Enemigo vivo

1600 Words
Regresó a la casa de su padre, ahora que por fin había cobrado su venganza estaba lista para emprender su nueva misión en México. Aún le quedaba una persona con quien tenía unas cuantas cuentas pendientes, era el hombre que la había obligado una vez en el bar de Víctor a beber, pero eso podía esperar. Solo lo de su excompañero no tenía espera, puesto que gracias a él no había podido seguir estudiando. Cuando llegó vio que su padre estaba muy feliz, el negocio en Venezuela estaba saliendo tal y como lo habían planeado, el jefe Javier había quedado impactado con su hija y la respetaba, incluso quería que tuvieran más tratos. El negocio en México radicaba más en un asunto de comunicación entre Colombia y los Estados Unidos, quería llevar parte de su mercancía hasta allá, pero necesitaba que México fuera el trampolín. Como ese no era su país no conocía bien las rutas de acceso, así que tenía que acceder a pedir la colaboración de las personas de allá, en ese caso estaba Martín, que era uno de los contactos más efectivos que tenían, aunque no sabían cómo sería su reacción al ver que ella era la nueva negociante, teniendo en cuenta que la había tenido secuestrada sin pensar que ahora se convertiría en alguien tan importante para la organización. Su padre y algunos de sus trabajadores le dieron unas recomendaciones para que todo fuera un éxito, terminó ese día de cuadrar su equipaje para tener todo listo y al otro día partió muy temprano. Sentía que había dejado las cuentas claras en Colombia, solo faltaba llegar con un nuevo éxito para su familia. Se fue con Ángel y con Caloma, sentía que con ellos dos nada malo le iba a pasar, además, eran buenos consejeros por el tiempo de experiencia que tenían en el negocio. Su madre se quedó muy preocupada, solo esperaba que en algún momento las cosas no salieran como la joven esperaba y que se arrepintiera del trabajo que tenía, volviendo a retomar el camino académico y del trabajo honesto. Ya ni siquiera sabía qué estaba haciendo en esa casa, era evidente que no podía convencerla, así que decidió irse a la casa donde antes estaba con Esmeralda. No en el antiguo barrio, sino dónde se mudaron después de que ya empezó a trabajar en el bar, sabía que su hija, aun estando lejos, no la desampararía con el dinero que necesitaba para pagar sus gastos. Norman no estaba de acuerdo con que se fuera, sentía que corría peligro por el solo hecho de ser su esposa, y más aun, sabiendo que la niña estaba viviendo en la misma casa que él, pero ella no le hizo caso, estaba cansada de ver cómo su hija se perdía cada vez más. Prefería recibir su visita de vez en cuando para asegurarse de que estuviera bien, pero no bajo el mismo techo siendo participe de su degrado. A pesar de no estar de acuerdo con su decisión, Norman le regaló un dinero para que comprara las cosas que necesitaba para la nueva casa, ya que en el trasteo a la mansión regalaron todo en el antiguo barrio. Ella se puso muy feliz, estaba muy agradecida, al menos él todavía era un caballero. Cuando organizó de nuevo su hogar puso un altar de la virgen con el nombre y la foto de su hija para que la cuidara en cada paso que diera, aunque no era muy religiosa, sentía que de alguna manera debía protegerla, si no podía hacerlo desde el aspecto físico tendría que intentarlo desde un plano más espiritual y abstracto. Esa primera noche que pasó sola se sentía muy extraña, ya en algunas ocasiones había dormido sin compañía, pero siempre sabiendo que su hija llegaría a la madrugada o por tardar al otro día a contarle sus aventuras, ahora sabía que nadie compartiría con ella el desayuno, a ese paso tendría que conseguir una mascota para no sentir tanto la soledad. Justo a eso de las 3 de la mañana empezó a sentir un ruido muy extraño, parecía como si en el techo estuviera alguien, pensó que tal vez era parte de su psicosis por la soledad en la que se encontraba, muchas veces la gente se acostumbraba tanto escuchar personas que, aunque no estuvieran, las sentían. No le puso mucho cuidado a eso, además, no sabía qué tantos gatos podían haber en el vecindario, de esos que generalmente se pelean como locos en los entejados; atrancó la puerta de su habitación con seguro por prevención y siguió durmiendo. Arriba del techo estaba nada más y nada menos que el ex compañero de colegio que Esmeralda había creído matar. Evidentemente, no hizo bien su trabajo, solo le proporcionó una puñalada en la mitad del pecho y la costilla, pero no fue suficiente para acabar con su vida. En cuanto ella se fue, el joven se levantó y se postró en la carretera para solicitar ayuda de cualquiera de los conductores que por allí pasaban. Por suerte alguien lo socorrió de inmediato, lo llevaron a un hospital donde lo salvaron, la herida, aunque fue profunda, no comprometió ninguno de sus órganos, así que solo tenía que guardar reposo. Sin embargo, los médicos se percataron de las letras que habían marcadas en su espalda con sangre, por ese motivo llamaron a la policía para que hiciera las investigaciones necesarias y se cerciorarán de qué tipo de persona era el joven. En cuanto se dio cuenta de que las autoridades estaban en camino se escapó del lugar, tomó la ropa de uno de los médicos para disfrazarse y salir con mucho disimulo. Tenía muchísimo dolor, afortunadamente le habían aplicado unos analgésicos pero, aun así, necesitaba mucho más tiempo de recuperación. No quería terminar en una cárcel, ni tampoco podía simplemente hacerse la víctima y denunciar a Esmeralda, pues sabía que ahora estaba con gente muy peligrosa y podría ser peor para él. Llegó al barrio después de caminar por varias horas, estaba muy lejos y no tenía ni un solo peso para tomar un taxi o un bus. Llegó hasta la casa de su madre para mostrarle lo que le había hecho la joven, la madre no lo podía creer, realmente la habían engañado, ella no era su amiga, por el contrario, quería hacerle daño. La madre se disculpó por no haberlo escuchado y ayudado en el momento adecuado, limpió un poco sus heridas, le puso unos paños de agua tibia en su cara para calmar la fiebre y le dio de comer. Con todos los cuidados de su madre se sintió bien a las pocas horas, miró el reloj y se percató de que ya iban a ser las 7 de la noche. Cuando observaba su figura en el espejo veía un hombre demacrado por el dolor y la tristeza, la humillación de la joven le había costado muchísimo más de lo que había pensado, según él, no se merecía tanto sufrimiento por solo una noche en la que se no se portó de la mejor manera. Ahora sería él quien se vengaría, no sabía cómo, pero las personas del barrio con lo informativas que eran le darían algún tipo de información que le permitiera dar con su paradero. Salió de prisa para ver con quién podía conseguir información, la madre trato de tenerlo, pero fue imposible, su mirada estaba llena de odio contra la mujer que había acabado con toda su vida. Empezó a preguntar en las tiendas del barrio, pero todas las personas le daban la misma información: la joven se había pasado a una casa en un mejor barrio y luego se había ido de allí. En ese instante se percató de la presencia de María, su mejor amiga, decidió intentarlo con ella, aunque pensaba que evidentemente no le daría ningún tipo de información. Sin embargo, estaba equivocado, desde que Esmeralda dejó de trabajar en el bar no se había comunicado con su amiga, ella no sabía todo lo que había pasado, ni siquiera recordaba que ese hombre era su enemigo. Alguna vez se lo mencionó en el bar, pero como ella mantenía en estado de embriaguez o drogada casi nunca le prestaba atención. El joven se percató de que ella desconocía todo lo que estaba pasando, así que decidí engañarla diciéndole que él y Esmeralda eran buenos amigos, quería saber dónde se encontraba para darle una gran sorpresa de la cual no podía comentar nada todavía. María le comentó que ella tampoco sabía dónde vivía, pero qué había escuchado algo del barrio donde estaba, era uno de los más ricos de Bogotá, además, sabía más o menos el lado por donde quedaba la casa. Le dio toda la información, aunque no fue muy exacta, fue suficiente para que el joven emprendiera su camino hasta allá. Tomó un bus con algo del dinero que le dio su madre y luego de eso caminó un poco hasta el barrio cubierto con un saco una capota, unos lentes y ropa negra para evitar ser descubierto por ella. Después de caminar por todos lados, pudo haber parqueada afuera de una gran mansión la camioneta en la que ella estaba, se quedó ahí y vio cuando su madre salió con una maleta y algunas cosas de trasteo. De inmediato sospechó que la señora había decidido alejarse de ese mundo, sabía que ella siempre había sido una mujer con muchos valores, y tal vez la única manera en que él se podría vengar de Esmeralda era haciéndole daño a la mujer que le había dado la vida.  

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