EL suplicio de la madre

2170 Words
Ella decidió aceptar la propuesta de Norman sin tener en cuenta lo que pudiera pensar su madre, ya que a fin de cuentas la que se sacrificaba en el bar era ella y cualquier otro trabajo era mejor que soportar las humillaciones de los demás. Esa noticia dejó muy feliz a la familia, quienes se mostraban muy optimistas a pesar del riesgo que implicaba entrar en el negocio familiar. Norman mandó a sus empleadas de servicio para que organizaran una habitación para Esmeralda, quería tenerla muy cerca para enseñarse cómo tenía que comportarse para que tuviera éxito y la respetaran. Pero ella no estaba dispuesta a dejar sola a su madre, además, estaba segura que ella no quería saber nada de su ex marido, así que tampoco podrían mudarse las dos. Pidió algo de tiempo para ir a hablar con ella y con su jefe, quien le había brindado su primera oportunidad y merecía al menos una explicación por su ausencia definitiva. Se marchó muy pensativa, en el camino pensaba en todas las vueltas que daba la vida, si no hubiera accedido a trabajar con su amiga María todas esas cosas nuevas no estarían pasando. De la noche a la mañana pasó de no tener nada a tenerlo todo, incluso poder y dominio sobre otras personas, pues por ser hija del jefe estaba segura de que tenía muchos privilegios en cuanto a la jerarquía. Decidió acercarse primero a su casa para hablar con su madre y dejar toda la ropa del viaje, traía unos cuantos regalos para ella, aunque no fueron escogidos con mucha dedicación debido al poco tiempo que tuvo para disfrutar de México. Apenas doña Blanca la vio la abrazó entre lágrimas, sospechaba que su hija ya sabía la verdad, pues Ángel le había confesado la urgencia de unirla a su padre en la última llamada que tuvieron. Pensó que su hija estaba enojada, pero para su sorpresa, Esmeralda mostró ser más comprensiva de lo que parecía. Ella le hizo saber que, en efecto, ya conocía la verdad, reconocía que sí le había impactado mucho saber que su padre siempre había estado muy cerca, de hecho, muchas veces pudo a haber escuchado hablar sobre él en las noticias o en el barrio. Hubiera preferido saber la verdad desde hace mucho tiempo, pero no la culpaba por querer alejarla de ese mundo, pues con la historia que su padre le había contado sobre la madre de Lucas, comprobó que Blanca había tomado la decisión más inteligente. Estas palabras tranquilizaron mucho a Blanca, quien estaba agradecida con la vida por haberle dado una hija tan noble. Pero en boca de Esmeralda ya estaba por manifestarse la mala noticia, con su rostro serio le comentó que había decido trabajar con su padre, pues era mucho más digno eso que bailar en el bar. Sabía que era muy peligroso, y mas aún, teniendo en cuenta que ella ya tenía más de 18 años, pero también pensaba en que ya ha pasado mucho tiempo y nunca habían capturado a nadie de su familia, desde que las cosas se hicieran bien no habría ningún problema. La madre se quedó en total silencio, no podía creer que su hija siendo tan inteligente pensara de esa manera, era evidente que su padre ya le había metido muchos cuentos de fantasía en la cabeza. Le suplicó que rechazara esa oferta, incluso optó por arrodillarse, temía que algún día le dieran la noticia de que su hija estaba muerta. La joven trataba de tranquilizarla, ella ya había estado con Ángel en México viendo la forma en que trabajaban y creía que de no descuidar ni un solo aspecto todo podía salir perfecto. Incluso le contó que estuvo secuestrada mientras Ángel solucionaba todo, pero por suerte el problema no pasó a mayores. Esmeralda estaba convencida de que una operación bajo su mando sería prefecta, las mujeres tenían mejor capacidad que los hombres para fijarse en los pequeños detalles, ese sería el secreto de su éxito. Para que su madre la entendiera mejor y aceptara su decisión, le contó en realidad cuál era su trabajo en el bar, asombrada se quedo Blanca cuando se enteró de que tenía que hacer más cosas a parte de bailar. En vez de aliviarse por su retirada de aquel deplorable sitio, la madre estaba decepcionada de su hija, en su cabeza no cabía pensar en que ella fuera capaz de hacer tantas cosas por dinero, pues siempre le intentó llenar su alma de valores éticos. También le habló sobre las veces que la habían humillado, confesando el verdadero motivo por el que había sido expulsada del colegio que quedaba en el barrio donde antes vivían. La madre sentía pena ajena, ya no quería volver a pasar jamás en su vida por las calles que la vieron crecer en tantos aspectos, sentía vergüenza de que las personas la señalaran por todas las cosas que había hecho su hija, estaba sin duda ante una Esmerada irreconocible. Para acabar de colmar la paciencia de la madre, Esmeralda le dijo que estaba pensando en irse a vivir a la mansión de su padre, pues desde allá era más fácil que se familiarizara con su nueva vida. Pero como toda la vida habían vivido juntas no quería separase de ella, así que quería tantear el terreno para ver si había alguna posibilidad de que ambas se fueran para allá. Con este ofrecimiento la paciencia de doña Blanca llegó hasta su punto máximo, se puso colérica con su hija, optando por dejarla hacer su camino lejos de ella para que se fuera al lado de quien nunca la iba a cuidar como ella lo había hecho hasta ahora. Esmeralda trató de calmarla, pero fue imposible, su madre estaba decidía a quedarse sola, ya ni siquiera, aunque la niña lo quisiera, le permitiría quedarse en casa. Sabía que ese lugar era más caro que le barrio donde estaban antes, así que pensaba en regresarse a un barrio cercano y volver a trabajar como lo hacía antes. Pero de ninguna manera Esmeralda pensaba permitir eso, le dijo que se quedara en la casa actual y ella seguiría cubriendo los gastos cada mes así ya no estuvieran cerca. La madre lo aceptó por la falta de alternativas existentes, además dejó las puertas de la casa abiertas para cuando reflexionara y se saliera del yugo de su padre. Se fue para el cuarto para arreglar toda la ropa de su hija en unas bolsas mientras ella iba al bar para hablar con Víctor. Mientras doblaba las cosas recordaba la infancia de su hija, tantos momentos llenos de felicidad y de angustia, en los que solo se tenían la una a la otra y sobrevivir era todo un desafío. A pesar de todas las dificultades nunca se rindió soñaba con algún día ver a su hija graduada de la universidad y trabajando en un lugar donde le pagaran lo justo. Ese sueño se empezó a borrar cuando fue expulsada del colegio, pero ahora que su padre la había encontrado, sabía que nunca podía cumplirse. Cada día era más difícil que los jóvenes salieran adelante por medio de vías legales. La sociedad misma se encargaba de hacer que el trabajo honesto no valiera la pena, a veces los recién graduados eran contratados en empresas que no les pagaban lo justo, además de que no le daban las garantías necesarias para vivir en una sociedad de consumo que cada vez exige más de las personas. Esmeralda llego al bar, allí estaban todas sus compañeras esperando para preguntarle cómo le había ido en el viaje, pues ella era la primera de muchas que habían pasado por allí que tenía la oportunidad de salir del país tan pronto, era evidente que su suerte y su belleza habían influido en los hombres que la contrataban. Ella los reunió a todos en el salón principal para darles la importante noticia, pero antes de darla a conocer agradeció profundamente a todas las personas que allí trabajaban, haciendo un énfasis especial en Víctor y su mejor amiga María. Les confesó a todos que gracias a ese trabajo había podido encontrar a su padre biológico, pues un amigo de la familia la reconoció e hizo las respectivas investigaciones que sirvieron para unirlos de nuevo. Él era un hombre muy adinerado y con algunas empresas, así que había decidido irse a trabajar en lo que esa familia ya había construido. Su amiga María se mostró muy entusiasmada, incluso le recomendó no olvidarse de ella, y si era posible, ayudarla también con su familia para generar más ingresos. Todas las bailarinas y meseras la felicitaron, para ellas era un gran logro que alguna de las que llegaban al bar por necesidad pudiera triunfar en algo diferente. De manera contraria, Víctor se mostró un poco molesto, no le dijo nada, solo se regresó a su oficina para pagarle los días pendientes. Ella lo siguió para intentar descubrir el motivo de su enojo, no sabía si era por una cuestión laboral o emocional, pero pronto sus dudas se acabaron. El hombre ya se había encariñado con ella, así que su problema radicaba en los dos aspectos, pues, por un lado, ella era una mujer muy bonita y sus clientes adoraban verla, lo que le aseguraba una cantidad de ingresos específica por semana. Por otro lado, ya se había acostumbrado a verla, lo poco que pudieron estar en la intimidad fue muy especial para él y esperaba algún día repetirlo, pero ahora que se iba perdía también la oportunidad de observarla a diario y tenerla de nuevo. Ese instante fue un poco conmovedor para Esmeralda, por primera vez sentía que era indispensable en algún lugar, muchas de esas personas trabajadoras la iban a extrañar. Lo abrazó con cariño mientras le agradecía por la oportunidad que le había brindado, también le explicó que nunca estuvo muy cómoda con su trabajo, el hecho de acostarse con gente que no conocía le generaba cierta repulsión, aunque no negaba que gracias a eso su vida había cambiado para bien, por eso prefería irse y aceptar la nueva oportunidad que le estaba dando la vida. Le prometió que en algunas ocasiones lo visitaría para que no la extrañara tanto, incluso hizo un ultimo esfuerzo a manera de agradecimiento, lo besó apasionadamente y lo dejó tocar su cuerpo por última vez. Sin embargo, con este pequeño regalo Víctor había quedado un poco iniciado, así que le suplicó que culminaran un acto s****l completo, así fuera el concluyente. A pesar de que ella vio el sufrimiento en su mirada no cedió, pues días antes él le había puesto como requisito estar en la intimidad para entrar a trabajar, de alguna manera la había obligado teniendo en cuenta su necesidad y sin pensar en lo frustrante que podía llegar a ser esa primera experiencia para ella, aunque lo disimuló muy bien. Este era el momento para vengarse, se sintió muy bien dejarlo sufriendo para que pagara por lo que había hecho y de pasó se sacaba la espina de aquella vez que la hizo entrar a un cuarto sin haberle ni siquiera contado antes con quién se iba a acostar, en ese momento se sintió como un becerro de los que llevan al matadero para un destino que solo conoce su verdugo. Se retiró con una mirada malvada, esa sensación de revancha la había dejado muy satisfecha, ahora pensaba en hacer lo mismo con todas las personas que la habían humillado, como por ejemplo su compañero de la escuela que hizo que la expulsaran, o el hombre que la obligó a beber. Estaba sintiendo muchas cosas en ese momento, desde agradecimiento hasta sed de desquite. Antes de salir del local buscó a María para reiterarle su compromiso en ayudarla apenas le fuera posible, pues ella fue el móvil que la condujo a obtener ese trabajo.   Regresó a su casa por las cosas que su madre le estaba empacando, y como era de esperarse, ya las tenía listas. Le dejó el dinero que Víctor le había pagado antes de marcharse a su nuevo hogar, doña Blanca los recibió, aunque con un poco de resistencia, lamentaba en lo más profundo de su alma no poder ser independiente a su edad sin tener que sacrificarse tanto. Antes trabajar en el semáforo era muy fácil para ella, pero con el paso de los años el cansancio le estaba ganando la batalla. Solo le quedaba aceptar la ayuda de su hija, estaba segura de que a pesar de la distancia jamás la abandonaría, así como ella nunca lo hizo en las peores situaciones. La abrazó para despedirse, por sus ojos salían muchas lágrimas provenientes de la profunda depresión que le generaba saber que su propia hija había caído en manos de la avaricia, todo el tiempo invertido en sus valores parecía no haber tenido ningún fruto. Por su parte, Esmeralda hizo caso omiso a los reproches de su madre, con su voz entre cortada llamó al conductor y se marchó con dolor. 
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