Dulce hogar

2199 Words
Llegó a la casa de su padre solo con la ropa que su madre le había empacado. Allí estaban esperándola con muchas cosas nuevas, habían organizado su habitación de tal manera que   contrastara con su personalidad joven. El padre no estaba muy de acuerdo con su relación con Ángel, ya que era uno de sus trabajadores y no creía que fuera buena idea mezclar los negocios y el amor. Sin embargo, si pensaba en la posibilidad de que fuera él quién le enseñara todo lo necesario, pues tenía mucha experiencia en el negocio, llevaban juntos ya más de 10 años y eso le daba un margen de visión muy amplio. Antes de iniciar con su entrenamiento, ella decidió descansar un rato en su nueva habitación, era definitivamente un lugar de ensueño, tenía una cama muy grande y suave, un televisor pantalla plana, baño privado, un clóset donde ni siquiera cabían sus pocas prendas y un escritorio donde podía estudiar muy tranquilamente, aunque eso ya no estaba entre sus opciones. Pensaba en que si su madre no fuera tan terca podrían estar incluso juntas en ese lugar, disfrutando de las zonas verdes y la piscina. Lastimosamente ella era muy terca y no estaba dispuesta a dar el brazo a torcer en cuanto a su relación con Norman. Aunque antes de rendirse quiso internar algo, no perdió la oportunidad para hablar con su padre y ver si podían arreglar las cosas de buena manera, quería estar cerca de su madre y el único que podría hacer que era cambiara de opinión era él. Tal vez sí hablaba con ella y se disculpaba podían llegar a algún tipo de acuerdo para que ella viviera en la casa de Norman sin necesidad de ser su mujer y teniendo libertad absoluta. El padre estaba de acuerdo con este modo de actuar, aunque se mostraba un poco nervioso, pues hace muchos años que no la veía y no sabía cuál podría ser su reacción al saber que ahora su hija se había apartado de su lado por su culpa. Pero gracias a la existencia de Esmeralda el padre tuvo que aceptar sus requerimientos, de esa manera, se dirigieron a la casa de la señora, no para hablar en ese lugar, sino para traerla hasta la mansión. Pero ella no quería acompañarlos hasta allí, para su infortunio el padre había dado estrictas órdenes de traerla a como diera lugar, así que los trabajadores decidieron meterla en el carro por la fuerza. Desde la calle se escuchaban los gritos de la mujer, incluso tuvieron que amordazarla para evitar inconvenientes con las autoridades. Esmeralda no estaba enterada de la forma en que su madre había sido mandada a traer, jamás se imaginó que fueran capaz de traerla en contra de su propia voluntad, pero se enteró cuando vio que del carro salió amarrada de manos y pies. De inmediato corrió a liberarla, luego de eso le empezó a reprochar a su padre los métodos que utilizaba, si eso lo hacía con su ex esposa, no quería saber lo que les pasaba a sus enemigos. La madre pensaba que Esmeralda o Ángel tenían algo que ver, pues nadie más sabía llegar al lugar donde vivía. Norman se disculpó y le aclaró que la joven no tenía nada que ver, ella solo le había dado la idea de entablar un diálogo, pero fue él quien decidió traerla aun por la fuerza, pues ya sabía que por las buenas no iba a acceder. En las miradas de ambos se podía notar un gran asombro, ninguno se imaginaba que algún momento estarían frente a frente de nuevo, como en los viejos tiempos. El padre quería privacidad, todo lo que tenía que decirle solo ellos dos podían saberlo, ni siquiera Esmeralda estaba invitada a la conversación. La mujer accedió, pues no tenía otra alternativa, ya estaba en esa casa y tenía que llevar la fiesta en paz para no verse perjudicada y poder regresar a su hogar, ella sabía lo temperamental que era ese hombre y no quería hacer un escandalo delante de su hija. Norman pidió que nadie los molestara y se fue con doña Blanca para la última habitación de la casa, allí había solo un televisor con video juegos de todo tipo, una nevera pequeña con algunos refrescos y un cómodo sofá, era el lugar donde Lucas jugaba en las tardes. Las únicas personas con las que podía jugar video juegos eran los trabajadores, el joven no podía ingresar a sus amigos a la casa porque podían sospechar del trabajo de Norman y era mejor no arriesgarse ni ponerlos en peligro. Siempre tuvo que llevar una vida muy solitaria, incluso en los tiempos de guerra tenían que contratarle maestros privados para no exponerlo. Podía decirse que se suplían unas cosas por otras, de niña Esmeralda no tuvo lujos, pero era libre de jugar con sus amigos en su casa o en la calle, mientras que Lucas tenía todo, pero vivía en una profunda soledad que era apaciguada por los empleados de Norman. Cuando por fin se quedaron solos hubo un silencio muy incómodo, Norman no sabía de qué forma empezar para tratar de convencerla de que se quedara en la casa al lado de su hija. Ella pudo notar la dificultad que tenía para decir una sola palabra, así que inició preguntándole si había una forma de evitar que él metiera a su hija en negocios ilegales, pues ella se había esforzado mucho para darle un futuro honesto que se estaba desvaneciendo en muy poco tiempo. Pero la respuesta del hombre fue un no rotundo, ya se sentía a causa de la edad un poco cansado y quería que gente de confianza continuara con el imperio que había creado con mucho sacrificio. A veces dudaba de la capacidad de Lucas, a pesar de que ya había mostrado ser útil en el trabajo, había cosas para las que no era bueno, como por ejemplo las negociaciones, lo suyo no era el arte de la retórica. Para eso podía ser de mas utilidad Esmeralda, ya que era una joven inteligente, carismática, calculadora y bonita, solo le faltaba ganarse el respeto en un mundo de hombres machistas, pero eso lo lograría con el tiempo y las acciones concretas. Él sabía que si su madre no estaba bien ella no podría concentrarse en el todo el trabajo que le esperaba, así que por esa razón es que en ese preciso momento estaban solos tratando de llegar a un acuerdo. No obstante, la madre se negaba a confabular para que su hija se convirtiera en una criminal, así que negó todo tipo de ayuda de su parte, ni siquiera se iría a vivir a ese lugar que mantenía vigilado por asesinos de la peor calaña. El hombre decidió girar la argumentación hacia la parte sentimental, sabía que las mujeres eran muy sensibles y a veces reaccionaban más fácil ante discursos emocionales. La tomó de la mano con una sonrisa picarona y la acercó hasta el sofá, la sentó con delicadeza y se postró justo a su lado sin soltar su mano. Luego de eso le pidió cerrar los ojos y recordar todos los bellos momentos que pasaron, cuando él la esperaba afuera del cafetín donde trabajaba para acompañarla hasta su casa, los sábados en que salían a las discotecas a bailar salsa romántica hasta el amanecer con unos tragos encima, los paseos a las montañas que se convertían en acampadas y momentos de mucho amor. La mujer estaba sorprendida de la buena memoria de Norman, ella pensaba que era la única que nunca había podido borrar esos recuerdos de su cabeza. Él se aprovechó de su rostro ilusionado y siguió recordándole la vez que se dieron su primer beso a escondidas del dueño del café, ya entrado en ese tema le mencionó sobre la primera vez que hicieron el amor a la luz de la luna y los regalos que gracias a su trabajo ilegal pudo brindarle. Eran épocas que ya no volverían, pero para Blanca fue muy lindo regresar mentalmente a esos tiempos de gloria en la divina juventud. Blanca interrumpió un poco el puente mental que estaba construyendo Norman, ella reconocía que había sido muy bonito todo lo que pasó, pero de nada servía recordar, la realidad era que él se había convertido en un mal hombre y ella no estaba de acuerdo con ese estilo de vida. Con eso pudo Norman descubrir que su ex tenía un carácter muy fuerte, así que fue más directo, solo la necesitaba para que la niña estuviera tranquila, además le convenía estar cerca, no solo por las comodidades, sino porque así podía observar lo que hacía su hija y tal vez algún día convencerla de abandonar ese tipo de trabajos. Por ese lado la madre se convenció un poco, pero la parecía un poco incomodo estar en ese lugar, con todo el dinero que se movía allí era muy posible que mujeres de baja moral visitaran la casa por encargo de los que allí vivían. Norman no le negó que en muchas ocasiones usaban esos servicios, pero preferían hacerlo en casa de algunos de sus socios, muy de vez en cuanto se celebraba en su propia casa. Antes no se hacía por la presencia del pequeño Lucas, pero ahora que ya era todo un adolescente, incluso él se gozaba esas fiestas. Con el fin de que se quedara, le prometió no volver a hacer ese tipo de cosas en la casa para que ella estuviera más tranquila, además con las experiencias de Esmeralda con ese tipo de trabajos, sabía que podía ser problemático recordarle su pasado. La madre también pidió total privacidad y libertad para salir a cualquier hora de su casa y un hombre a su disposición que la llevara a todos lados. Todos sus deseos fueron aceptados por Norman, quien solo tenía la intención de ver a su hija feliz y tranquila en su nuevo entorno. Con todo el panorama más claro, fueron enviados los trabajadores a la casa de Blanca para traer todas sus pertenencias, el resto de cosas las regalaron en su antiguo barrio. Ya todo estaba listo para iniciar una vida como la familia que nunca pudieron ser. A la hora de la cena Norman tenía preparado un gran banquete, se sentaron en la mesa como una verdadera familia conformada por el padre, la madre y los dos hermanos. Empezaron a contar cosas de la infancia de los hermanos, imaginando como hubiera sido todo si se hubieran criado juntos. Cuando terminaron la cena el padre le hizo un regalo a Esmeralda, le entregó una caja negra muy fina, adentró tenía una pistola pequeña y algunas municiones. La madre se alteró un poco, rogándole a Norman que no la involucrara con armas, pero él sabía que en algún momento iban a ser necesarias y más ahora que ella planeaba meterse de lleno en las negociaciones. Incluso ya había hablado con Ángel para que se la enseñara a usar en horas de la mañana del siguiente día. Por suerte la joven tenía buena puntería, cuando estaba en la escuela jugaba a las flechas con sus amigos y siempre se llevaba el puesto numero uno, parecía como si lo llevara en la sangre. Esmeralda pasó su primera noche muy feliz, nunca en su vida se había sentido tan cómoda, durmiendo en una cama que era 5 veces más grande que ella y con un televisor tan moderno para entretenerse, también tenía a su disposición a todas las empleadas de la casa para que le preparan todas las comidas y bebidas que se le antojaran. Ya en sus r************* se evidenciaban fotos con muchas cosas modernas de fondo, sus compañeras de la escuela estaban empezando a preguntarse cómo Esmeralda había hecho para triunfar tan rápido, también su amiga María le dejaba algunos mensajes para que la invitara a su nueva casa. Pero primero tenía que buscarse una buena explicación para justificar todos los lujos que tenía su padre para no levantar sospechas. Al otro día, muy temprano estaba en una de las zonas verdes de la casa con un pantalón camuflado, tenis y un top cómodo, lista para que le enseñaran a disparar. Ángel estaba muy feliz de ser su instructor, puso unas botellas a una distancia considerable y otras más cerca y le guio los dos primeros disparos al tiempo que acomodaba su cuerpo en una buena posición, luego la dejó a ella sola para que intentara darles a todas las botellas. Con mucha concentración Esmerada logró derribarlas todas, solo falló en 4 tiros, pero para ser la primera vez era un gran avance. Como ultimo paso le enseñó a cargar las armas y a limpiarlas, aunque eso era un trabajo que generalmente hacían los trabajadores. La joven se sentía muy feliz disparando, definitivamente estaba hecha para eso, ahora solo le faltaba adquirir la capacidad de usar las armas contra un ser vivo, era muy fácil atentar contra los objetos de prueba, pero tener el coraje para matar a alguien requería un nivel que frialdad que no sabía si tenía, pero eso solo se evidenciaría el día que por obligación le tocara hacerlo. 
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