Capítulo 5. ¿Qué hice anoche?
Los gemidos de placer podían escucharse a través del pasillo, Vicenzo tomaba el cuerpo virginal de Vaiolet con sus manos expertas, conduciéndolo a placeres inimaginables, sus labios saciaban la sed que sentía su boca mientras sus caricias arrasaban con la quemazón de su piel, el hombre tomaba a su virgen ardiente, los dos amándose como simples animales, llenos de deseo y pasión y con la misma necesidad de saciedad.
-- Lo siento señor, por favor ayúdame – volvió a repetir ella, aferrándose con sus uñas al pecho de él, eso fue lo último que dijo antes de perder la conciencia, antes de que Vicenzo la penetre por primera vez, al menos eso fue lo que ella pensó.
La pareja de amantes no se detuvo durante toda la noche, ellos satisficieron todos sus deseos, hasta quedar agotados, cansados y dormidos uno en los brazos del otro, sintiendo que todo lo vivido fue solo un sueño, un sueño del que pronto deberían despertar.
En la planta de abajo los hombres del abuelo Maximiliano luego de haber dejado a Vaiolet en la habitación bajaron a buscar a Madeline, ellos se comunicaron con él viejo solo para recibir la orden de regresar a la empleada a la mansión. Desesperada la mujer no tuvo más remedio que volver con ellos, sabía que su niña estaría en problemas y solo esperaba de corazón que sea el apuesto joven Vins quien la haya encontrado y la haya podido ayudar.
En medio de la madrugada el primero en despertar fue Vicenzo, la habitación todavía estaba a oscuras, su cabeza le daba vueltas y su cuerpo no se sentía bien, no recordaba a ciencia cierta todo lo que había pasado la noche anterior, pero un mareo repentino lo llevo a correr hasta el cuarto de baño, Vaiolet por su parte también se despertó, el repentino movimiento hecho por el hombre a su lado lo hizo, ella se sintió perdida, no era su habitación, intentó moverse y notó que todo su cuerpo le dolía como nunca antes lo había hecho, era como si un tanque de batalla le hubiera pasado por encima, la jovencita volvió a intentar levantarse pero le fue imposible, su cabeza le daba vueltas, sin embargo, sentir el sonido en el cuarto de baño la alertó.
Vaiolet dirigió su mirada hacía la puerta desde donde salía aquel sonido, Vicenzo la dejó sin cerrar del todo y ella pudo observar un brillo de luz a través de ella, en ese momento se imaginó lo peor, Vaiolet recordó todo lo que pasó la noche anterior, su rostro se sonrojo de vergüenza, mirar hacia la luz y saber que el hombre con el que estuvo anoche debía estar ahí, era demasiado para ella.
Con el rostro sonrojado solo de recordarlo, y pensando que todo estaban terminado para ella, quiso salir corriendo de ahí, huir lejos antes de ser encontrada infraganti por ese desconocido, o peor aún, antes de que alguien se enterara de lo que pasó con ella en esa habitación.
-- ¿Por dios que fue lo que hice anoche? – se preguntó mientras seguía observando la poca luz que lograba ingresar en la habitación, algo parecía no estar bien, de pronto un escalofrió recorrió su cuerpo, Vaiolet se dio cuenta de que no llevaba nada de ropa, ella comenzó a palpar a su alrededor, estaba completamente desnuda, intentó levantarse de un saltó, pero recordó la luz encendida en el baño, ella se detuvo y luego de pensarlo mejor intentó buscar con que cubrirse.
Lo primero que se le ocurrió fue envolverse con la sábana, intento bajar de la cama, pero cayó en el piso al intentar mantener el equilibrio, por suerte el ruido que hizo no llegó al baño, Vicenzo estaba demasiado ocupado devolviendo lo poco que su estómago tenía.
A gatas Vaiolet comenzó a avanzar mientras movía sus manos a tientas, hasta lograr encontrar su vestido, ella consiguió ponérselo mientras seguía buscando sus demás pertenecías, la pobre no podía ni respirar, a rastras siguió hasta encontrar sus zapatos.
Sobre su ropa interior, esa nunca la encontró, y fue lo mejor, pues estaba destrozada por algún lugar de la habitación, cuando intentaba buscar su bolso y sus pertenencias personales, las que no veía por ninguna parte, recordó que esa no era la habitación donde debía estar originalmente, y haciendo un esfuerzo mayor Vaiolet logró ponerse de pie y salir de ahí.
Ella caminó arrastrándose por el pasillo, no recordaba bien desde donde llegó, pero logró volver hasta la misma habitación desde donde salió la noche anterior, la misma a donde debió llegar el joven Black para estar con ella, pero por suerte el desalmado Víctor Black nunca se apareció anoche, en su lugar quien estuvo en la habitación durmiendo plácidamente en la cama, fue la muchacha que la jovencita Doménico envió, la misma que nunca encontró a Vicenzo Farrell, pero que decidió quedarse a pasar la noche en aquella suite, pues cuando el abuelo Maximiliano se enteró de que el joven Black no aparecería envió la orden de encerrar a su nieta en esa habitación y la joven por miedo a ser descubierta se escondió bajo la sábana, fingiendo ser la señorita que la contrato.
-- ¿Quién eres tú? – le preguntó Vaiolet al verla acostada sobre la cama, la joven al mirar a Vaiolet se sobresaltó, ella sabía que estaba ahí para reemplazar a una jovencita de la sociedad y al verla pensó que Vaiolet era Brunela Doménico, así que se levantó de pronto haciéndose a un lado,
-- Lo siento mucho señorita, no pensé quedarme dormida, unos hombres me encerraron aquí – le confiesa y Vaiolet asiente imaginando que debían ser los mismos hombres que la llevaron ahí anoche.
-- Pero quiero decirle que el joven que esperaba anoche nunca llegó. ¡Lo lamento! – le dijo la jovencita y salió tan rápido como pudo.
Vaiolet la miró asombrada, no esperaba que esa mujer supiera que ella se iba a encontrar con alguien, aunque al recordar lo que le pasó, quizás piensa que su abuelo debió esperar que Víctor Black fuera quien apareciera en la habitación, pero luego de escucharla comprendió que eso no pasó, Víctor no fue a ese lugar, pero su cita con Vins tampoco sucedió.
Vaiolet lo piensa mejor y cree que las cosas pasan por algo, pero ahora ella se pregunta ¿Qué hubiera pasado si Vins la veía en ese estado?
Vaiolet comenzó a preguntarse ¿Qué fue lo que le pasó anoche?, ¿Quién fue el hombre con el que estuvo en aquella habitación? y ¿Por qué su abuelo le hiso eso a ella?
Eran demasiadas preguntas en su mente sin respuestas, Vaiolet estaba adolorida y no se sentía bien, pero sabía que debía volver a la mansión, si su abuelo descubre lo que pasó anoche, ella estaba perdida, Vaiolet vio su bolso en la habitación y haciendo un gran esfuerzo salió de ahí apresurada para volver a la mansión.
Madeline estaba desesperada, el abuelo fue feroz con ella. Aunque la mujer intentó apaciguar al anciano diciéndole que ella se ofreció a ayudarlo con el joven Black el hombre no le creyó nada de lo que le dijo, lo peor de todo fue enterarse de que el joven Black no asistiría al hotel, Maximiano estaba molesto con su nieta, la había enviado en bandeja de plata para el joven Black y ahora no sabía cómo apaciguar tremenda estupidez, lo único que ordenó fue que no la dejaran salir de la habitación, no sabía que su nieta salió antes de ahí, y menos que pasó la noche con Vicenzo Farrell. Sus hombres se aseguraron de retener a una jovencita, sin asegurarse de que ella era Vaiolet Montes en lugar de la empleada del hotel.
-- Mi niña por fin estas de regreso – le dice Madeline al verla llegar, ella observa lo decaída que está Vaiolet y luego de saber que su abuelo la drogó sin éxito se sintió muy fatal, sabe lo malo que hacen esos tóxicos en el organismo de una mujer si no son eliminados, y se siente mal por el calvario que debió pasar su niña la noche anterior.
Madeline la abraza y se la lleva a su habitación, abre la ducha y le pide que se meta debajo de ella, Vaiolet tiene miedo de que su empleada vea las huellas obtenidas anoche con ese desconocido y espera a que la mujer salga para desvestirse después.
Cuando lo hace ella ingresa debajo de la ducha, se queda ahí de pie por varios minutos, quiere limpiar su cuerpo de lo que hizo la noche anterior, no recuerda al hombre con él que estuvo, pero se avergüenza de poder recordar todo lo que pasó en aquella habitación, los hechos, la voz susurrante y su cuerpo exigiendo y procurando placer, lo recuerda tan bien, que ella se estremece solo de recordar.
En la habitación del hotel Vicenzo luego de darse una ducha sale para ver a la mujer con la que compartió la noche, la misma a la que le ofreció hacerse cargo de ella y grande fue su sorpresa cuando solo encuentra una cama vacía y una enorme mancha roja de lo que implica lo mucho que esa jovencita perdió.
-- ¡Carajo! – susurró mientras observaba la cama destendida y la enorme sábana manchada frente a él…