—¿Otra vez el padre estará llegando tarde? —preguntó su compañera, señalando con su cabeza hacia el pequeño Darío, quien se encontraba jugando con unos bloques de madera en el suelo.
—Sí, últimamente ha tenido más trabajo en el taller mecánico y unas reuniones de improviso en su motor club debido a los omegas a los que ayudan, por lo que me ofrecí a cuidarlo hasta mi hora de salida —explicó Kendall con una reluciente sonrisa en su rostro.
—No parece que te moleste cuidarlo —observó la beta.
—Si me molestara hacerlo, ni siquiera me habría ofrecido en primer lugar —indicó, ordenando unos libros infantiles.
—Pero la gran duda aquí, ¿lo haces por el cachorro o por el padre? —indagó moviendo sus cejas.
—Tú también no, por favor —se quejó cerrando sus ojos.
—¿Qué? ¿Percy te ha vuelto a mol
