Maximiliano. Mis ojos se abren como platos por los dichos de mi padre. ¿Acaso no reconoces a tu esposa? Suenan y resuenan en mi cabeza esas seis palabras. No podía salir de mi aturdimiento, mi mente no asimilaba lo que me acaba de decir mi padre, No lo lograba asimilar, y quedé en un trance perdido en mis pensamientos y mis neuronas, las cuales no nos poníamos de acuerdo. ¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer! La mujer que me ha hecho dudar de todo, la que me ha quitado el sueño, a la que hasta le hice una escena de celos, la mujer más hermosa y maravillosa que mis ojos han visto. Y vaya que he visto muchas. Pero desde que la vi todo en ella me pareció, sumamente perfecto. Su belleza natural, su simpatía, y su sonrisa es lo más hermoso, y que decir de su r