Secuestro inesperado

2192 Words
Esmeralda estaba muy emocionado, nunca había viajado fuera del país, ni siquiera sabía lo que era montar en un avión, su nuevo amor estaba abriéndole las puertas a un mundo totalmente desconocido y ella estaba dispuesta a probarlo. Pero primero tenía que hablar con su jefe para poder gestionar un permiso, ante todas las dificultades que surgían Ángel encontraba una solución, de verdad quería que estuvieran juntos en otro lado disfrutando de las cosas lindas de la vida. Esmeralda no le comentó nada acerca de las humillaciones que había recibido hace poco, le daba un poco de vergüenza mostrar una parte suya tan susceptible.  En el rostro de su amado se podía notar el gran disgusto que le generaba verla trabajar en ese lugar, de hecho, el viaje tenía un propósito muy específico, a saber, tratar de convencerla para que le permitiera ayudarla a progresar sin tener que estar encamándose con diferentes hombres todos los días. Incluso fue él quien habló con Víctor para que no hubiera ningún problema por su ausencia, lo que jamás le mencionó fue sus planes de que jamás regresara allí. Para dejarla ir con tranquilidad, el jefe le pidió a Ángel una cantidad de dinero moderada para subsanar las pérdidas que iba a tener mientras su bella bailarina no estaba, ante lo cual él accedió sin alegar. Por ser un día entre semana no había muchos clientes, el día más difícil era el sábado. Esmeralda se fue a descansar a las 2 de la mañana, estaba muy feliz con la noticia de su viaje, ya se estaba imaginando en muchos lugares desconocidos, le daba un poco de nostalgia dejar a su mamá, pero tampoco podía invitarla al paseo porque no era ella la que estaba pagando y no podía abusar de la confianza de Ángel. Tenía planeado ir al otro día a comprar todo lo necesario, vestidos de baño, ropa cómoda, lentes oscuros, una maleta pequeña, accesorios, sandalias, entre otros.  Por suerte aun tenía algo de dinero, además todo el viaje iba por cuenta de Ángel. Sin embargo, el viaje había sido planeado muy rápido, por esos sospechaba que se trataba de algún negocio urgente que tenía que por resolver. No sabía si era legal o no, pero no iba a cuestionarlo, tal vez sr podría enojar o arrepentirse de llevarla con él. Al otro día se levantó muy animada a contarle a su madre la buena noticia y a realizar todas las compras necesarias, pero doña Blanca acabó con su nube de felicidad, le recordó que no tenía pasaporte y eso era indispensable para poder salir del país. Además de eso, el pasaporte no salía de un día para otro, tenía unos trámites que había que respetar, si los funcionarios eran eficientes podría obtenerlo ese mismo mes, pero no siempre era así. Esmeralda cegada por la felicidad no pensó en ese pequeño detalle, inmediatamente se comunicó con Ángel para decirle que no podría viajar, ya que era muy pronto y no alcanzaría a tener listos los documentos necesarios. Él solamente le dijo que empacara todas las cosas que tuviera en su casa para el viaje, que él la iba a acompañar a comprar el resto y luego se irían, el pasaporte no era un problema. Esto dejo muy pensativa a la madre, si el pasaporte no era necesario significaba que probablemente saldrían del país de manera ilegal, trató de advertirle a Esperanza para que no fuera, pero las ganas de un adolescente deslumbrado son ciegas y tercas. Se arregló muy bien, era evidente que el viaje era muy urgente y de no estar lista podía perder la oportunidad, todavía no lograba entender por qué él le había mostrado unos tiquetes de avión cuando fue a invitarla, ya que ahora que sabía que no se irían por un vuelo comercial, tener esos pasajes no tenía sentido. Una hora después de la llamada llegó una camioneta negra a recogerla, su madre ya había aceptado que ella esta estaba dispuesta a arriesgarse, puso en su cabeza la bendición 3 veces y le dejó partir. Se notaba mucho la emoción que la joven tenía, afuera no estaba Ángel, pero estaba el conductor que la acompañaría a comprar todo lo necesario. La llevó a un centro comercial del centro, pero ella insistía en ir a otro lado, si conseguía todas las cosas ahí no podía comprar todo lo que en el viaje necesitaría. Aunque su preocupación terminó cuando el conductor le mencionó que todo lo que comprara sería pagado con una de las tarjetas de Ángel, ella tenía permiso de escoger todo lo que quisiera de allí. Así tuvo la joven una mañana muy divertida, se sentía la dueña del mundo obteniendo todo lo que quería con solo una tarjeta, ya solo quedaba encontrarse con su amado para que empezara la diversión. Fueron a recoger a Ángel a su finca, estaba muy apuesto, con un pantalón oscuro, camiseta blanca y gafas oscuras, tenía una cadena de oro muy sutil y unos zapatos que le combinaban perfectamente. Se montó al auto y la saludó con un beso de amor, por la vía que tomó el conductor ella notó que no iban precisamente para el aeropuerto, estaban saliendo de la zona periférica de Bogotá con un rumbo hacia las zonas verdosas. Pudo ver desde lejos que se dirigían a una pista clandestina donde se podía apreciar la presencia de un avión pequeño. Esa era la razón por la que a Ángel no le importaba el pasaporte, tenía todo perfectamente calculado, aun así, ella le preguntó por los tiquetes que había comprado, no entendía para qué servían si no iban a utilizar una aerolínea. Ángel le dijo que fue solo un formalismo por si su jefe lo exigía, pues de ninguna manera quería que se enterara de que tenía tanto dinero como para utilizar aviones privados, le gustaba mantener un bajo perfil para evitar despertar malos deseos por parte de los otros. Sin mas reparos entraron a avión, allí estaba el piloto y una empleada esperando para atenderlos. El viaje no fue muy largo, pero fue el tiempo indicando para que los enamorados probaran lo que era darse cariño en los aires acompañados de una copa de champaña. Al llegar a la ciudad de México se podía sentir un ambiente diferente, el cambio de cultura era muy notorio, desde el aspecto físico hasta las costumbres. Ángel tenía un apartamento listo para pasar los dos primeros días, luego se irían a las playas de Cancún antes de regresar a Colombia, era un viaje muy corto, pues tenía unos motivos específicos, concretar una negociación con algunos cárteles mexicanos. El primer día tenía una reunión en un reconocido bar en Sinaloa, tenía pensado dejar a Esmeralda en casa mientras lo hacía, pero ella insistió en ir, quería saber cómo se manejaba su mundo y cuál era el aspecto de las personas que lo rodeaban. Por su parte, Ángel tenía algo de miedo, ella era una mujer muy hermosa y muchos de sus negociantes podían verse interesados en ella, aunque eso podía también tener cosas positivas, pues de alguna manera tendrían un poco de envidia hacía él. Pasaron parte del día conociendo algunos lugares turísticos y probando algunos de los platos típicos, era un sitio donde podían ser libres, no tenían nadie que los juzgara. Al llegar la noche se pusieron trajes elegantes y se fueron a la reunión de negocios que ya estaba programada, el lugar era muy sofisticado, tenía varios pisos y afuera estaban parqueados muchos carros modernos. Al ingresar se encontraron con varios de los socios de Ángel, al ver a su acompañante quedaron impactados, su rostro reflejaba una ternura que difícilmente se podía encontrar en una mujer de su corta edad. Su cuerpo era armónico, su elegante vestido rojo combinaba con su cinturón n***o y sus tacones altos, su piel brillaba gracias a una loción muy fina que tenía visos dorados y su cabello estaba muy sedoso y brillante. Ángel había logrado su objetivo, ser la envidia de todos sus socios, se sentaron a beber un poco, la negociación tenía como fin establecer conexiones entre ambos países para poder comercializar más fácilmente sus productos. La conversación empezó muy tranquilamente, mientras ellos hablaban Esmeralda estaba paseándose por el lugar, la decoración llamaba mucho su atención, además de los modernos aparatos de tecnología que nunca en su vida había visto. Por medio uno de los espejos del techo pudo notar que alguien la estaba siguiendo, así que decidió hacerse en una esquina para confrontarlo y averiguar qué era lo que quería con ella. El tipo era uno de los guarda espaldas de Martín, el jefe principal de Sinaloa, quería asegurarse de que el colombiano no lo traicionara y negociara con alguien más, así que mando a secuestrar a su bella acompañante por los días que estuvieran haciendo negocios. Su trabajador se acercó a ella con total naturalidad, le explicó que solo quería ofrecerle un trago, pero ella lo rechazó, aquel hombre no le generaba confianza, se veía un poco nervioso, pues su cabeza giraba disimuladamente para ambos lados como tratando de tener a su mano todos los ángulos del entorno. El tipo tenía que cumplir las órdenes de su patrón a como diera lugar, así que tenía que llevarse a Esmeralda por las buenas o por las malas. Le pidió que lo acompañara a la parte de afuera a tomar aire, ya que había un negocio que quería proponerle y con el ruido le era imposible hablar. Sin embargo, Ángel ya le había recomendado nunca hablar con extraños y mucho menos en lugares poco concurridos, con mucha amabilidad se negó mientras se iba lentamente para evitar problemas. Aquel hombre la tomó de un brazo y la atrajo hasta su cuerpo, puso con mucha cautela un arma en la parte baja de su espalda y le advirtió que si hacía ruidos para llamar la atención le dispararía. Esmeralda estaba muy nerviosa y decidió hacerle caso y se dirigió con él hasta la salida, afuera no había mucha gente, solo algunos carros y perros callejeros.   La ingresó por la fuerza a un auto, allí había otro hombre que se encargó de taparle la boca y los ojos, también amarraron sus manos para que no pudiera escapar y le dieron a oler un químico para dormirla. Se la llevaron a un lugar un poco abandonado, eran unas bodegas en las afueras de Sinaloa, allí había más personas secuestradas, el hombre que la llevó dio la orden de tratarla bien y no hacerle daño. Cuando ella despertara no debía recibir información por parte de nadie, a los demás privados de la libertad se les ordenó no hablar con ella, ni siquiera mirarla. En el bar la negociación estaba siendo exitosa, Ángel tenía que hablar ahora con el jefe en Colombia para terminar de concretar todo en esos días, aunque se le hizo muy extraño no ver a Esmeralda cerca, empezó a buscarla muy desesperadamente, pero no logró dar con su paradero. Les preguntó a sus socios, pues todas las personas aseguraban no haberla visto desde hace mucho rato. Martín fue muy sincero con él, le confirmó que la tenía en un lugar seguro y allí estaría al menos mientras el negocio tenía éxito, pues muchas personas de la competencia querían la materia que el Colombia se producía, y dejarla escapar representaba una gran perdida de dinero. Ángel estaba muy molesto, ya había dado su palabra para negociar con ellos, y sentía que eso ya tenía un valor suficiente, no era necesario que llegaran a esos extremos. Quiso cambiar un poco las cartas de su juego, así que lo amenazó diciéndole que si no liberaba a su acompañante no harían negocios juntos. Pero ante esto Martín amenazó con terminar con la vida de la joven, estaba solo a una llamada de que sus hombres la violaran, torturaran y mataran. Lo dejaron totalmente desarmado, solo le quedaba cumplir con lo que le pedían para regresar a Colombia con su amada viva. Se retiró del lugar totalmente indignado, no sabía como había podido confiar en esas personas, si ahora Esmerada estaba en peligro era su culpa, debió tenerla siempre vigilada para que nadie se le acercara, ahora en vez de ser el viaje de sus sueños se convertiría dicha experiencia en su peor pesadilla, pues ni siquiera sabía si ya había comido o dónde iba a dormir. Otro de los aspectos negativos radicaba en que para terminar la negociación aún faltaban como mínimo 3 días, casi el tiempo total de lo que pensaban permanecer en México. Tampoco sabía cómo iba a responderle a su madre por ella, era lógico que intentaría comunicarse para saber de su hija y él no tenía manera de pasarla al teléfono. Regresó al apartamento muy deprimido, allí estaban todas las cosas que había comprado para disfrutar de cada día. Sin embargo, no quería pasar la noche solo, recordó la idea de libertad que le había vendido Esmeralda sobre el amor y decidió que mientras ella no estaba podía pagar por un poco de cariño, llamó a un cotizado bar e inmediatamente le enviaron a una de las mejores.
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