CAPÍTULO CUATRO Roose dejó que sus ojos recorrieran a los hombres que formarían parte del grupo que se uniría a él y a Cole. El indio de aspecto demacrado apoyado en una barandilla fue el único que lo llenó de confianza. Se había presentado como Oso Pardo y cuando escuchó el nombre de Cole, sus ojos se iluminaron. “¿Reuben Cole?” preguntó emocionado. “¿Lo conoces?” “De hace años, cuando ambos éramos jóvenes”. “Muy bien entonces”. Sonriendo, Roose se fue a buscar al sargento. Burroughs apenas pudo ocultar su irritación cuando Sterling Roose le informó de la partida de Cole hacia el norte. “Tiende a hacer las cosas a su manera”, explicó Roose, sosteniendo la mirada del sargento. “Pero tenemos órdenes, ¿o no crees en esas cosas?” Roose miró hacia otro lado, no deseando entrar en un deb