La libertad como condición del amor

2187 Words
Después de manejar por varios minutos llegaron a la casa de Ángel, vivía en un edificio muy lujoso con gimnasio, parqueaderos, piscina y muchas zonas verdes. Entraron por algo de ropa, pues temían que Nicanor fuera a buscarlo hasta su propio hogar para terminar con su vida. Esmeralda cuando estaba dentro del apartamento pudo corroborar que él le había dicho toda la verdad, solo vivía con su madre, en el comedor había cuadros de ellos juntos y no había rastros de ninguna otra mujer. Era una lástima que no se pudieran quedar allí, la joven quería estar cerca de lo más íntimo de él, su casa de alguna manera reflejaba su "yo" interior, estar allí podía revelarle mucho de su personalidad. Después de empacar salieron rápidamente hasta el parqueadero, Esmeralda no sabía si pasar la noche con su apuesto hombre o decirle que la llevara donde su mamá. Ángel insistió en que se fueran juntos, quería que terminaran lo que habían iniciado en el balcón, tenía muchas ganas de conocerla más a profundidad. Ella decidió seguirlo, pero antes le pidió arrimar donde su madre para avisarle que no llegaría, ya que siempre que ella estaba en la calle hasta altas horas de la noche ella no podía dormir con tranquilidad. Así lo hicieron, la señora Blanca tuvo la fortuna de conocer al apuesto sujeto, por primera vez en la vida sentía que su hija había hecho una buena elección, además Ángel le dejó dinero para que estuviera un poco más tranquila y un celular para que se pudiera comunicar con su hija, de esa forma podían estar ambas conectadas en todo momento. Ángel se sorprendió un poco del lugar de donde venía Esmeralda, era muy similar a su infancia, le trajo muchos recuerdos que estaba tratando de borrar de su memoria, aunque era bonito notar el cambio que había tenido su existencia. Había una gran sorpresa para la joven, Ángel tenía una finca en las afueras de la ciudad, siempre que quería escapar del mundo se iba para allá y ahora sería su nido de amor, casi nadie sabía de ese lugar, ni siquiera Nicanor, por eso era el lugar ideal para escapar. Hacía mucho frio allí, había perros guardianes y una señora que cuidaba la casa y atendía a las personas que llegaban. Era la primera vez que Esmeralda visitaba una finca lujosa, la única a la que había ido antes era a la de un tío de su amiga María, pero era una finca cafetera y la casa construida en madera vieja. Entraron abrazados y muy contentos, ya había pasado el gran susto de la noche, aunque no podía negar que la pelea con Nicanor tenía muchas implicaciones negativas frente a su economía, ya que eran muchos los negocios que hacía con su ahora nuevo enemigo. Tendría que buscar otras alianzas, por suerte el jefe de todos era muy comprensivo y le tenía un gran cariño por llevar tanto tiempo en el negocio. Solo le quedaba cuidarse de Nicanor, pasar desapercibido al menos mientras arreglaban las cosas. Llegando al interior de la finca estaba la nana cuidadora, les ofreció algo de vino y queso para acompañar, pero la pareja de enamorados tenía gran afán por llegar rápido a la habitación, el deseo más el peligro hacían que Esmeralda se sintiera realmente estimulada, ya estaba comprendiendo el motivo por el cual muchas personas se iban por ese camino tan exaltante. Cuando llegaron a la habitación inmediatamente se empezaron a desvestir, no había tiempo para los detenimientos acontecidos en el balcón, pues allí habían quedado a mitad de camino. Empezaron a besarse y el acto s****l tuvo lugar de manera salvaje y tierna a la vez, Esmeralda nunca antes había estado con una persona tan apasionada, temía que podía enamorarse de él muy fácilmente, si es que ya no lo estaba. Su entrega de amor duró alrededor de 40 minutos, lo suficiente para que ambos quedaran totalmente satisfechos, estando en la cama con una sabana blanca que cubría ambos cuerpos, Ángel le confesó que estaba dispuesto a hacerlo todo por ella, incluso a darle lo necesario para que no tuviera que trabajar más en el bar, la quería tener solo para él. Era una propuesta muy tentadora, pero Esmeralda no se sentía bien dependiendo de un hombre, era muy desconfiada y temía que la pudiera dejar en cualquier momento, el mundo estaba lleno de posibilidades y alguien mejor podía aparecerse en su camino. Aunque su amado le recalaba la imposibilidad de encontrar una mujer más hermosa, tierna e inteligente que ella, la joven no quería estar sometida, pues depender de un hombre también implicaba seguir unos lineamientos acordados para que la relación funcionara. También tenía la teoría de que formalizar las relaciones terminaba por acabarlas, cuando dos personas se aman en libertad están dispuestas a aceptar todo del otro, por lo que ese es el ideal de verdadero amor, admitir todos los defectos sin intentar cambiarlos. Cuando hay formalización amorosa se exige por parte de ambos un mínimo respeto y otro tipo de valores que terminan desencadenando en la necesidad de utilizar mentiras, pues al no poder cumplir con las exigencias es necesario ocultar la verdad para que el otro no se sienta herido. Por eso no quería estar solo con él ni prometerle fidelidad, quería que la amara en libertad y que ambos se complementaran en todos los aspectos de la vida, pero sin estar atados. De esa forma ella podría seguir trabajando por su parte y el por la suya, siempre que quisiera estar con ella estaría disponible y encantada de hacerlo, además también podían hacer muchos planes, pero siempre bajo el marco de la libertad. Ángel cada vez estaba más admirado con su manera de pensar, todas las mujeres con las que había estado antes pensaban muy diferente, siempre querían poseerlo, le parecía muy interesante que la modernidad hubiera traído consigo mujeres tan liberales. Decidió aceptar su punto de vista, aunque no estaba realmente convencido, era consciente que de si no lo hacían a su manera no podían estar juntos y prefería al menos tener una parte de su corazón. Esmeralda se ofreció incluso a ayudarle con su problema Nicanor para que pudieran hacer las paces, sabía que si él accedía a volver a estar con ella en una habitación podría convencerlo. Ángel creía que era un poco arriesgado, el mexicano no estaba acostumbrado a arreglar las cosas por las buenas, además le parecía muy paradójico que fuera precisamente una joven de su edad la que intermediara entre dos hombres mayores y peligrosos. Sin embargo, tenía que aceptar que era una muy buena idea, pues era muy factible que Nicanor volviera al bar para tratar de encontrarlo. Luego de un largo rato de conversación se quedaron dormidos mientras se abrazaban, la joven durmió profundamente, se sentía protegida y amada. Cuando despertó él ya no estaba, había en la mesa de noche una nota donde le explicaba su ausencia a causa de unos negocios urgentes, también le reitero el plan para suavizar las cosas con Nicanor para no tener que estarse escondiendo. Afuera estaba la nana con un rico desayuno servido, le había preparado huevos, pan, queso y jugo de naranja, también estaba dejando listo su baño de espuma y alistado algunos productos para que estuviera bien perfumada, era una señora muy amable y Esmeralda estaba muy feliz de sentirse tan bien atendida. Había un coche listo con un conductor contratado para llevarla hasta su casa, además la nana insistió en que podía llamar al conductor siempre que lo necesitara para que no volviera a utilizar bus. Su vida parecía prestada, no era la misma Esmeralda de hace unas semanas, cuando llegó a su barrio en la camioneta todos la miraban de arriba abajo, era evidente que sospechaban de sus malos pasos, pero eso no le importaba, lo único que quería era una vida mejor para ella y su madre. Con todo el dinero que ganó con Nicanor le propuso a su madre buscar una casa en un barrio más seguro, mientras siguiera trabajando en el bar estaba en condiciones de pagarlo. El conductor les ayudó a subir unas pocas cosas a la parte de atrás del carro, las demás las dejaron en la calle para que cualquiera las recogiera. Esmeralda quería que casi todo estuviera nuevo, tenía ya en la mira un lugar donde iba a comprar camas, armarios, muebles y un comedor para su nuevo hogar. Todo el día se la pasaron comprando cosas y adecuando su nuevo hogar, de nuevo había tenido que faltar al colegio, por suerte su madre la ayudó con la firma de una excusa. Ya no le quedaba mucho tiempo y por la noche tenía que ir al bar, allá estaba Víctor esperándola con cara inquieta, pues la vio muy diferente, estaba mu arreglada y con ropa muy fina. Esmeralda solo tenía palabras de agradecimiento para él, gracias a la oportunidad que le había dado ahora tenía una vida diferente. Sin embargo, Víctor se aprovechó de su gratitud y le exigió que le diera las gracias con un poco de cariño prestado por lo bien que le estaba yendo, él no era de su gusto, pero sabia que tenía que tenerlo contento para que no la sacara de trabajar, así que con valentía y mucho disimulo accedió a estar con él. En ese momento le pasaba por la cabeza la propuesta de Ángel, por muy independiente que quisiera ser no sabía hasta cuándo podría soportar el hecho de tener relaciones íntimas con personas que no quería. A eso de las 8 de la noche empezaron a llegar los clientes más frecuentes, buscando cualquier oportunidad para estar con la nueva joven, Víctor la tenía como una especie de trofeo que era entregado al mejor postor, parecía una especie de subasta. Esa noche tenía 5 posibles candidatos, entre ellos había un muchacho muy joven pero no tan apuesto que estaba ofreciendo más dinero que todos por estar con ella. Cuando se estaba concretando el asunto, se escuchó un ruido muy fuerte en la puerta, era Nicanor que había llegado de mal genio buscando a Esmeralda. De inmediato Víctor se la negó, argumentando que ya había un muchacho que la ocupaba, además era el que más dinero ofrecía por ella. Nicanor preguntó cuál era el precio y lo duplicó, tiró el dinero en la mesa y la tomó del brazo bruscamente con dirección hacia la habitación. El joven se quedó muy pensativo al igual que Víctor, era evidente que las cosas estaban mal, aunque no podían meterse por respeto al pago que había efectuado el mexicano. Adentro de la habitación el ambiente estaba muy tenso, Nicanor le preguntaba insistentemente por la ubicación de Ángel, era evidente que ella conocía su escondite y lo estaba protegiendo. Esmerada no empezó a hablar hasta que lo vio más calmado, luego de eso lo tomó de la mano y lo sentó en la cama mientras puso su cuerpo al lado. Le explicó que para ella estar con un hombre era solo un asunto de trabajo, que así lo había hecho con él y con Ángel, no prefería a ninguno, simplemente estaba calculando sus gastos y necesidades. Le pidió disculpas por haberse metido con su amigo justo el día en que él la había contratado como acompañante, pero le recordó que no tenía dueño, ella podía estar con cualquiera y el tenía que ser consciente de eso, ya que no la había conocido precisamente en un convento. Nicanor reconoció que por un momento se sintió dueño de ella, al ver que todos la admiraban tanto pensó que algún día las cosas podrían ser diferentes, de hecho, era muy normal que también Ángel se hubiera fijado en ella, pues era hermosa y estaba en la flor de su juventud. Esmeralda lo abrazó, mientras tanto le recordó que siempre que quisiera podía ir al bar a estar con ella, pero que no quería que tuviera problemas con su amigo, si no hacían las paces él jamás podría volver a tocarle ni siquiera un pelo, esa era su condición para que las cosas pudieran continuar. Esa amenaza asustó mucho al mexicano, estaba en una paradoja, pues perdonar a Ángel dejaría su orgullo por el piso ante los demás, pero, por otro lado, no quería que esa fuera su ultima vez con la bella joven. Por eso, decidió perdonar su traición y reconoció la libertad que tenía Esmeralda para estar con quien quisiera, aunque no sin antes ofrecerle una vida a su lado lleno de lujos. A la joven le daba risa como ambos le ofrecieron lo mismo, se notaba que tenían el mismo modo de operar, también lo rechazó y les explicó sus motivos direccionados hacia el amor a la libertad. Después de esa charla Esmeralda le cumplió su deseo nuevamente a Nicanor, tuvieron sexo y esta vez de mejor manera, solo así podía asegurar la tranquilidad de su amado Ángel. Salieron de la habitación tomados de la mano, cuando Víctor los vio se tranquilizó un poco, temía que le pudiera haber hecho algo malo a su bailarina estrella.
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