Karsten se propuso llegar al campus universitario, muy temprano pensando que sería más fácil ubicar antes de la llegada de los estudiantes, pero el lugar ya era un proveedor de jóvenes que iban de un lugar a otro. Pasó toda la mañana viajando en su auto y llegó muy cansado y mal humorado, viajando en auto para pensar mucho en lo que tenía en mente.
Se acercó a la dirección de la facultad y de allí lo enviaron a un hospedaje para los docentes de visita, según la mujer que lo atendió le informó que Rosaura Noguera, fue su asistente asignada y está llegando a darle la información correspondiente a todas sus solicitudes o inquietudes
Salió con una cartapacio de papeles y folletos que se le había dado para mantenerlo informado de la agenda curricular, se dirigía a su auto y vio a una pareja que discutió acaloradamente, no le gustó la forma de como el muchacho algo brusco le hablaba a la mujer, y sus ojos brillaron al identificarla, era una de las jóvenes que aparecía en la fotografía, sonrió.
Estaba de suerte, ni siquiera había salido del campus, y ya había encontrado a la primera mujer, pronto podría encontrar la otra a través de esa_ sonrió complacido.
_ ¡Suéltame! _ Le gritó Cecilia a su ex novio_ no me vengas con que todo era mi imaginación. ¡Eres un idiota!
Ella consideró de alejarse del joven, pero una mano la detuvo por el brazo. Esta acción provocó que la joven dejara caer los libros que llevaron al suelo.
_ Amor, yo no pude evitarlo, yo soy un hombre, ella me provocó y no tuve más remedio_ la agarraba por el brazo con tal fuerza que causaba daño al frágil brazo de la joven, que luchaba por soltarse.
_ ¡Tú lo que eres es un cretino! Ya te lo dije, no quiero que vuelvas a buscarme, nunca más _ perdieron los libros que habían caído al suelo y se marchó.
Caminó furiosa buscando la salida de la universidad, no era la primera vez que él le faltaba a su relación, era un infiel a morir. Dos años de amores y ella siempre creyó en él, pensaba que era una persona honesta y fiel, pero literalmente con los pantalones abajo, mientras empotraba una de sus compañeras de curso en la cancha de básquet. Ellos que estaban haciendo planes de matrimonio cuando se graduaron, pero él solo estaba sentado burlando de sus sentimientos.
De eso ya eran tres meses atrás y según él ella estaba confundida, ¿La creía tan tonta?, ¿Acaso todos los hombres eran igual de infieles y traicioneros? Hacia un verdadero esfuerzo para contener sus lágrimas, para no dejar ver si impotencia y vulnerabilidad. Ahora se mantiene enfada contra todo los hombres y piensa que todos son iguales, su confianza se ha visto destruida como también su estima.
Caminaba sin ver y sin prever se estrelló con un muro de puro músculo que se limitó a mirarla con enfado.
Unos hermosos ojos azules verdosos, la miran detenidamente, hace un barrido desde su cabeza hasta sus pies, haciéndola sentir incómoda y después de un corto tiempo él por fin brama.
_ ¿Qué? ¿Eres ciega?_ Karsten no pudo evitar sentir furia hacia la jovencita que tenía las mejillas rojas, por la rabia que se mostraba en el rostro de ella. Se enfureció aún más al ver el dolor de ella en esos hermosos ojos negros, los que estaban bordeados por unas gruesas y tupidas pestañas negras.
Ella podría ser la mujer que busca, para destruir, y se obliga a sentir aversión hacia ella, algo inexplicable en su comportamiento.
_ ¡Lo siento!_ sus ojos relampagueaban. _ "Lo que me faltaba"_ pensó Cecilia al ver el hombre con sus hombros cuadrados, su mirada fija, y qué la miraba con cara de pocos amigos, como si a ella le importara lo que un fulano le pudiera decir.
Ella lo miraba fijamente y pudo ver a través de los lentes dorados un par de ojos que brillaban de manera intensa, causando en ella cierta sensación, algo desconocido para ella, pero tampoco quería saber de qué se trataba, por eso continuo con su camino de salida.
_ Por lo menos discúlpate_ la arrogancia en la voz ronca de Karsten la hizo detener y lo miro con una vivida furia _ aprende un poco de cortesía.
_ Mire señor, en estos momentos me importa un comino la cortesía _ respiraba furiosa _ usted se detuvo de repente, así que no se haga el idiota y circule, si no sabe a dónde va, por lo menos quítese de la mitad del camino y no estorbe.
Karsten al oírla le escaldó la sangre haciéndolo despertar una emoción que se había mantenido dormida desde que era muy joven.
_ ¡Grosera!_ ronroneo él al mirarla a los ojos.
_ ¡Imbécil! _ le sostuvo la mirada furiosa, no se iba a dejar de ningún hombre, la joven se sentía abatida por la discusión que había tenido con su ex novio _ ¡Solo es un amargado!____ murmuró, pero consciente de que él la escuchaba.
Él frunció las cejas y apretó la boca para contener lo que pensaba decirle, debía contenerse por el bien de sus planes _ ¡Como me gustaría callarla!_ pensó e imaginó besándola con furia, hasta dejarle los labios hinchados por él. Karsten la observo y desde la distancia con los ojos fijos en la joven, la miraba con detenimiento hasta verla subir al autobús y perderse en la distancia.
Ella sin decir más salió del campus y se dirigió a su casa, tenía un vestido que entregar lo más pronto posible, pero ahora iba más furiosa que antes. Camino y llegó a la parada del transporte.
_ ¡Mamá!_ gritó apenas llegó a la pequeña y destartalada casa.
La casa constaba de una pequeña sala y dos habitaciones, una cocina muy pequeña, era muy limpia a pesar de la pobreza que se veía_ ¡Mamá!
_ ¡Aquí estoy! ¡Deja de gritar!_ dijo la mujer que caminaba con dificultad apoyada en un bastón.
Desde la ruptura con Mauricio, su hija andaba de un humor n***o, la veía triste y muy sola, eso la llenaba a ella de tristeza y preocupación.
_ Como te estoy llamando y no respondes_ dijo ella de manera insolente.
La madre la miro con curiosidad.
_ Deja la pesadez ¿Por qué estás tan enfadada?_ le pregunta _ ¿Mauricio?
_ No, ese imbécil ya no puede enojarme o lastimarme más _ la besó en la frente _ lo que pasó fue que cuando iba saliendo un fulano se me atravesó y nos estrellamos y el muy cretino quería que yo me disculpara _ refunfuñó.
Ella la miró y sonrió. Marta amaba a su hija y sabía que era una joven muy fuerte para salir adelante de cualquier circunstancia, y recordó lo que le había llegado en la maña y fue cuando miró el sobre que reposaba en la mesa, no lo guardó, se le había olvidado.
Cecilia siguió la mirada de su madre y frunció las cejas al ver como ella se tensaba y sin perder tiempo rápidamente se dirigió a la pequeña mesa.
_ ¿Qué es esto?_ tomo el gran sobre amarillo con estampillas, de la mesita que estaba e paso a la cocina, que era a donde se dirigía a buscar que comer, y se preocupó al ver como el rostro de la madre palidece.
_ Eso...es... un documento de…_ se mostró nerviosa ante su hija.
_ ¿Ah, sí? _ Cecilia entre cerró los ojos _ ¿Qué documento?
_ No te preocupes_ trató de caminar rápido para alcanzarlo pero su hija fue más rápida y lo alzo para que ella no lo tomara para esconderle lo que era, y saco los papeles y su rostro perdió el color
_ ¿Qué es esto, mamá? _ Los labios palidecieron al entender su contenido.
_ Yo, lo siento_ bajo la mirada y se sentó en una butaca, para descansar la pierna que tanto le dolía.
Marta la miraba a su hija, como le explicaría que ella antes de nacer ya estaba comprometida en matrimonio y que además a los veinticinco años ella se convertiría legalmente en esposa. Ella huyó y trató de darle una vida honesta y sin tantas privaciones, pero un accidente le robó sus posibilidades, viéndose obligada a recibir la ayuda de Gustavo Manjarrez. Robando la oportunidad de vivir con holgura por su propio esfuerzo, ahora por su maltrecho orgullo se vería involucradas en ese asunto tan delicado.
También tuvo la oportunidad de salir airosa si ella se hubiera casado con Mauricio, por lo tanto al cumplir la edad límite del plazo, se ejecutarán las clausulas prevista en el dicho contrato matrimonial.
_ ¿Mamá? _ Los ojos de Cecilia la miraban con temor_ aquí dice que estoy casada con un tal Karsten Manjarrez, y que dentro de tres meses voy a ser presentada en una ceremonia, por favor ¿Me explicas?
_ Ese es un acuerdo que esta desde antes que tu nacieras, era un compromiso moral de unir a los Manjarrez y a los Gómez __ suspiro muy nerviosa y dolorida por la pierna, últimamente le molestaba cada vez más seguido e intensificándose el dolor _ Yo lo acepté, cuando me accidente y tú no podías estudiar_ bajo la mirada avergonzada con su hija____ tu padre lo decidió antes de que tú nacieras.
_ ¡Mamá! _ gritó_ ¿Te estás oyendo? Papá murió hace veinticinco años, esto es.......descabellado.
La madre se mordió los labios, impotente ante el enojo de su hija.
_ Lo sé, pero es la verdad, tú estás casada con Karsten Manjarrez, además el padre de él es quién ha pagado todos tus estudios y mi largo y costoso tratamiento_ la miró con ojos vidriosos.
Cecilia caminó de un lado a otro, no podía creer lo que ella le decía, ya sabía ella que eso de estudiar, no iba a salir gratis, dos carreras a la vez, si ahora como iba a pagar todo lo que debían, estudiaba en una de las mejores universidades del país y era privada, muy cara.
Todos sus sueños e ilusiones se estrellaron contra un muro haciéndose añicos, sintió una desilusión grande, y al ver a su madre con qué derecho le reclama, cuando ella hizo todo lo que pudo al quedar viuda con un bebé recién nacido.
_ ¿Lo podemos cancelar?_ la miró con tristeza y esperanzada, su madre sufría mucho debido al accidente automovilístico, que le daño el hueso del fémur, y tenía clavos en la cadera, lo cual era doloroso e incómodo _ aquí dice Vásquez y yo soy Gómez.
_ No, no lo podemos cancelar porque él demanda el cumplimiento del matrimonio, y este será dentro de tres meses, además en tu registro de nacimiento eres Vásquez Gómez_ se levantó a duras penas_ tu esposo, te espera el próximo mes para comenzar a arreglar la ceremonia y el lugara d convivencia matrimonial.
_ ¿Mi esposo?_ río de buena gana.
_ Si mi amor_ se acercó y le acarició el rostro_ Karsten Manjarrez es tu esposo, aunque para ti sea un desconocido, él es tu esposo. Tu esposo desconocido.
Más tarde Cecilia leyó unos papeles que la comprometían aún más de manera legal a ciertas cláusulas de un testamento que era de su padre, las cuales fueron firmadas por su madre dándole legalidad a los documentos que sostenía en sus manos. De no aceptar, su madre estaba en la obligación de cancelar todos los costos generados por más de veinte años, más una demanda cuantiosa por el no cumplimiento del contrato matrimonial.
Dobló el papel y lo guardo en su bolso y fue a la máquina dónde cosía la mayor parte de las tardes y noches, con eso ellas lograban el sustento diario.
Los servicios, la universidad y el arriendo siempre lo pagaba su madre, con un según ella subsidio, pero ahora entendía de dónde provenía el dinero.
Trató de concentrarse pero no lo logro, dentro de tres meses su esposo vendría por ella, corrección dentro de un mes él se haría presente en su vida _ agachó la cabeza sobre la máquina y lloró amargamente.