su rostro, pero para mi sorpresa ella no está. Mi molestia crece porque ella no me da mi lugar, yo soy su esposo, quiero que ella entienda que está casada, que es Mía ¡MI ESPOSA! ¡Y que no puede ser tan linda con todos! Por qué tiene que ser tan divina, hermosa, deslumbrante. Por mí la dejaría aquí en casa, solo para mí, que solo yo pudiera apreciar su belleza y hacerle el amor y que despertara solo en mis brazos y en mi cama. NOO maldita sea, ¡que me pasa! Mejor me voy a duchar y a esperar que llegue y después invitarla a cenar, pero pasan media hora y ella ni de sus luces. Estará con el tipo de la otra vez, u otro la habrá invitado. ¿Y si está con otro? — odio esta sensación. Mejor la llamo, me tiene que r