Misión cumplida

2193 Words
El joven, aunque estaba muy desesperado, no se daba por vencido. Se adentró en uno de los lugares más peligrosos del barrio para ver si podía negociar objetos robados esas con personas para venderlas en la bodega, infortunadamente, fue expulsado todos los que estaban allí, no confiaban en nadie y no iban a vincular a un extraño en sus negocios tan fácilmente. Corrió a otro lugar que conocía de contrabando, poniéndose a disposición de todos los que allí trabajan, pero tampoco tuvo suerte, parecía que las personas eran muy desconfiadas por motivo de traiciones. En su rostro se veía el desespero que tenía, aun así, Esmeralda no sentía un mínimo de compasión hacia él, puesto que podía ser de esas personas que una vez son ayudadas son capaces de darle la espalda a la persona que lo hizo, incluso aun ayudándolo ella por su cuenta, sabía que teniendo él de nuevo la posibilidad trataría de hacerla sentir mal y humillarla. El joven estaba sin rumbo, pagó con el último dinero que tenía una habitación en un pequeño hotel de mala muerte, una vez que ingresó Esmeralda de regresó a su casa para descansar, pues ya tenía muy poco tiempo para culminar su venganza antes de su viaje. Cuando llegó a casa pudo ver que su madre estaba en el comedor esperándola, quería hablarle acerca del camino que estaba tomando para su vida, en su rostro se veía cada vez más la decadencia, antes tenía la mirada brillante y vívida, pero ahora sus ojeras exhibían el cansancio de una mujer que no está acostumbrada a la maldad y fue insertada por mala suerte del destino. La madre falló en su discurso, Esmeralda estaba encantada con su nueva vida, le gustaba sentir que tenía poder sobre todas las situaciones que quisiera y que las personas podían servirle a su antojo, ya había sufrido por muchos años, no solo por la carencia económica, sino también por las personas que se encargan de empeorar una situación de miseria con sus actitudes. Le reiteró que su plan no era vengarse de todas las personas que le habían hecho daño, solo de aquellas que la habían marcado de alguna manera, como por ejemplo su ex compañero de clases, quien ya estaba pagando gran parte de lo que le había hecho, pero aún faltaba la parte final. Esmeralda quería proporcionarle algo de dolor físico con sus propias manos, pensaba hacerlo al otro día para poder cuadrar luego el viaje con más calma y poder partir con tranquilidad. Del mismo modo, en la noche se dio cuenta de que en su cabeza no dejaba de rondar la idea de una posible enfermedad venérea, aunque había convencido a la ex novia de aquel enemigo de que no era un asunto realmente grave, a ella sí le preocupaba un poco, pues había estado con Ángel y algunos otros a quienes no quería lastimar. Por eso, se levantó como todos los días muy temprano para ir a un laboratorio privado a que le hicieran una prueba donde le dieran resultados el mismo día. No se quiso ir con Ángel, aunque si necesitaba la ayuda de un hombre para poder sostener a su enemigo mientras ella se desquitaba con él, pero no quería que su amado se enterara de que ya estaba dudando de su salud s****l. Así que se llevó a uno de sus conductores para que la ayudara en todo lo que necesitaba, cuando estaban adentro del carro le dio un dinero por su silencio, esperaba que le fuera muy fiel y que no contara nada de las cosas que ella hacía. El joven accedió, además le eso le propuso ser su hombre de confianza, teniendo en cuenta que todas las personas que trabajaban en ese negocio siempre tenían una mano derecha en la que confiaban todas las cosas que no podían hacer personalmente. A ella le gustaba ese hombre para ese tipo de trabajos porque era muy serio, nunca en la miraba con ojos de morbo ni se intentaba sobrepasar con ella, parecía que la respetaba por lo que era. Su nombre era Carlos Mario, pero todos le decían “caloma”. A partir de ese día se convirtió en su único amigo y consejero legal, aunque no estuvo de más advertirle que a la primera falla sería despedido o posiblemente asesinado por todos los secretos que tenía sobre ella, aunque lo dijo más por asustarlo, pues en el fondo sabía que no era capaz de matar a alguien. Llegaron hasta el laboratorio clínico y la joven se realizó el procedimiento con total normalidad, una de las empleadas de allí quedó de comunicarle el resultado vía mensaje de texto a su celular para que no tuviera que regresar, ella accedió y procedieron a parquearse afuera del hotel donde se estaba quedando el joven para ver cómo iba su situación. Fue solo cuestión de minutos para que el joven saliera del hotel con su cara de mártir buscando qué hacer para recuperar lo que era su vida. Fue hasta la casa de su madre para pedirle una segunda oportunidad, pero ella se mostraba muy reacia a escucharlo, todavía le dolía mucho saber que su hijo se había convertido en ese tipo de basura humana que ella siempre intentó que no fuera, con lágrimas en los ojos decidió no ayudarlo hasta observar un cambio completo en su conducta. Luego de eso cerró la puerta en su cara mientras se retiró, al joven se le había acabado la vida en cuestión de segundos, ya no tenía trabajo, no tenía casa, tampoco podía ir a la escuela porque haya solo sería la burla de todos los que habían visto los letreros acerca de su enfermedad, su único y verdadero amor real ya no lo quería ver a causa de la traición de la que había sido víctima, por eso decidió buscar a una de las mujeres con las que la engañaba. Se acercó a la casa de la chica con la que estuvo en el parque unos días antes, pero ella al verlo en esa condición tan deplorable y después de haber escuchado todos sus problemas, decidó que era mejor alejarse. Evidentemente se trataba de un tipo de persona que solo está en los buenos momentos, pero en los malos se aleja descaradamente. Esa fue la única forma que tuvo el chico de entender lo que realmente había perdido con su otra novia, estaba seguro que si no le hubiera hecho daño ella sería su salvación en esa situación, pero se había encargado de arruinarlo todo con todas las personas que de verdad lo querían. Se fue muy triste y decepcionado hasta uno de los puentes principales que conectaba el barrio con la zona periférica de la ciudad, se hizo debajo del puente en un lugar que quedaba muy bien cubierto. Sabía que ya no tenía forma de pagar otra noche en el hotel, así que tenía que empezar a armar algo provisional en un lugar donde al menos no se mojara sí llovía de noche. Por suerte, ese puente era muy grande y tenía varios huecos en los que podía evitar un poco el frío, allí tendió una cobija como a modo de cambuche y entró un rato para pensar en qué más podría hacer para salvarse de su situación. Esmeralda esperó hasta que fuera la 1 de la tarde para acercarse hasta el joven y hacerlo pagar físicamente por su dolor, pues a esa hora había muy poca gente en el sector, así que podía hacer todo lo que quisiera con él y nadie se enteraría. Esa era la hora en que las personas estaban almorzando, por lo general solo había unas pocas, pero como era tan peligroso no sé acercaban a esa parte inferior del puente, en resumen, era el lugar perfecto para desaparecer alguien. Esperó muy pacientemente mientras pensaba en la manera en que iba a llevar a cabo su venganza. Su conductor era de pocas palabras, como bien se lo mencionó, su trabajo no era pensar, sino obedecer y él tenía esa filosofía muy bien marcada. Por ella Estaba dispuesto a matar al que fuera necesario y a hacer cualquier tipo de cosas sin decir nada, simplemente sería su máquina de ejecución. Cuando llegó el momento esperado, Esmeralda salió de la camioneta muy decidida con un bolso en su brazo, se acercó al joven con mirada impositiva, en cuanto la vio se alegró un poco, no sabía cuáles eran sus intenciones y de hecho no lo sospechaba, pensó que se había acercado para ayudarlo. Ella solo se reía, no podía creer que él fuera tan descarado de pensar que después de todo lo que le había hecho ella tendría ganas de hacer algo bueno por él. Cuando la víctima se dio cuenta de sus malas intenciones se levantó rápidamente para intentar huir, se hubiera enfrentado intentado dar la pelea si ella no tuviera compañía, pero cuando vio que el conductor también tenía planes de hacerle algo, decidió que lo mejor era irse. Por desgracia, caloma no se lo permitió, lo agarró por la fuerza y amarró sus manos a un palo que había cerca, quedó totalmente inmóvil, al menos en la parte superior de su cuerpo. Esmeralda le contó que ella había sido la causante de sus últimas desgracias, incluso de las amorosas, fue ella quien se encargó de que todo el mundo cayera en cuenta de lo malo que él era, también se echaba flores a sí misma por haberle dañado del negocio con el jefe de la bodega de contrabando. El joven empezó a revolcarse en su sitio, tenía muchísima rabia con ella, solo quería desatarse y proporcionarle unos golpes, pero era ella quién tenía ahora el control de todo. Sacó un cigarrillo de su bolso, lo encendió con una cerilla y lo apagó en la frente del joven, solo se escuchaban los gritos por el ardor, en ese momento le recordó el día en que le hizo lo mismo porque ella estaba en una condición de inferioridad. Ahora le tocaba sufrir a él, pero más de lo que ella había sufrido. Sacó otro y lo apagó en su ojo mientras su conductor a la fuerza lo mantenía abierto, el joven estaba gritando mucho, así que tuvieron que amordazarlo para que las personas que pasaban por encima del puente no se dieran cuenta de que algo malo estaba pasando. También le quitaron la camiseta y apagaron otros de los cigarrillos en sus tetillas, con mucho mal genio e impotencia el joven aceptó que su destino sería terminar en manos de aquella mujer, así que decidió no darle el gusto de que lo viera sufrir tanto, en vez de eso, prefirió aguantar el dolor como todo un hombre. Esmeralda se sentía un poco extraña, jamás en la vida pensó que el dolor de otro le pudiera generar tanto placer, ahora entendía cuando las personas malas se volvían adictas al sufrimiento. Con una navaja muy afilada le proporcionó algunas cortadas en su espalda, escribiendo cada una de las letras de su nombre para que por medio de su cicatriz siempre en la recordara, él no estaba gritando, pero solo con la mirada se hacía evidente que estaba sufriendo enormemente, incluso sentía que no había sido para tanto lo que le había hecho, pero ya no podía remediarlo, se había dejado llevar por las ínfulas de poder. Luego de terminar de escribir su nombre, Esmeralda pensó que ya era suficiente todo lo que había hecho, pues ya había destruido su vida social y ahora parte de su cuerpo, con eso se sentía satisfecha. Unos segundos antes de pedirle a su conductor que lo desamarrara recibido un mensaje de texto a su celular del laboratorio clínico, en el formato adjunto le informaban que la prueba había salido positiva para VIH. En ese momento su mundo se detuvo, no sabía qué hacer ni qué pensar, racionalmente sabía que no era algo muy grave, pero emocionalmente sabía que eso le iba a generar graves conflictos con las personas con las que había estado, pensaba en Ángel, quién había confiado en ella, aunque era consciente de que eso no era su culpa, sino de aquel Insignificante humano. Tenía mucha rabia con él, aprovechó que lo tenía justo enfrente para terminar lo que había empezado, ya él ni siquiera merecía vivir. Sin embargo, ella sentía que no era una asesina, así que le pidió el favor a su conductor de que terminara con la vida del joven de una vez por todas, pero justo en el momento en que él lo iba a asesinar, ella le pegó un grito sugiriéndole que se detuviera. Por un momento su cuerpo se armó de valentía y sentía que solo ella era la responsable de acabar con una basura como esa, aunque le daba lástima por su madre, pues aunque fuera un mal ser humano, una madre jamás aceptaría la muerte de un hijo. Tomó el puñal y se lo enterró entre el pecho y la costilla, se lo retiró sin compasión y se fue en su camioneta, sentía que por fin se había quitado un gran peso de encima.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD