9. Él quiere un heredero

1500 Words
Capítulo 9. Él solo quiere un heredero con quien disfrutar sus últimos días de vida A la mañana siguiente Vaiolet fue la primera en despertar, verse en los brazos de un extraño la lleno de vergüenza, ella intentó salir de la cama sin que él la sintiera, pero fue en vano, Vicenzo abrió los ojos apenas la sintió mover. -- Buenos días bebé – le dice él y sonríe al ver el rostro enrojecido de la hermosa dama, nunca antes despertó con una mujer en sus brazos y menos con una que se sonrojara luego de haber pasado la noche con él, -- ¡Buenos días! – le respondió ella, era la primera vez que hacía aquella locura, Vaiolet no sabía cómo actuar, ni que hacer, y mucho menos que decir. Incluso ahora se arrepentía por lo que hizo anoche, pues, aunque era joven, estaba en la universidad, y sus amigas eran muy liberales, ella nunca lo fue, incluso era consciente de que estaba embarazada y que pronto su vida cambiaría por completo. -- Lo de anoche, yo no sé cómo… yo – comenzó a decir ella, pero Vicenzo la silencio con un beso, la jovencita en sus brazos le parecía demasiado tierna y hermosa, y él no tenía ganas de hablar, el beso comenzó tierno, quizás podríamos decir hasta amoroso, pero se fue incrementando su tono conforme pasaban los segundos, la noche fue placentera y eterna para ellos, pero esa mañana fue más bien excitante y amorosa, ambos se dejaron envolver nuevamente por la pasión y terminaron haciendo el amor. Vicenzo utilizó protección con Vaiolet tanto anoche como esa mañana, como siempre lo hacía con todas con las que terminaba teniendo se xo en una noche de locura, pues lo último que el joven empresario quería era embarazar a alguien sin querer. -- Eres como una droga cariño – le susurra en el oído mientras la hace suya, Vaiolet gime y disfruta de los nuevos placeres que ha comenzado a descubrir. Ella besa, gime y exige por más, su cuerpo le pide más, inexplicablemente el embarazo ha alterado las hormonas de la jovencita y hacer el amor se estaba convirtiendo en algo demasiado placentero para ella… Un par de horas después, antes de abandonar la habitación Vicenzo y Vaiolet se despidieron intercambiando nombres y números de teléfono reales, prometiendo mantenerse en contacto. -- ¡Yo! – volvió a decir ella antes de ingresar al ascensor, pero Vicenzo solo la volvió a silenciar con un beso. -- ¡Shh! – -- Vaiolet, te puedo asegurar que nos volveremos a ver – le dijo después de separarse, ella solo sonrió completamente avergonzada, ingreso al ascensor y presiono el lobby, debía volver a su pequeño departamento junto al campus universitario. Esa tarde Vicenzo se encontraba en su oficina revisando los últimos informes de sus empresas en línea, cuando de pronto la puerta comenzó a sonar, era extraño que alguien apareciera por ahí un sábado por la tarde, y más extraño que haya logrado pasar la seguridad sin que lo hubieran notificado, cuando él mismo llegó se percató de que no había nadie en el edificio, así que se acercó sigiloso para abrir. Gerardo, el asistente de su padre, entró con una expresión severa en el rostro, le había tomado demasiado tiempo llegar a él, Vicenzo fue muy cuidadoso y escurridizo cuando se enteró de que el empleado de su padre estaba en la ciudad, y pudo evadirlo por varias semanas, pero por fin Gerardo encontró el edificio donde sus empresas mantenían sus portales virtual y al verlo no pudo contenerse, -- Tu padre está harto de tus juegos, Vicenzo – le dice molesto, dejando caer un sobre con la letra de su padre por encima de la mesa, Vicenzo solo lo observa y levanta los hombros, que su padre lo busque era una gran novedad, pues en todos los años que vivió en el extranjero Reinaldo nunca lo buscó, nunca se apareció para saber como estaba, y menos para saber de él, pero era lógico que ahora lo hiciera, pues estaba el bendito contrato matrimonial que quería ligar con los Doménico. -- Él exige que cumplas tu compromiso con la nieta de los Doménico y no puedes negarte esta vez – insiste, mirando desafiante al joven Farrell, Vicenzo con los brazos cruzados y su acostumbrado mal humor en lo que asuntos de su padre se refiere, toma el sobre en sus manos y lo abre, en el encuentra una carta llena de amenazas y ultimátum, algo a lo que últimamente se había acostumbrado, solo hubo un momento en el que su rostro pareció reflexionar, fue un segundo, pero eso solo le bastó a Gerardo para darse cuenta que su propósito se cumplió. Vicenzo pareció tomar en serio a su padre y fue en la última parte de la carta, donde Reinaldo Farrell le confiesa a su hijo que tiene cáncer a los huesos, y que no le queda mucho tiempo para disfrutar de un heredero. Vicenzo se quedó mirando el documento, él estaba confundido, molesto e indignado, no podía creer que su padre mintiera de esa forma tan insultante sobre su salud, pero si era cierto también pensó ¿Por qué su padre no prefiere pasar ese tiempo conmigo, en lugar de obligarme a casar con alguien a quien no elegí? Vicenzo observa a Gerardo y este asiente, -- Es verdad, tu padre puede ser de todo, pero nunca mentiría sobre su salud – le dice el asistente y eso lo dejó más preocupado aún. Vicenzo observaba a Gerardo quien continuaba hablando sobre la deteriorada salud de su padre, cuando el rostro de una jovencita con quien pasó una encantadora y s*x ual noche apareció en su mente, Vicenzo era consciente de que le había prometido matrimonio a Via, su fiel compañera, pero ella había huido de él hace semanas y aunque intentó de todo para encontrarla, no pudo. El nombre Via no aparecía en ningún registro de migración, y no haber sabido su apellido lo hizo todo más difícil para él. También recordaba a la mujer que le entregó su virginidad la noche en que lo drogaron; por más que la buscó, tampoco la encontró. Ahora, el rostro de Vaiolet, la universitaria de la discoteca y la jovencita en su cama esta mañana, aparecía ante él, consiguiendo que una idea cruce por su cabeza. -- Dile a mi padre que no cumpliré su deseo – le dice a Gerardo devolviéndole la carta de su padre, el empleado iba a refutar cuando Vicenzo continúa, -- Tengo otros planes en este momento, y si es un heredero lo que mi padre quiere antes de morir, dile que no se preocupe, de eso me encargo yo – termina de decir, mirando desafiante al hombre frente a él. -- ¡Te volviste loco Vicenzo!, ¿quieres matar a tu padre antes de tiempo? – le pregunta indignado, pero Vicenzo niega con un movimiento de cabeza, -- No lo estoy, al contrario, loco estaría si caigo en su juego – replica, -- Él solo quiere un heredero con quien disfrutar sus últimos días de vida, entonces ve y dile que no se preocupe, yo me encargare de que lo tenga – esas palabras resonaron en su oficina, Vicenzo lo había pensado bien, él sabia que esa solo era una excusa de su padre para mover su corazón, pues si en realidad quería un nieto, no le importaría con quien. Gerardo salió de la oficina maldiciendo, estaba frustrado y molesto, sabía que no podría decirle todo lo que pasó a su jefe, además de que era cierta la enfermedad, no era que el viejo Farrell se estuviera muriendo, pero cuando se trataba de dinero y poder, ese hombre no media las consecuencias, y se había metido entre ceja y ceja que su hijo debía casarse con la nieta de los Doménico. Vicenzo se recostó en su silla, con la mente trabajando a toda velocidad. Tenía que encontrar a Vaiolet, la joven universitaria que había dejado una impresión tan profunda en él. Había sentido algo especial esa noche y sabía que no podía dejarlo pasar, él saca su teléfono y busca el contacto que solo esta mañana guardo. Vaiolet, mientras tanto, había decidido seguir adelante con su vida. Había pasado la noche con Vicenzo, y aunque no lo conocía en absoluto, algo en él le había dado esperanzas. Sin embargo, sus estudios y la necesidad de demostrar que podía valerse por si misma ante su abuelo y ante su salvador Vins ocupaban su mente, así que cuando llegó el mensaje de Vicenzo ella simplemente lo ignoró. ** Vaiolet cariño, son Vicenzo. Necesitamos hablar, quisiera proponerte algo interesante. Escríbeme o llámame por favor ** Vaiolet continuó su vida ignorando el mensaje, Vicenzo no quería parecer angustiado ni desesperado, ya había perdido a dos mujeres especiales en su vida, y luego de aquella noche no podía perder a una más, así que solo esperó a que ella se decida responder.
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