Matías no fue tan exigente ese día y al final de la jornada citó a Gaby en a su oficina, necesitaba ponerse de acuerdo con ella. —He sido demasiado egoísta. Eres la única amiga que tengo actualmente, no quiero incomodarte y mucho menos perder nuestra amistad o “comodidad laboral” por mi ego. Si no quieres ir, te libero —Matías, es un favor nada más. No tengo amigos así que ese puede ser el p**o a cambio de este e n o r m e favor... Sabes que me gustan las botas y los tratamientos para el pelo. — ¿No tienes amigos? —Todos viven en Valencia, Alemania e Italia —Explicó. —Así que nunca habías vivido acá. —Cuando mi papá vivía con nosotras... él me enseñó a leer, creo que de ahí viene mi obsesión por la literatura y todo eso. —Mi mamá era escritora —Ambos sonrieron ante el recuerdo de