El resto de la noche transcurrió con total normalidad, Esmeralda tuvo algunos shows con el resto de sus compañeras, bebió un poco e inconscientemente probó una extraña sustancia, tal vez había cometido un error que le dejaría una fuerte experiencia. Fue por culpa de su amiga María, a pesar de que era una excelente consejera, también era un poco exagerada a la hora de divertirse y cuando no le seguían el juego hacía trampa para conseguir su objetivo. Ya eran casi las 2 de la mañana y los clientes se habían ido, por ley del administrador el bar permanecía abierto hasta mínimo las 3, o si era fin de semana, hasta las 4 o 5 de la madrugada. El jefe les dio permiso de tomar algo de la barra mientras llegaba la hora del cierre, todas muy animadas destaparon una botella de ron y algunas cervezas. María le ofreció a Esmeralda un pequeño cartoncito con una imagen de una bicicleta adentro, le prometió que si lo ingería podría ver cosas maravillosas, un mundo totalmente vivo y distinto a la aburrida realidad, su efecto duraba alrededor de 4 horas, tiempo perfecto para que se fuera a la escuela. Si lograba dormir su sueño sería muy profundo y se despertaría como nueva. A pesar de las recomendaciones de su amiga, Esmeralda decidió no hacerlo, además tenía que llegar donde su madre, que muy posiblemente se despertaría con el ruido de la puerta. María se desconsoló un poco, como iba a ingerir esa sustancia, quería que alguien más lo hiciera con ella para tener una experiencia compartida, así que con mucho disimulo metió el cartón en el trago de ron de Esmeralda, como las copas eran oscuras no se echaba de ver, solo podría percibirlo al terminar el líquido. Estaba ansiosa mirando su rostro para ver en que momento su pupila se empezaba a hacer más grande y su cara diferente.
Tal como lo presintió María, la actitud de Esmeralda fue cambiando notablemente, miraba para todas partes un poco extrañada, solo cuando se terminó el último sorbo de ron pudo notar al final de la copa el papel ya desgastado. Un poco enfurecida miró con rabia a su amiga, mientras le cuestionaba el motivo de haberla drogado sin su consentimiento, pues en repetidas ocasiones le había reiterado que no quería hacerlo. María, quien ya estaba en un estado de psicodelia, tomó su mano mientras le explicó que ella necesitaba calmarse y conocer otras facetas del mundo, de igual forma, ahora solo le quedaba disfrutarlo, pues por más disgustada que estuviera el efecto no iba a desaparecer. A pesar del estado en el que se encontraban, sabían que tenían que pasar desapercibidas, pues si bien su jefe las dejaba tomar un poco, las drogas no estaban permitidas para las bailarinas. A Esmeralda se le ocurrió tirar por el sifón mas de media de botella de ron, de esa manera, cuando Víctor preguntara por su estado podían echarle la culpa al alcohol. Teniendo en cuenta que no recuperaría su conciencia tan rápido, la bella joven decidió tranquilizarse para que su viaje fuera lo más placentero posible. Empezó a mirar el techo, tenía la sensación de que podía respirar, pues veía que sus lámparas subían y bajaban como cuando la respiración está agitada. Luego miró a sus compañeras, pero no veía mas que rostros deformes, algunas tenían solo un ojo, otras tenían la cara al revés, esa idea de orden del cosmos definitivamente era necesaria para que las cosas fueran estéticas. Las copas, botellas, espejos y demás cosas del bar se tornaban borrosas y daban vueltas, era como estar en un mundo realmente vivo, donde todos sus objetos cobraban vida propia, como si se tratara de un panteísmo radical. Esmeralda estaba impresionada con la nueva forma en que veía la vida, solo le quedaban dudas sobre cómo se veía a ella misma. Comenzó por su mano, le impresionó mucho verse totalmente vivida, podía percibir como la sangre corría por sus venas, podía ver más allá de la piel. Se fue para el baño para poder ver su rostro, aunque no pudo enforcalo, solo podía observar sus ojos totalmente negros, como si fueran un agujero al vacío, la pupila se había apoderado de toda la córnea. Su cabello bailaba, tal como si estuviera dentro del agua, era una sensación de libertad sobre las partes de sí misma que no podía describir con palabras.
El tiempo se le pasó muy rápido, cuando salió del baño Víctor le recordó que ya era hora de irse, pero ella no se sentía en las mejores condiciones de ir a la nueva casa de su madre. Se sentó un momento, pero estaba muy distraída como para pensar, frente a ella estaba una de sus compañeras tomando una bebida energizante, Esmeralda podía ver cómo bajaba el líquido a su estómago, era consciente del color de aquella bebida y el momento justo en el que llegó al final del recorrido. Se lavó la cara para despertar un poco de la fantasía en la que estaba inmersa su mente, pero no funcionó, por el contrario, le dejó una sensación en la piel de quemazón. Pudo recordar que el conductor que puso Ángel a su disposición estaba listo a la hora que fuera por si ella lo necesitaba, así que decidió llamarlo para que la sacara de allí. Él fue de inmediato por ella, en 15 minutos ya estaba afuera del bar, la joven se despidió de todos con una sonrisa tranquila y la mirada perdida, por un segundo Víctor sospechó de su estado, aunque María le mencionó que era la primera vez que tomaba tanto ron, así que era una reacción normal del cuerpo. Ella salió y entró rápidamente a la camioneta, el conductor se percató rápidamente de su estado, además por el trabajo al lado de personas que traficaban con drogas, tenía experiencias similares. No sabía a donde llevarla, pues ella no podía ir a su casa en ese estado, su madre con mucha dificultad aceptó su trabajo, pero jamás aceptaría una hija metida en las drogas. De esa manera, el único lugar donde podía llevarla era a la finca de Ángel, aunque él no la esperaba sería una grata sorpresa, o al menos eso creían.
Sin mas reparos se fueron para la finca, allá todo estaba apagado, era evidente que estaban dormidos. Antes de entrar el conductor llamó a Ángel para decirle que le tenía una sorpresa inesperada, necesitaba saber si estaba dispuesto a recibirla o si se devolvía con ella. Cuando Ángel se enteró de que se trataba de la bella joven inmediatamente los dejó pasar, desde lejos pudo notar su deplorable estado, le dio un poco de tristeza verla en esas condiciones, pero no era el más indicado para entrar a juzgarla. Sin más remedio la recibió con los brazos abiertos, de dio un abrazo y un beso en la frente. Dejó que se quedara con él en su habitación, le prestó una camisa grande para que pudiera dormir más cómoda y le dio un poco de agua para que su proceso metabólico se acelerara y el efecto pasara un poco más rápido. Le recomendó alejarse de ese tipo de sustancias, aunque sabía que por cuestiones lógicas no era el mejor momento para hacerlo. Se acostó a su lado mientras escuchaba sus historias locas sobre las percepciones que tenía en el momento, con su voz arrulladora se fue quedando dormido. Sin embargo, ella no podía dormir, a causa de la droga tenía ganas de estar en la intimidad con su amado, por eso empezó a buscarlo con sus manos, mientras le daba besos en el cuello. Esto hizo que Ángel entrara en confianza y empezaron con el acto, era un poco extraño tenerla en esas condiciones, pues nunca lo miraba a la cara, su mirada estaba perdida en los objetos de la habitación. Por su parte, Esmeralda tenía un gran trauma en el momento, la primera vez que vio su cara cuando empezaron con su momento s****l, no lo vio precisamente a él, en lugar de su cabeza estaba la de un toro. Le dio un poco de miedo, así que decidió no mirarlo más a la cara, mejor se concentraba en otras cosas y disfrutaba el momento.
Luego de terminar con su idilio el cansancio ya había dominado a Ángel, quien de inmediato cayó como piedra. Desafortunadamente, Esmeralda no podía dormir, por más que intentaba las imágenes en su cabeza ganaban la atención de su cerebro, el cual no podía dejar de pensar y, por ende, descansar. Unos minutos antes de que dieran las 7 de la mañana pudo dormir, pero no lo suficiente como para ir al colegio, ya era su tercer día perdido. Su madre la estaba llamando insistentemente por medio del celular que le había dado su amado, estaba muy preocupada de no recibir noticias. Cuando el asunto estuvo aclarado se fue para su casa, no sin antes agradecerle a Ángel y al conductor por haberla cuidado. Al llegar a su casa aceptó con humildad los regaños de su madre, luego de eso se acostó a dormir todo el día, estaba realmente exhausta. Después de varias horas ya estaba recuperada, eso la hizo pensar mucho en el camino que estaba llevando su vida, su cuerpo nunca había estado al límite de las sensaciones, una buena opción para cuidarse era cancelar su amistad con María, quien evidentemente no respetaba sus decisiones. Antes de irse a trabajar de nuevo la detuvo la inesperada visita de su profesor de historia, quien estaba muy preocupado por no haberla vuelto a ver en el colegio, al notar que iba con un vestido corto y tacones para el trabajo, pudo sospechar de qué se trataba. Gracias a las vecinas informativas del barrio se enteró del nuevo lugar donde estaba viviendo junto con su madre, lo que también le generaba dudas debido a los precios que su nuevo barrio manejaba y la calidad de vida. No le preguntó nada más, solo le recordó que el estudio era más importante que el dinero, vivir de las técnicas era viable y aceptable, pero lo único que nadie nunca le podía quitar era el conocimiento, esa era la verdadera arma del progreso. Pero Esmeralda se defendió diciéndole que estudiar ya no servía para nada, el mundo estaba lleno de universitarios desempleados y el conocimiento adquirido en esa instancia no les servía ni para comer. El profesor dio por sentado que la mentalidad de la joven había cambiado mucho, pero aun así no se rendía, le mencionó que las puertas de la institución siempre estaban abiertas para ella, además debía recordar que era una mujer muy inteligente y que estaba hecha para grandes cosas, podía lograr todo lo que quisiera solo con su mente, sin necesidad de usar su cuerpo.
Las palabras del profesor la pusieron a pensar mucho, sabía que tenía toda la razón, pero ya había decidido tener una mejor vida y para mantenerla necesitaba del trabajo. La única forma de lograrlo era desde la inmoralidad, era un precio alto, pero justo. Tampoco quería dejar de lado el estudio, era solo cuestión de sacar tiempo para cumplir con todos sus deberes, con los días se podía ir organizando. En el bar estaba el extraño sujeto que hace unos días no la dejaba de mirar, de hecho, la estaba esperando, quería hacerle unas preguntas sobre su madre, pues estaba seguro que de algún lado la conocía y esa inquietud daba vueltas en su cabeza todos los días. Pero Esmeralda era muy desconfiada, además fue sincera, de las relaciones de su madre no sabía nada, su padre siempre brilló por su ausencia, además no entendía el interés en su árbol genealógico, ni siquiera su amado Ángel le había preguntado esas cosas. El señor le dejó claro que no se iba a rendir, pues el destino no siempre era lo que se mostraba como evidente, la vida tenía vueltas inesperadas y determinantes para el futuro. Sin dejar de mirarla se retiró del lugar, dejándole ver claramente su interés en descubrir una peligrosa verdad.