Pasaron dos semanas desde la propuesta de Matías, pero el témpano en que se había convertido el jefe le anunciaba que le dejaría de lado, también le aseguraba que le despediría. Además la semana estaba por acabarse y la celebración en honor a la abuela de Matías estaba cada vez más cerca, si querían ir de verdad solo tenían dos días para hacerlo. Gabriela quiso preguntar pero mantuvo la esperanza de que él lo pidiese de nuevo, o lo confirmase a lo largo del día. Matías no sabía cómo preguntarle de nuevo; primero le había dejado de lado durante las últimas dos semanas, y ahora le necesitaba con urgencia porque era un mentiroso compulsivo. Necesitaba saber, o mejor dicho preguntar, si aún estaba dispuesta a ir con él. Ella gustosamente aceptó. Gaby haría eso por cualquiera de sus amigos.