6. De nuevo en casa

1622 Words
[Ximena Carbajal] Cuatro horas de viaje en avión y otras dos horas en auto hasta llegar a casa de nuevo. Sentía un agudo dolor de cabeza, hacía que me punzarán las sienes. No tuve tiempo de recuperarme de la cruda que cargaba por la noche de fiesta de ayer. Todos estos días me la pasé de antro y saliendo con chicos. Quería olvidarme de Tadeo aunque muy en el fondo lo quería, tenia la ilusión de ser la señora Peralta. Ahora me sentía como la burla de la sociedad, y además saliendo con otros chicos pude notar que estoy marcada, ya nadie va a querer salir con Ximena Carbajal la rechazada en el altar por uno de los miembros de la multimillonaria familia Peralta. Será muy difícil borrar de mi vida ese trágico momento. Suspiro y hundo mi rostro entre mis manos mientras apoyo los codos en mis piernas. Daniela me acaricia el cabello, no me gusta que sienta lastima por mí. La miro fulminándola con la mirada, ella sonríe tiernamente. —Se que estás sufriendo por dentro, aunque no lo quieras demostrar, pero te recomiendo sacar tu dolor, para que puedas superar esta horrible etapa de tu vida hermanita, tu eres la mujer más fuerte y valiente que conozco, no te puedes dejar vencer tan fácilmente —me dice con dulzura. Sonrío con socarronería. —¿Quién dijo que se dejaría vencer? Dani me mira sorprendida. —Otras chicas estarían aun llorando a diestra y siniestra pero tu no, ¿has llorado por Tadeo? —me quedo pensando, los primeros días después de la peor humillación de mi vida, llore mucho, tanto que ahora me siento seca, derrame por Tadeo hasta la última lagrima que me quedaba, pero ya no más, lo quise, ahora lo odio y lo detesto. Luego asiento y Dani una vez más acaricia mi cabello. Me permito un momento de debilidad cuando reposo mi cabeza en su pecho, ella me abraza. —Gracias por estar siempre echándome porras a pesar de que a veces no presto mucha atención a lo que te pasa a ti, ¿pero sabes qué? —alzó la vista y la miro a los ojos —eres la mejor hermana que pude haber tenido, ya basta de sentimentalismos, no quiero que se nos haga costumbre. Me alejo de apoco de ella, me limpio disimuladamente una lagrimita que amenaza con salir de mi ojo. —Tu también eres la mejor hermana, fría y seca, lo que tu quieras, pero siempre serás mi hermanita. El resto del viaje lo pasamos en silencio, trato de estar tranquila. Sé que cuando llegué a casa me esperará la charla con mamá y papá ya que prácticamente me fui huyendo. Dicho y hecho, cuando llegamos a casa quien ya nos estaba esperando fue mamá. Me miraba fijamente como analizando mi humor, mamá y yo nos parecíamos en muchas cosas, no teníamos la mejor relación madre e hija, pero la nuestra era suficiente para comprendernos. Apenas nos ve, camina hasta mí para abrazarme. —Me alegra que hayas decidido volver hija, saldremos adelante de esto, ya lo verás —alzo la ceja extrañada por su comentario, ¿saldremos? Lo dice tan fácil por que no fue a ella a quien humillaron frente al altar y a las cámaras a nivel nacional, cierro los ojos al recordar que nuestra boda fue televisada en varios canales locales y estatales por eso fue que todo se hizo un lío, por esa razón fue que tuve que huir de toda la presión que sentía. —No te preocupes mamá, ya veré la manera de superarlo —digo y mamá suspira de alivio. —Deberían subir, bañarse y vestirse para cuando llegue tu padre, las veo en un rato para tomar la merienda nosotras tres, tenemos cosas de que platicar. Ruedo los ojos y asiento, subo las escaleras con toda la pesadez del mundo, en fin, cuando mi madre se pone en modo “mamá gallina” es difícil sacarla de ese estado. Una hora después estábamos en la mesita que daba al jardín comiendo postres keto con té verde, mamá era una adicta a esa comida que también me estaba convirtiendo en una más de la secta. Ella siempre decía que el azúcar mata, al principio era dulce y podías disfrutar en tu paladar, pero por dentro aniquilaba. Si de niña me quedé algo traumada por esos comentarios, ahora comía solo cosas sin azúcar. De lo que quería hablar “mi bella madre” (sarcasmo) era sobre si planeaba demandar a Tadeo ya que ella sabía que nosotros dos habíamos firmado un contrato prenupcial el cuál su cancelación repentina obligaba al otro a indemnizar con una jugosa cantidad a la otra persona. Estaba muuuuy consiente de eso, mi madre también, con humor supe que ya había mandado analizar el contrato. Si estaba interesada en demandar a Tadeo, pero había una cosa además de eso que necesitaba que él hiciera, no descansaría hasta obligarlo a pagar lo que me hizo. Mi madre se ofreció a llamar al abogado de la familia, le agradecí el gesto pero le dije que quería que se mantuviera al margen, yo ya había pensado en como haría que sucedieran las cosas, mi madre me consintió apoyando mis deseos, solo me advirtió que no quería más escándalos en la familia por que en un par de meses tendríamos el nuevo lanzamiento de la colección primavera – verano en la cuál los diseños principales eran de mi hermana Daniela, esto era muy importante para la familia puesto que de ser un éxito su primera pasarela, ella pasaría a ser la diseñadora oficial de la marca de ropa CarSo, lo que era un orgullo al ser un m*****o de la familia propietaria de nuestra compañía. Estaba plenamente consciente de eso. Un rato después una de las empleadas de la casa nos anunció que papá había llegado. Las tres fuimos a recibirlo hasta la entrada. Saludamos a papá con un beso en la mejilla. —Me alegra verte más repuesta hija, por que necesito tu ayuda —me dice tomando mis manos entre las suyas, asiento, ya mi hermana me ha comentado sobre este nuevo socio de la empresa —tenemos mucho que hacer, Dani, vengan al despacho les daré algunas indicaciones. Cuando pasa a un lado de mamá le da un dulce beso en los labios, en ese momento siento un escalofrío recorrer toda mi espalda, si Tadeo no hubiera sido un maldito traidor algún día pudimos vernos tan felices como mamá y papá. Seguimos a papá hasta el despacho. Papá cierra las puertas como lo hace siempre que quiere tratar un tema importante. Nos sentamos frente a él, el en su lugar de siempre. —El hijo de Eugenio ya esta en Monteverde —dice, abro los ojos aún más sintiendo curiosidad por saber quien es él —mañana he dispuesto una junta para presentarlo frente a todos los empleados de la oficina de manera oficial, eso será a las 11 am el asunto es que me acaban de avisar que mañana tengo una reunión con los clientes de M&H para adquirir nuestra línea de ropa que estamos a punto de lanzar, así que quiero pedirles que ustedes le muestren todo el edificio y… —mi padre suspira —quiero que tú, Ximena, no te le despegues para nada, trata de ser amable con él, él no sabe nada sobre empresas más sin embargo es el dueño de la mitad de la nuestra. Arqueo una ceja, pronto la ardillita en mi mente comienza a girar. —¿Cuántos años tiene? —pregunto de forma seca. —Veintitrés —contesta mi padre —debemos tratar de encontrar algo para lo que sea bueno. Él es un año menor que yo, muy bien, será manejable. —¿Qué estudios tiene? —“ya mínimo me dará una idea de que puedo ponerlo a hacer”. Mi papá se queda unos segundos en silencio. —Primaria —dice de manera dudosa. Frunzo el ceño. —Me refiero a cuál fue su último nivel de estudios, papá —le digo con obviedad. Mi padre abre más los ojos esbozando una leve sonrisa. —Primaria —recalca. —¿Queee? —pregunto asustada —¿no estudio algo más? —pregunto con disgusto. Mi padre carraspea. —León se ve que es un buen chico, la noticia de la herencia de Eugenio le ha caído por sorpresa, él viene de una familia humilde en San Juan, al parecer su madre trabajo en casa de los padres de Eugenio como empleada doméstica, así se conocieron —volteo a ver a mi hermana, ambas estamos sorprendidas. —Entonces, ¿Qué se supone que debe hacer este chico en la oficina? Papá —pregunta mi hermana con ingenuidad. —Es el dueño de la mitad de la empresa Daniela, lo que sea que haga hasta ordenar archivos mientras se sienta útil, puede pasearse por los pasillos si así lo desea, lo único que quiero es que se sienta cómodo, que él se de cuenta que manejar una empresa es difícil, más si no estas capacitado para hacerlo, esperaremos un mes o dos, después le haré una oferta por sus acciones, la empresa en un principio fue de nuestra familia, puede volver a serlo. Asiento. Entiendo el razonamiento de papá, este León puede vender sus acciones a mi padre, sé que él le ofrecerá mucho dinero por ellas, como lo describe bien podría vivir de eso lo que le reste de vida. Exhalo. Sólo espero que este chico León, no sea un salvaje como proyecta su nombre, de lo contrario entre los dos no pasarán cosas muy buenas que digamos.
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