3. No vas a echarte para atrás?

1420 Words
Capítulo 3. ¿No vas a echarte para atrás? Vicenzo necesitaba encontrar una salida para su problema y ahora la había encontrado con Vaiolet Montes. Dueño de un negocio en línea exitoso a nivel mundial, en ese momento Vicenzo estaba asegurado, no le importaba el poder familiar que su padre anhelaba siempre y menos soportar a una engreída hijita de papá. Con su plan, él estaba escapando de un conflicto personal con Giulia y de un conflicto familiar que a la larga solo beneficiaría a su propio padre Reinaldo Farrell. En su habitación Vicenzo se comunicaba frecuentemente con Via por teléfono, había algo en la voz de la jovencita que le gustaba oír, ellos no habían podido verse en persona hasta el momento, pero intentaban hablar seguido, ya habían pasado unos días desde que él solicito la cita para asistir al registro civil y solo debían esperar una confirmación para acercarse a él, entregar sus verdaderos documentos de identidad y culminar con los trámites que los convertirían en esposa y esposa Farrell. -- ¿Estas segura de todo Via, no vas a echarte para atrás? – le pregunta él al ver que no se habían podido reunir por quinta vez. Vicenzo debía asegurarse de que la jovencita no se eche para atrás, sobre todo porque su padre intentaba ponerle trampas todo los días, el viejo Farrell estaba desesperado por el nieto y ahora no le importaba si su hijo embarazaba a la nieta de los Doménico antes de firmar. -- Lo estoy, Vins. No puedo permitir que mi abuelo decida siempre por mí. Él ha querido controlar mi vida desde tengo uso de razón y es momento de que sea yo quien tome el control de mi destino y de mi propia vida – le confirma ella, intentando sonar muy segura, Vaiolet era una muchachita demasiado dulce y sumisa, estaba cansada de que su abuelo no la deje salir nunca, además ella se había dado cuenta de que su abuelo se estaba comportando demasiado extraño últimamente. A Vaiolet le daba la impresión como si estuviera planeando algo muy malo en su contra y eso la tenía demasiado ansiosa y preocupada. Mientras tanto en la mansión Farrell, Reinaldo también comenzaba a sospechar de los movimientos de su hijo, Vicenzo se mostraba evasivo y más reservado que de costumbre. Cada vez que le hablaba sobre una reunión para presentarle a su prometida, su hijo se seguía de largo. Reinaldo, un hombre acostumbrado a tener todo bajo su control, no podía permitir que su plan de matrimonio a cambio de poder se desmoronara de sus manos. -- ¿Qué sucede con Vicenzo? – le pregunta de pronto a su asistente personal, un hombre leal y perspicaz de nombre Gerardo. -- Últimamente he notado distante y preocupado a mi hijo. Ve y averigua qué está pasando con él – le ordena y Gerardo asiente al segundo. Él asistente comenzó a comportarse como la sombra de Vicenzo, buscando cualquier indicio de rebeldía o descontrol, tratándolo como si todavía fuese aquel adolescente que salió de casa hace muchos años atrás. El problema fue, que Gerardo no tardó en descubrir que su jefe tenía razones de sobra para preocuparse, pues pudo notar que Vicenzo no era el mismo de cuando volvió y que definitivamente estaba tramando algo grande, y debía averiguar lo que era cuanto antes. Al mismo tiempo, la bella Vaiolet enfrentaba sus propios desafíos. Su abuelo Maximiliano no aceptaba la desobediencia, él había exigido en varias ocasiones que su nieta se presente en un hotel para conocer al joven Black, su intención era entregar a su nieta en bandeja de plata, asegurando así el compromiso y un futuro heredero para la familia Black Montes. Pero ella siempre encontraba escusas para no asistir, Vaiolet sabía muy bien que cualquier movimiento en falso podría ponerla en una situación peor, más aun conociendo a su abuelo y los antecedentes de Víctor Black. -- ¿Seguirás negándote Vaiolet? – le pregunta su fiel empleada Madeline y ella asiente, -- Lo haré cuantas veces sea necesario Madeline. Sé de lo que mi abuelo es capaz y estoy segura de que esa reunión será una trampa – le dice mirando hacia el cielo, Vaiolet había dejado de comer. Su peso disminuyó notablemente para no tener que sentirse bien, era la única manera que conocía desde pequeña para mostrarse delicada y enfermiza, la excusa perfecta para tener que quedarse encerrada en casa. Madeline la mira angustiada, la conoce desde pequeña y no puede dejar que siga castigándose de esa manera, quiere ayudarla y comienza a pensar ¿en cómo? -- Vaiolet yo creo que debes salir, es hora de que conozcas al señor Vins – le dice Madeline y Vaiolet, aunque ya lo había pensado antes no estaba muy segura de aquello, la comunicación telefónica que mantenían estaba bien, ella era demasiado tímida, sin embargo hablar por teléfono con él no le costaba nada, ella conseguía ser otra persona cuando hablaba con Vicenzo y solo esperaba que pronto los llamen del registro civil para que todo termine para sus familias, pero también era cierto que en algún momento ellos tenían que encontrarse, no podían seguir sin conocerse pensó de pronto de ella. -- Quizás tengas razón – reflexiona entonces, mientras intenta pensar como despistar a su abuelo para salir de la mansión, -- Deja que yo me encargue de todo – le dice su empleada, y Vaiolet acepta la propuesta, dejar que Madeline se encargue sería lo mejor. Su abuelo, Maximiliano, era un hombre despiadado que no aceptaba la desobediencia, ella sabe que cualquier movimiento en falso podría significar un castigo severo o algo peor, pero está vez estaba decidida a hacerlo, debía conocer primero al hombre con el que se iba a casar. Esa noche Madeline se acercó al abuelo, ella sabía que el viejo estaba desesperado por llevar a su nieta a un hotel, así que le propuso hacerse cargo de la misión, sin embrago el viejo no cayó en su trampa, nunca aceptaría que la empleada de su nieta lo apoyaría en eso. Así que, no dejó de estar alerta. Fue momentos después mientras revisaba unos documentos en su estudio, cuando Maximiliano notó la ausencia de su nieta y fue cuando comenzó a sospechar. Nunca espero que la mismísima empleada de su nieta, la entregaría en bandeja de plata. -- ¿Dónde está Vaiolet? – preguntó de pronto con voz dura a su ama de llaves, una mujer de mediana edad que ha servido a la familia Montes por años. -- No lo sé, señor – le respondió la mujer, temblando ante la furia de su patrón, -- Salió hace unos momentos con Madeline señor, y no han regresado todavía – le responde otro de los empleados, Maximiliano frunce el ceño todavía no puede creer que sea verdad. Le ha pedido a su nieta que salga para encontrarse con el joven Black por días y ahora sale sin decirle nada, todo eso era demasiado extraño para él. El viejo se levanta irritado mientras sale del salón, hace un par de llamadas, se puede notar la furia visible contenida en su rostro. Por otro lado, el padre de Vicenzo también estaba alerta, Gerardo le notificó los últimos movimientos de su hijo y Reinaldo como viejo zorro se encargó de preparar la trampa perfecta para él. Cuando Vicenzo llegó al hotel fue recibido por un hombre atento de mediana edad, el joven Farrell nunca esperó caer en la trampa de su propio padre, el empresario fue llevado a una habitación a oscuras, y luego de haber sido drogado fue dejado tendido y denudo sobre una cama, la misma que ocuparía la nieta de los Doménico luego de algunos minutos después. El gran problema para todos era que Brunela Doménico estaba paseando con sus amigas en un centro comercial cuando su abuelo le envió el mensaje de voz, exigiéndole que se presente en el hotel general, ella estaba al otro lado de la ciudad, demasiado lejos para llegar a tiempo, la joven nunca esperó que las cosas con el joven Farrell se adelantaran tanto. Conocía a Vicenzo por fotografías y se había obsesionado con él, estaba feliz de convertirse en su esposa, no le importaba que solo sea una transacción comercial, y al recibir el mensaje y saber que esa noche sería todo suyo, se sintió en las nubes, era lo mejor que podría pasarle, pero estaba segura de que no llegaría a tiempo, así saliera en ese momento, nunca lo lograría.
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