Terrible humillación

2234 Words
Esmeralda no hizo mucho caso a los comentarios del extraño señor, en vez de eso se preocupó por irse a arreglar para su primer show de la noche. Ya el baile estaba pasando de ser algo divertido a rutinario, incluso los clientes ya se estaban acostumbrado a verla allí en la noche, con los días dejaría de ser la sensación del momento. Ángel fue esa noche al bar para arreglar las cosas con Nicanor, pero se encontró con la gran sorpresa de que su bella Esmeralda ya lo había hecho, olvidó comunicárselo debido a su deplorable estado psicodélico, pero había cumplido con su cometido. En la fachada del lugar estaba aun el extraño sujeto que creía reconocer a Esmeralda, su nombre era Ignacio, estaba muy pensativo, se dio a la tarea de tratar de recordar la familiaridad de la cara de la joven, así que decidió esperar cerca del sitio para poderle comunicar inmediatamente sus recuerdos. Por su parte, Ángel no se tardó mucho adentro, pues ya había podido hablar de manera breve con Esmeralda y no podía evitar sentir celos al verla tan bella y provocativa mientras era observada por varios hombres. De verdad sentía que tenía que hacer algo significativo para cambiar su situación, pues ya sabía que mantenerla no era una opción debido a la naturaleza de su alma libre, tampoco podía vincularla a su trabajo, pues ella no quería nada que estuviera en el marco de la ilegalidad, solo le quedaba pensar en opciones que pudieran ser atrayentes para ella para que no las pudiera rechazar. Ella solo contaba las cosas buenas que le pasaban en el bar, pero jamás mencionaba las veces que era obligada a hacer cosas que no quería, ese tipo de situaciones son muy comunes en su trabajo, pero para no dar lástima a los demás y convencerse a sí misma de que es eso lo que quiere hacer, trata de omitir lo negativo. De hecho, justo en el preciso momento en que Ángel iba saliendo del lugar algo malo le estaba pasando a Esmeralda, dos hombres de edad avanzada y con fantasías sexuales abiertas querían que estuviera con los dos al mismo tiempo. Ella solo pensaba en lo complicado que iba a ser cumplirles, bastante tenía con estar con personas diferentes cada noche, ya serían dos por uno, aunque el p**o por lógicas razones sería más grande, también su esfuerzo y la manera de disimular su disgusto debía aumentar. Decidió hablar con Víctor para que le diera ese trabajo múltiple a otra de sus compañeras, pero él no lo aceptó, en su bar los clientes siempre eran la prioridad y si ella había decidido trabajar de esa forma tenía que afrontarlo sin quejarse. Esmeralda se fue corriendo al baño, pues no podía contener sus lágrimas, a pesar de eso sabía que Víctor tenía razón, así que se limpió la cara y se fue a la habitación donde estaban los dos señores. Allí estaban recostados en la cama esperando que les hiciera un gran baile privado, sacaron algunas botellas de alcohol y le ofrecieron un poco, era un tequila muy fuerte, Esmeralda no estaba acostumbrada a beber ese tipo de tragos, así que lo rechazó de manera muy amable. Lastimosamente, uno de los hombres era de carácter dominante y no le gustaba que nada de lo que ofrecía fuera rechazado, así que la obligó a beberlo, y como no quería por las buenas, le abrió su boca por la fuerza mientras le introdujo una gran cantidad de licor, luego cerró su boca para que no pudiera escupirlo y sostuvo su rostro hasta que se percató de que ya estaba en su estómago todo el líquido. El otro sujeto no decía nada, solo observaba con morbo la manera en que la bailarina era obligada, parecía ser que eso le excitaba. Después de aun corto show ambos empezaron a tocarla y besarla por todos lados, uno de ellos sacó una correa y le dio unos golpes leves, ella no estaba cómoda con esa situación, pero tenía que fingir placer. En ese momento se empezó a replantearse su existencia, esta era solo una de las muchas cosas forzosas que le esperaban en ese trabajo, esta vez era alcohol lo que la obligaban a ingerir, luego podían ser cosas peores. Ellos continuaron en su plan de sexo libre, la joven tuvo que lograr que ambos llegaran a su punto máximo de placer para poder dar por terminada la jornada. Quedaron muy felices ambos sujetos, tanto así que le aseguraron que en 8 días volverían al bar para repetirlo, en tono burlesco le recordaban lo felices que estaban todos bebiendo alcohol, esto fue muy humillante para Esmeralda, quería darles una paliza a ambos por obligarla a hacer cosas que no quería. Fue la primera en salir de la habitación, incluso a medio vestir, no le importaba que el resto de personas la vieran con poca ropa, solo quería alejarse de ese par de desadaptados. Quería irse ya para su casa y ver a su madre, ella posiblemente pensaba que su hija estaba disfrutando mucho en su nuevo trabajo, pues esa fue la idea que desde un inicio le vendió para que no le reprochara nada de lo que estaba haciendo. No era una mentira tan sería, pues sí fue muy agradable el día que conoció a Ángel, incluso a Nicanor, quien a pesar de ser mayor tenía tacto para tratar a las mujeres y mostraba un alto grado de respeto. Sus compañeras ya habían pasado por las manos de esos sujetos, así que la compadecían con total humildad y sabían lo dominantes que ellos podían llegar a ser. Ese parecía no ser el día de suerte de Esmeralda, cuando pensó que ya todo lo malo había pasado, llegó uno de sus compañeros del colegio, venía de lado de un hombre muy rico, podía ser quizás algún familiar, aunque era poco probable debido a las condiciones de vida que él y su familia tenían. No sabía dónde meterse para que no la vieran, pues Víctor no le permitiría ocultarse y menos de los clientes. El joven allí presente no era precisamente uno de sus amigos, de hecho, lo caracterizaba su terrible forma de ser, era una persona grosera, humillante y gritona, pocos en el salón de clases lo querían. Esmeralda se fue a uno de los cuartos de ropa para ponerse un antifaz n***o y brillante, de esa forma, y estando alejada de ellos, podía pasar desapercibida. Para su desgracia, su jefe se encontraba haciéndole promoción a su nueva bailarina, pues sus clientes tenían derecho a estar con sus nuevas trabajadoras. Debido a tan buenas recomendaciones del jefe, los hombres quisieron conocer esa nueva y maravillosa mujer, el que tenía más edad llevaba al chico a esos lugares para que probara su hombría, pues era de pensamiento muy machista y estaba buscando trabajadores con esas cualidades. Era un viejo amigo de la familia, tenía como propósito convencer al joven para que entrara a trabajar en las minas de oro que eran de su pertenencia, allí ganaría bien y podría tener una mejor vida. Pero antes de insertarlo en su trabajo, tenía que asegurarse de que le gustaran las mujeres, pues allá solo trabajaban hombres y no quería inconvenientes de tipo s****l, necesitaba personas concentradas y dedicadas, ya que muchas veces las hormonas podían desconcentrar e impedir el fluido actuar. Solo por ese motivo permitía y patrocinaba que el joven estuviera con diferentes mujeres, para que se inspirara y posteriormente pensara solo en el género femenino.   Víctor empezó a hacerle señas a Esmeralda con la mano para que se acercara donde los dos sujetos, ella muy lentamente y tratando de ocular su rostro, caminó con muchos nervios y su rostro medio oculto. El joven empezó a mirar con mucha curiosidad, ya estaba descubriendo que esa forma la había visto antes en algún lugar. Ella se presentó con el hombre de Martha, mientras con un abanico tapaba su boca, aun tenía posibilidad de salvarse de ser descubierta, pues nunca se imaginó que el motivo de su presentación radicaba en un mero asunto s****l. Apenas descubrió sus intenciones sexuales trató de renunciar, pero como aun no tenía otra opción que no fuera la de Ángel, decidió aceptar sin más remedio. Se fue para el cuarto con el joven, el no dejaba de mirarla, le causaba mucha intriga su antifaz, así que le pidió que se lo retirara para poder observar su rostro, pues con lo poco que podía ver se le hacía evidente que era hermosa. Ella se negó, argumentando que con el antifaz el acto s****l sería más dinámico, además podía cumplir alguna de sus fantasías y hacer todo más placentero. El joven cada vez estaba más inquieto, puesto que había reconocido un poco su voz, lo que le confirmó que se trataba de una persona muy cercana. La arrastró de su brazo hasta la cama y le bajo el antifaz de manera rápida, muy asombrado se quedó cuando vio la cara de Esmeralda. Con tono de risa le reprochó: ¿Con que Martha? ¿Cuánto tiempo creíste que podías engañarme? Para él era una situación muy paradójica, pues años atrás se había interesado en ella, pero siempre había sido rechazado por cuestiones estéticas, o al menos eso creía. Este era el momento para desquitarse de todos lo desplantes que había recibido, era como si la vida se la entregara para cobrar venganza de una vieja deuda. Por su parte, Esmeralda estaba muy apenada, no sabía que decirle, por muy liberal que eran sus compañeros, el hecho de saber dónde trabajaba sería suficiente para que la discriminaran. A parte de eso, él no era precisamente de su gusto, su mera forma de ser le desagradaba totalmente. Tratando de ser fuerte le preguntó qué iba pasar ahora que él sabía la verdad, pues de alguna forma tendrían que arreglar para que ninguno de los dos quedara mal frente a la sociedad. No solo estaba en juego su reputación de niña sana, sino también la de él, aunque en menor grado, la sociedad también lo juzgaría por entrar a esos lugares a buscar cariño. Adicional a eso, el joven tenía desde hace pocos meses una novia, si ella se enteraba lo dejaría de inmediato. El joven se sintió amenazado, eso lo llenó de cólera, tenía la certeza de que a ella la podía afectar más ese tipo de situaciones. Prácticamente la tenía en sus manos, no solo por el soborno de información que tenía a su disposición, sino porque además tenía un tiempo determinado para que lo complaciera de la manera que a él se le antojara. Hizo caso omiso a sus amenazas, se sentó en sillón mientras tomaba su cabello para arrodillarla y dejarla a la altura de sus genitales. Le pidió que le bajara el pantalón y su ropa interior con la boca, no podía usar sus manos, ni siquiera para desabrocharlo, era una ardua tarea que Esmeralda tenía que cumplir por más disgustada que estuviera. Ella así lo hizo, se tardó varios minutos, pero logro, aunque su mandíbula estaba cansada, luego de eso hizo que besara su zona íntima, la joven quiso ponerle un anticonceptivo para que fuera más higiénico, pero no se lo permitió. Se sentía muy humillada, tantas veces que lo rechazó en los tiempos anteriores para ahora estar prácticamente de esclava s****l privada, adicional a eso, se veía a leguas que él lo estaba disfrutando mucho. Luego de eso la amarró a la cama y empezó a hacerle todas las cosas que se le venían a la mente, incluso puso los dedos de sus pies en su boca y pasó su lengua por cada parte de su cuerpo. Ella solo se observaba impedida en el espejo del techo, esa humillación era incluso peor a la que había recibido hace unos minutos por parte de los dos ancianos. Ya había pasado más de una hora y él quería seguir jugando, sacó un cigarrillo y empezó a fumar, pero sin desamarrarla, sus brazos y piernas ya se estaban entumiendo, de manera encarecida le pedía que continuaran, pero dejando sus partes libres. Pero sus requerimientos no fueron escuchados, estaba disfrutando realmente de verla en una posición inferior a la de él. La paciencia de Esmeralda se colmó cuando el joven se levantó del sillón y apagó el cigarrillo en la parte superior de su brazo, le ardió mucho y a él parecía no importarle. De manera brusca la penetró y terminó su encuentro, la desató mientras le recordó el placer que había sido por fin estar con ella. Esmeralda se vistió y salió del cuarto con lágrimas en sus ojos, de inmediato se fue hasta donde Víctor para renunciar de una vez por todas. Víctor estaba aterrado, no quería aceptar su renuncia, pero cuando le contó por lo que había pasado con ese joven se compadeció de ella. Le recomendó seguir en el trabajo, pero bajo otras normativas, a partir de ese momento ella podría elegir con quien estar. El jefe habló con sus dos clientes y les aclaró que Esmeralda ya no estaba disponible para ellos, el joven se enojó un poco, pues realmente lo había disfrutado, así que muy disgustados se fueron del lugar. Víctor le dio el resto de la noche libre a Esmeralda, y esta se fue a su casa para tranquilizarse y poder superar lo que había pasado. 
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