Peligrosa verdad

2167 Words
A su apartamento llegó una morena de cabello n***o y abundante, tenía un vestido largo de color verde oliva y unos tacones negros no muy altos, su aspecto era como de gitana, incluso su energía transmitía una paz indescriptible. No era de muchas palabras, pero lo poco que decía implicaba al universo y a sus causas, para ella todos los encuentros tenían un motivo especifico, nadie aparecía en la vida de otra persona por simple azar del destino. Con su dispositivo móvil puso una canción estilo hippie y empezó a danzar mientras movía con sus manos el vestido, siempre hacía contacto visual con Ángel con su mirada penetrante de ojos oscuros. En el momento preciso se fue quitando la ropa, dejando al descubierto todo lo que el hombre ya se estaba imaginando, se fue acercando para que pudiera tocar su cuerpo mientras bailaba, Ángel estaba realmente deslumbrado con la forma de actuar de su acompañante. Acto seguido empezaron a besarse y a dejarse llevar por el deseo, todo pasó muy rápido, era evidente que la joven tenía mucha experiencia con los hombres. Después de finalizar la joven se empezó a organizar para irse de nuevo, pero Ángel le pidió quedarse toda la noche, estaba dispuesto a darle una muy buena suma de dinero por quedarse a su lado para dormir. Ella aceptó y se recostaron en la cama a cruzar unas palabras, Ángel tenía muchas ganas de saber cómo llevaba su vida en ese trabajo y le confesó que estaba enamorada de una mujer que compartía su misma profesión, mal llamada: mujeres de la vida alegre. Para la gitana esta confesión no fue algo extraño, de hecho, muchos de sus clientes a diario le manifestaban estar perdidamente enamorados de ella, pero no creía que eso fuera amor verdadero, ya que solo deseaban el placer que ellas les brindaban, solían confundir eso con el amor, pero no lo era. Con esto el hombre se dio cuenta que lo que sentía con Esmerada sí iba más allá del placer, ya que en su primer encuentro no le exigió ese tipo de requisitos, solo quería hablar con ella y saber el porqué de su trabajo, qué la había hecho caer en esa situación y cómo podía ayudarla. Luego, las palabras de su acampante cambiaron por completo su estado de ánimo, con voz muy convencida le reclamó: ¿Si la amas tanto por qué no estas con ella ahora? Ángel se quedó muy pensativo y no podía explicarle qué había pasado con su amada, pues eso implicaba dejar al descubierto a qué se dedicaba. Simplemente decidió que fue un grave error haberle pedido que se quedará, le dio su dinero y se despidió muy seriamente. A la trabajadora le inquietó mucho su actitud, ella con sus palabras había removido algo que dentro de su alma le estaba doliendo mucho, no le rogó para quedarse, simplemente le recomendó que siguiera sus instintitos y que recordara lo que desde un principio le dijo sobre las personas y el azar, con eso se había comprobado que su presencia sirvió para algo, ahora solo le quedaba actuar. En efecto, ella tenía razón, Ángel logró caer en cuenta de que había sido muy irresponsable con la seguridad de Esmeralda, además de eso, en vez de estar buscándola había llamado a alguien para que le diera placer, ¿Qué clase de hombre era? A veces ni siquiera el mismo entendía sus actos. Necesitaba idear un plan que le permitiera rescatarla sin ponerla en peligro, para eso lo más indicado era llamar a Colombia para que desde allá le brindaran la protección necesaria, aunque como se trataba de una mujer que nadie en el negocio conocía, no sabía si estaban dispuestos a ayudarla, pero nada perdía con intentarlo. Se acostó a dormir porque a esa hora nadie lo atendería, pero pensaba en que, si conseguía la ayuda necesaria al otro día, iría por Esmeralda y se vengaría de los hombres que la secuestraron. De esa manera, muy temprano se levantó, había puesto el despertador a las 6 de la mañana para llamar a su jefe a primera hora. Lastimosamente, cuando le pidió ayuda para su mujer este no mostró mucha disposición, no estaba de acuerdo con tirar a la basura una gran negociación por un secuestro de una de sus novias, además en cuanto todos los negocios se concretaran, su amada le sería devuelta, era solo cuestión de esperar un día más. El jefe no le dio luz verde para actuar, de hecho, lo amenazó, diciéndole que si se tiraba los negocios con los mexicanos sería despedido y posiblemente sacrificado porque ya tenía mucha información. Estaba claro que haberlo llamado había sido un error, lo único que le quedaba era esperar hasta por la noche para que siguieran los diálogos, para ver si podían arreglar algo y pedirles su libertad.  En ese momento de incertidumbre recibió una llamada de Víctor, el jefe de Esmeralda, era muy raro que él quisiera comunicarse, además ni siquiera le había dado su número, era exclusivo del trabajo y la familia. Cuando contestó no era precisamente el jefe del bar, era Ignacio, quien había estado observando a la joven hace unos días atrás, pues había notado un parecido a alguien y tenía que averiguar de que se trataba. Y en efecto, lo logró, pero descubrió una verdad muy peligrosa que era importante que Ángel supiera, pues este extraño hombre pertenecía a la misma organización criminal y velaba por los intereses de todos los que allí trabajaban. Le comentó que el día anterior había ido al bar para buscar a Esmeralda, pero su amiga María le contó que estaba de vacaciones con Ángel en México, él sabía que ese era un viaje de negocios, y temía que esa verdad que tenía guardada pudiera ser descubierta por los mexicanos. Ángel estaba muy asustado, lo retacaba para que hablara rápido sobre lo que había descubierto, y más aun si tenía que ver con la seguridad de Esmeralda, aunque no le dijo nada de lo que estaba pasando ni de su secuestro. Ignacio, con tono de misterio, le comentó que tras unas largas averiguaciones pudo comprobar que Esmeralda era hija nada más y nada menos que del jefe de todos en Colombia. Todo pasó hace muchos años, cuando doña Blanca era más joven y trabaja en un cafetín, al cual llegó el jefe, que en ese entonces no tenía todo el dinero y el poder que en la actualidad. Pero este ya estaba iniciado con cosas ilegales, asunto que a Blanca no le gustaba, así que cuando se dio cuenta que gracias a uno de sus encuentros había quedado embarazada, decidió no decirle nada y simplemente desaparecer de su vida. Fueron unos años muy difíciles, con el embarazo la mujer fue expulsada de su lugar de trabajo, no teniendo más opciones se dedicó a lo único que sabía hacer: café y comida. Inició en algunos semáforos de la ciudad, pero no los principales, para asegurarse de no toparse de nuevo con aquel hombre. Ella quería que su hija creciera en un ambiente legal, siempre su filosofía de vida había tenido ese ideal de obtener las cosas con sacrificio y sin hacerle daño a nadie, con los negocios que involucraban drogas muchos jóvenes morían a diario. A su hija tuvo que decirle que su padre desapareció para que ella no la culpara por haberle quitado esa figura de paternidad de su vida, aunque cuando veía en las noticias todos los operativos realizados contra ese hombre se confirmaba a sí misma que esa había sido la mejor decisión. Estando con él hubieran tenido una vida muy diferente, llena de lujos, viajes y dinero, pero al precio del anonimato, de tener que vivir huyendo de la policía y de los enemigos de bandos contrarios, siendo ellas el blanco de los antagonistas que querían de alguna manera presionarlo. También le recalcó que desde que la vio pudo evidencia el parecido con la familia del jefe, pero hasta no estar seguro no hizo ninguna aseveración. A Ángel le costaba aceptar todo lo que Ignacio le decía, muchas preguntas surgían de su mente, entre ellas, cómo podía él estar seguro de esa información, pues lo que había contado de la señora Blanca era algo muy privado que solo podía saberlo ella. Sin embargo, Ignacio tenía respuestas y pruebas de todo lo que estaba diciendo, en cuanto notó el parecido se metió sin que nadie se diera cuenta al tocador de las chicas, allí le dio dinero a una de ellas para que le entregara el cepillo de cabello de Esmeralda. Luego de eso, se fue hasta la finca del jefe y lo saludó muy amablemente, le dio un abrazo y enredó uno de sus anillos en la parte de atrás de su cabeza, que era en una de las pocas partes que aún le quedaba pelo. De un jalón lo arrancó de manera brusca y se disculpó, tenía la excusa de que ya llevaban mucho tiempo de conocerse y se había despertado nostálgico. Llevó hasta un laboratorio las dos muestras de cabello y en unos días el resultado arrojo el 99 por ciento de compatibilidad entre ambos. También siguió a Esmeralda desde el trabajo hasta su casa para dar con el paradero de su madre, luego de eso la abordó en un momento de soledad y empezó a cuestionarla, la señora negaba todo tipo de parentesco entre su hija y aquel malvado hombre, pero ante las pruebas no tuvo otra opción que aceptarlo. Ignacio le empezó a preguntar por la historia de su vida, quería luces del motivo por el cuál nunca le dijo a nadie la verdad, ni siquiera a su hija. Pero ella también se negaba a hablar sobre eso, así que tuvo que amenazarla con un arma para que dijera toda la verdad. Después de muchos minutos insistiendo ella contó todo acerca de su pasado, pero con la condición de que no le dijera nada a Esmeralda. Así lo prometió, aunque no tenía intenciones de cumplirle a la señora, solo utilizó su palabra como herramienta para descubrir la verdad. Después de estar seguro de toda la información decidió llamarlo, teniendo en cuenta que se la había llevado para México, sobraba recordarle que tenía que cuidarla mucho, pues en cuanto regresaran a Colombia él mismo la llevaría a casa del jefe para que conociera a su hija. Aparte de ella tenía otro hijo, su nombre era Lucas, quien desde muy pequeño empezó a meterse en el negocio y ahora era la mano derecha de su padre. Con solo 17 años era el encargado de la seguridad de la casa donde vivían todos, tenían contactos y preparaba las cargas para distribuir. Ángel estaba muy nervioso, y antes de que las cosas empeoraran, le confesó a Ignacio que en el preciso momento Esmeralda estaba secuestrada por la gente de México, la habían tomado como un seguro para concretar con éxito las negociaciones. Esta noticia puso colérico a Ignacio, por suerte aun no le había dicho nada al jefe sobre su nueva hija, aunque de haberlo hecho él hubiera mandado todo un operativo a México para traerla de regreso. Le recomendó traerla con vida, sana y salva, de lo contrario sus días estarían contados. Le colgó y lo dejó con aun aire de incertidumbre terrible, ahora más que nunca tenía que rescatarla, la única opción que tenía por el momento era negociar toda la materia prima esa misma noche, para que al otro día llegara el cargamento y él pudiera recibir el dinero, tenía que agilizar todo el proceso, ahora su vida dependía de la de ella. Esto lo puso a pensar mucho, ya que muchas veces las personas no se dan cuenta de lo valiosas que son, en ese caso el había subestimando a Esmeralda, pero en ese mismo instante, era ella mucho más importante que él. Por suerte nadie más sabía la verdad, pues de enterarse los mexicanos se aprovecharían para pedir más ganancias y beneficios. Le preocupaba un poco qué sería ahora de su relación, Esmeralda ahora era hija de uno de los hombres más adinerados de Colombia, eso tenía muchos pros y contras. Por un lado, la joven podía dejar de trabajar en el bar, ese había sido su sueño desde que la conoció, pero por otro, no sabía qué iba a pasar con su relación, ahora que ella tenía un nivel más alto en la organización, podía pasar que su padre le prohibiera meterse con sus empleados, ahora su vínculo colgaba de un hilo. Ángel estaba muy inseguro y la única que podía definir todo era Esmeralda, quien posiblemente optaría por abandonarlo, y más aún, después de su falta de responsabilidad ante su seguridad. Toda la tarde se quedó pensando en cómo iba a negociar para que todas las partes estuvieran de acuerdo, era la primera vez que se jugaba la vida en un negocio, y no solo su vida, sino también su posibilidad de amar y ser feliz. 
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